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El 'Ballo' verdiano vuelve a Las Palmas
El tenor Ramón Vargas y el barítono Carlos Álvarez, junto a las sopranos Rebeka Lokar y Leonor Bonilla y a la mezzo Judit Kutasi, atraen los focos
Las Palmas de Gran Canaria
Temporada Alfredo Kraus
Verdi: UN BALLO IN MASCHERA
26, 28, 30_04 (Teatro Pérez Galdós)
Riccardo: Ramón Vargas. Amelia: Rebeka Lokar. Renato: Carlos Álvarez. Ulrica: Judit Kutasi. Óscar: Leonor Bonilla. Samuel: Manuel Fuentes. Tom: Miguel Ángel Zapater. Silvano: Fernando Campero. Servo: César Morales. Giudice: Manuel García. O. Filarmónica de Gran Canaria. Coro de la Ópera de Las Palmas (Dirección: Olga Santana). Dirección: Francesco Ivan Ciampa. Dirección de escena: Daniele Piscopo.
El tenor Ramón Vargas y el barítono Carlos Álvarez, junto a las sopranos Rebeka Lokar y Leonor Bonilla y a la mezzo Judit Kutasi, ataren los focos sobre este título verdiano, que regresa a la temporada operística española para marcar el paso del ecuador del curso lírico grancanario de Amigos Canarios de la Ópera.
La ópera no deja de ser un reflejo de la vida, y lo actual de una trama escrita en 1833 demuestra que, en el fondo, algunas cuestiones no han cambiado tanto. De Gustave III, ou Le Bal masqué de Auber a Un ballo in maschera de Verdi, pasando por Il reggente de Mercadante hasta llegar a la actualidad, el impulso motriz de estos dramas teatrales sigue siendo prácticamente el mismo: aquel que enfrenta, en términos políticos –en este caso aderezados con las siempre chispeantes cuestiones de alcoba–, la lealtad y la fidelidad con la traición.
En el proceso sufrido por esta creación verdiana a causa de la censura con los sucesivos cambios de título pasando de Gustavo III a Una vendetta in domino y llegando al definitivo Un ballo in maschera, evitando ambientarla en Europa llevándola a una inofensiva y lejana Norteamérica y con el rey de Suecia transformado en Riccardo, conde de Warwick, el carácter de los personajes que dan vida a la obra nunca se ha perdido. El honorable y heroico tenor, el barítono convertido en su enemigo feroz, la atribulada soprano y la bruja oscura permanecen. Y en esos pilares se sostendrán las funciones de esta ópera que, a finales de mes, marcan el paso del ecuador de la actual temporada de la Ópera de Las Palmas de Gran Canaria después de haberse presentado, esta misma temporada pero en diferentes producciones y con otros intérpretes, tanto en Pamplona como en Palma.
Este título, una de las obras más redondas en la producción lírica del genio de Busseto, subirá al escenario del Teatro Pérez Galdós tras el éxito cosechado en 2013, y comandado, en los roles principales, por Ramón Vargas (Riccardo) y Carlos Álvarez (Renato), atrayendo los focos sobre esta partitura.

Una escena del tercer acto de este 'Ballo'
Dar vida a Riccardo es un auténtico tour de force que exige al cantante, en una decena de intervenciones, ser capaz de moverse con soltura por un amplísimo registro vocal si se quiere ser fiel a lo escrito por Verdi que, en algunos pasajes, incluso indicó pppp, algo así como pianissíssimo, en un fuerte contraste con los fragmentos más dramáticos. El papel, plenamente asentado en el repertorio de un tenor lírico como Vargas, ya permitió escucharle en España, entonces junto a Sondra Radvanovsky, en octubre de 2020 en el Teatro Real poco antes de desembarcar con ese mismo papel en el Teatro de La Maestranza de Sevilla.
Y primero a su lado y después frente a él, en los dobleces del enredo, los celos y la ira capaces de convertir al amigo en asesino, este Riccardo tendrá a un Renato de fuste, el malagueño Carlos Álvarez, también reconocido por este exigente rol que a finales de junio paseará por la Bayerische Staatsoper de Múnich. Paradigma del barítono verdiano, tendrá a su cargo quizás el aria más conocida de toda la partitura, “Eri tu”. Igual que suyo será el brazo ejecutor del desenlace final.
Verdi es generoso con los protagonistas de este baile de máscaras. Tanto en lo vocal –con las famosas “La rivedrà nell’estasi” del protagonista, o las grandes arias de Amelia, el personaje alrededor del que transcurre la acción (“Ecco l’orrido campo” o la doliente “Morrò ma prima in grazia”)– como en lo puramente teatral. Los escenarios incluyen el palacio del gobernador, la guarida de una hechicera, un patíbulo a media noche y un baile de máscaras en palacio, lo que ofrece un amplísimo campo de trabajo para la regia que en este nuevo montaje liderará Daniele Piscopo. El drama fluye plagado de sobresaltos pero de forma bastante coherente, y con un amplio número de ingredientes: un amor imposible, celos, traición y crimen bajo la luz sobrenatural de la hechicera y sus profecías.
Del lado femenino, Rebeka Lokar como Amelia y Judit Kutasi (Ulrica) componen los otros dos vértices del cuadrilátero en el que se dirime, con resultado fatal, el desencuentro entre Riccardo y Renato. La soprano sevillana Leonor Bonilla, Premio ÓPERA ACTUAL 2019, tendrá a su cargo el siempre agradecido personaje de Oscar, en un reparto que también incluye a Manuel Fuentes (Samuel), Miguel Ángel Zapater (Tom), Fernando Campero (Silvano), César Morales (Servo) y Manuel García (Giudice), siempre atento al talento local. Juntos pondrán el toque a la fórmula magistral de esta mascarada, una de las obras sobresalientes del segundo período verdiano, muy asequible para el gran público, con Francesco Ivan Ciampa a la batuta.– ÓA
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