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'Butterfly' cierra el curso de ABAO Bilbao Opera
Para ello contará con la puesta de largo de la soprano Maria Agresta en el rol protagonista, frente al Pinkerton de Sergio Escobar
ABAO Bilbao Opera
Puccini: MADAMA BUTTERFLY
21, 24, 27, 28, 30_05 (Palacio Euskalduna)
Cio-Cio San: Maria Agresta / Carmen Solís. Pinkerton: Sergio Escobar / Javier Tomé. Suzuki: Carmen Artaza. Sharpless: Damián del Castillo. Goro: Jorge Rodríguez-Norton. Kate: Marta Ubieta. Yamadori / Comisario: José M. Díaz. Tío Bonzo: Fernando Latorre. Bilbao Orkestra Sinfonikoa. Coro de Ópera de Bilbao (Dirección: Boris Dujin) Dirección musical: Henrik Nánási. Dirección de escena: Stefano Monti.
El drama japonés de Puccini regresa al curso abaísta esta vez para despedir el ciclo lírico bilbaíno que ha marcado el reencuentro con su público. Para ello contará con la puesta de largo de la soprano Maria Agresta en el rol protagonista, frente al Pinkerton de Sergio Escobar. También se anuncia una función extra en el ciclo Opera Berri.
El único fracaso en la brillante carrera operística de Giacomo Puccini ha acabado convertido, con el tiempo, en uno de sus mayores éxitos. Por más veces que se haya visto o escuchado, la música y la historia de Madama Butterfly siguen causando lágrimas y erizando la piel. Su poder evocador se mantiene intacto. Un dramma per musica de manual capaz de llenar teatros una y otra vez y cantera continua de nuevos públicos para las casas de ópera. También en ABAO Bilbao Opera. Sí. Las grandes obras de repertorio como esta, siempre un valor seguro, aparecen en las programaciones cada pocos años. Y siempre ganan. En el caso del curso abaísta, su última Butterfly bajó el telón hace siete años, y ahora regresa para despedir con honor la temporada número 70, la del reencuentro con el público tras los meses críticos de la pandemia. Qué mejor que esta heroína pucciniana, que lleva la esperanza del retorno como bandera, para hacerlo.
Porque Cio-Cio San es la absoluta protagonista de cada función, y desde su entrada en el famoso “Ah! Quanto cielo! Quanto mar!” prácticamente no desaparece de escena. Es una auténtica ópera de soprano. En el reparto bilbaíno, la mariposa que deja todo atrás para dirigirse a la abrasadora llama del amor lleva el nombre de Maria Agresta. Será su esperada puesta de largo en este papel de gran densidad vocal y dramática en un arco que pasa de la ilusión por el matrimonio de la joven geisha a la desesperanza del abandono, ya como Madama B. F. Pinkerton, hasta la dignidad de la aceptación de la única salida posible conforme a sus creencias. Un rol que pone a prueba las capacidades de cada intérprete y que, al final de cada función, cobra su precio emocional y físico.
Alfileres en el alma
Agresta es perfectamente consciente de ello. Por esa razón, según explica a ÓPERA ACTUAL, lleva “muchos años estudiando la obra, porque además de técnicamente sabía que tenía que aprender a manejar las emociones que movía en mí: cada nota y expresión son como alfileres que atraviesan mi alma”, confiesa la soprano, convencida de que “la belleza de las mujeres de Puccini radica en que no pueden dejar de conmoverte”. Son personajes, asegura, “que penetran bajo tu piel, invaden tu alma y te llevan al límite del sentimiento”. En ese caso, hasta el desgarrador final del último acto junto a su piccolo Iddio. La protagonista es, dice, “un ejemplo de dignidad, lealtad, dedicación y sentido del sacrificio por el bien de los que amamos”, asevera. Lista para enfundarse el kimono, su versión de la bimba dagli occhi pieni di malìa será “sencilla y compleja a la vez, rica en matices, llena de amor y pasión y sinceramente cercana a la idea de Puccini”, avanza.

Maria Agresta como Floria Tosca en el Teatro Real, junto a Michael Fabiano (Mario Cavaradossi)
Frente a la joven amante está la alargada sombra del teniente de la marina norteamericana que la hará su “esposa japonesa”, coprotagonista de la historia. Porque es él quien enciende la chispa del drama, no solo durante su corta presencia en el escenario –en comparación con la protagonista femenina–, sino a través del resto de personajes, en la espera y la distancia del segundo acto y buena parte del tercero. Será el tenor español Sergio Escobar quien dé vida a uno de los roles más odiados, por así decirlo, del repertorio. “Siempre intento encontrar el lado bueno de los personajes que voy a interpretar, pero en este caso es muy difícil”, reconoce el cantante, “aunque eso hace más fácil transmitir su compleja personalidad al público”, advierte.
Pinkerton encierra una gran exigencia, vocal, técnica e interpretativa, con una escritura “muy distinta de la verdiana, con más saltos y un fraseo más elástico”, describe el intérprete. Un personaje “más actual, por lo que la interpretación en Puccini tiene más peso que en la mayoría de óperas verdianas, a excepción de Don Carlo y Otello”, para hacer visibles en un corto espacio de tiempo musical los tres años que transcurren entre el Yankee vagabondo, aventurero y superficial del primer acto y el Pinkerton de los compases finales. “Un niño malcriado que, al final, llora por un juguete que él mismo ha roto”, opina Escobar. Un momento de redención “que Puccini no había escrito originalmente”.
El húngaro Henrik Nánási, director musical de la Komische Oper de Berlín entre 2012 y 2017, debuta en ABAO Bilbao Opera con esta propuesta escénica que firma el regista Stefano Monti, clásica en su concepto y que ya tiene una cierta edad. En España pudo verse en el Teatro de La Laboral de Gijón el verano de 2009, junto a la orquesta de la Ópera de Tiflis (Georgia), y combina imágenes de gran formato y unos llamativos abanicos con momentos de mayor delicadeza visual. Es una coproducción con el Teatro Comunale de Modena y el Teatro Municipal de Piacenza.– ÓA
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