Historia de la Ópera
ÓA 201. Historia de la Ópera VIII. La magia de Mozart
La historia y los protagonistas del género
Con Mozart la ópera clásica llega al límite por las innovaciones nacidas de su arte único y sublime. Hoy es uno de los autores más representados en todo el mundo desde su redescubrimiento a mediados del siglo XX.
En su breve existencia, Wolfang Amadeus Mozart (Salzburgo, 1756 – Viena, 1791) llegó a cultivar prácticamente todos los géneros musicales, con innovaciones que llevaron al límite la frontera del clasicismo sonoro. Sus valiosas aportaciones en el ámbito operístico propiciaron el nacimiento de la ópera de repertorio, siendo hoy uno de los autores más representados en los teatros líricos, sobre todo después de su redescubrimiento a mediados del siglo XX. En su incesante deseo de conocimiento, aprovechando el eclecticismo musical aprendido en sus viajes y con la intención de modernizar el género lírico, Mozart renovará la ópera bufa, la ópera seria y el Singspiel –una forma de ópera popular alemana de rasgos similares a la zarzuela– sin dejar de lado los preceptos de la reforma de Gluck.
En el siglo XVIII, la consigna de la Ilustración fue la educación y la naturalidad. La superstición cedía el paso al conocimiento científico, y la cultura dejaba de ser un privilegio de la nobleza. La proliferación de revistas y periódicos favoreció la difusión del pensamiento ilustrado y la ópera participó de esta explosión de conocimiento y cultura como método propagandístico de las ideas iluministas valiéndose de una música que debía atraer a la incipiente clase media que entonces llenaba los teatros. Los nuevos tiempos reclamaban orden, naturalidad y equilibrio, ingredientes que Mozart traducirá en melodías y armonías que aunarán la sencillez con el refinamiento. Su genio incontestable creará una dramaturgia con personajes de carne y hueso, definiendo los caracteres y emociones con melodías que hablan de la extracción social de los protagonistas.
Los actores mozartianos no son de cartón piedra, sino seres humanos reconocibles, con sus virtudes y sus miserias, con los que el público se puede identificar. La facilidad del salzburgués para la orquestación dará a las óperas un nuevo enfoque sinfónico, en el que los instrumentos no solo servirán para caracterizar teatralmente a los personajes, sino también para definir emociones y situaciones, logrando una perfecta unión entre sonido y palabra, reforzando la belleza de la línea melódica vocal. Con Mozart la orquesta se sitúa en un lugar privilegiado con respecto al libreto, acortándose la distancia entre el foso y el escenario.

Wolfgang Amadeus Mozart en el retrato póstumo realizado por Barbara Krafft en 1819

Mariusz Kwiecien y Andrea Silvestrelli en la escena final del 'Don Giovanni' dirigido por Robert Falls en la Lyric Opera de Chicago
Los personajes serios –como los aristócratas Donna Anna y Don Ottavio– se expresan con un canto refinado y elegante, que fluctúa entre el estilo galante y el afecto barroco. Los papeles cómicos –como los campesinos Massetto y Zerlina– utilizan un canto simple de estilo silábico. Los roles de mezzo carattere –como Donna Elvira– unen ambos mundos y utilizan elementos de uno y otro. Mozart rompe arquetipos al introducir elementos dramáticos en personajes cómicos y acorta distancias entre lo trágico y lo cómico. Para dotar de unidad a la trama, acaba con el desfile de recitativos y arias unificando la acción teatral y caracterizando personajes y situaciones con una música determinada para cada ocasión, lo que crea una convergencia de planos diferentes que agilizan el devenir dramático.
El 'Singspiel'

El príncipe Tamino, uno de los protagonistas de 'La flauta mágica', la ópera más popular de Mozart y una de las más representadas del repertorio. En la imagen, una producción de la Ópera de Seattle