ENTREVISTAS

Yolanda Auyanet: «Norma es el personaje del que más me cuesta desprenderme al terminar una función»

22 / 02 / 2021 - Lourdes MORGADES - Tiempo de lectura: 6 min

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Auyanet Yolanda Auyanet © Miguel BARRETO

La soprano española regresa al Teatro Real con un personaje que siente muy cercano, Norma, que debutó en 2016 y que en el coliseo madrileño interpreta encabezando el primer reparto de una nueva producción dirigida escénicamente por Justin Way y musicalmente por Marco Armiliato.

A Yolanda Auyanet el confinamiento le cogió a punto de debutar el papel de Lucrezia Borgia en la Ópera de Tenerife. La obra de Donizetti se canceló, y la soprano canaria, acostumbrada a no parar, no se tomó nada bien encerrarse en casa. La apatía se apoderó de ella hasta que vio aquella situación como una oportunidad para revisar y depurar lo que estaba haciendo. «Aproveché para hacer limpieza de vicios interpretativos que vas acumulando a lo largo del tiempo», recuerda, y confiesa que la Lucrezia Borgia que finalmente debutó en noviembre pasado en Tenerife fue muy diferente a la que había preparado en marzo de 2020. «En este trabajo de repasar encontré muchas cosas que hacía y debía depurar, y estoy muy satisfecha», señala a ÓPERA ACTUAL. Yolanda Auyanet regresa al Teatro Real encabezando el reparto de una nueva producción de Norma con dirección escénica de Justin Way y musical de Marco Armiliato, que el coliseo madrileño estrena el 3 de marzo. La soprano ha alternado desde el 1 de febrero las funciones de Luisa Fernanda en el Teatro de La Zarzuela con los ensayos de Norma en el Real, cuyo personaje protagonista dice sentir muy cercano y con el que a veces le resulta difícil controlar las emociones. «Norma es el personaje del que más me cuesta desprenderme al terminar la función», asegura.

ÓA: ¿Cuándo debutó el papel?

Yolanda AUYANET: En 2016, en el Theater St. Gallen, en Suiza.

ÓA: ¿Cuáles son para usted los retos vocales y dramáticos del personaje de Norma?

Y. A.: Todo el papel es un reto. Desde la primera aria, «Casta diva», compleja por su delicadeza y, sobre todo, porque es una aria muy conocida. La dificultad del bel canto reside en que todo el peso de la ópera recae en las voces. Melodías maravillosas y dificultades en las cabalette, agudos y, además, a todo ello hay que ponerle expresividad y un drama importante en la parte escénica, porque si al personaje no le das vida escénica se cae todo. La ópera es teatro con música. Norma es una mujer atormentada, que lleva una doble vida y que tiene un momento de locura total del que luego se arrepiente. Al final es capaz de un gran acto de generosidad y de redención. Es un personaje al que siento muy cercano y a veces es difícil controlar las emociones. Para mí, la mayor dificultad para la soprano en esta ópera es equilibrar la parte vocal con la dramática, porque es muy fácil dejarse llevar y si te abandonas, la parte vocal puede resentirse.

© Teatro Real / Javier DEL REAL

Como Vitellia de 'La clemenza di Tito' en el Teatro Real de Madrid

ÓA: ¿Se suele llevar a casa los personajes que canta en el teatro?

Y. A.: Quizá Norma es el que llevo más allá del teatro. Especialmente cuando debuté el rol, porque cuando debutas un personaje siempre estás más preocupado por darle vida. Incluso todavía me sucede ahora. Es del que más me cuesta desprenderme al terminar la función. Cuando salgo del teatro incluso me lo noto en la garganta y siento un peso en los hombros. También me sucedía con Violetta de La Traviata cuando la cantaba.

ÓA: ¿Solo le ha sucedido con estos dos papeles?

Y. A.: En realidad me ha pasado con todos los que he cantado. La parte que más me gusta de la ópera son los ensayos. Las funciones, si va todo bien, son una gran satisfacción, pero la parte que me divierte es ensayar. Soy muy generosa ensayando y me meto en la historia. Todos los personajes que interpreto los vivo intensamente y, por lo general, logro dejarlos en el teatro al terminar la función. Traviata y Norma me acompañan un rato al salir del teatro, pero con el tiempo y la experiencia he aprendido a no llevar esta carga todo el tiempo.

ÓA: ¿Qué importancia le da a la parte teatral de la ópera?

Y. A.: Para mí está a la misma altura que la parte vocal. Considero que el cantante de ópera es un actor-cantante, que en algunos momentos, debido a la dificultad vocal, necesita estar un poco estático. Cantar y actuar deben ir a la par, de lo contrario la ópera no tiene sentido.

“Norma es un reto. Desde la primera aria, “Casta diva”. La dificultad del bel canto reside en que todo el peso de la ópera recae en las voces”

ÓA: Hace unos siete años inició una ampliación de repertorio con nuevos papeles. ¿A medida que introducía nuevos roles iba dejando fuera otros?

Y. A.: Muchos de los que ya no canto actualmente no es porque los haya abandonado, sino por motivos de mercado. Yo estaría encantada de seguir cantando papeles de Mozart como Donna Anna de Don Giovanni o Fiordiligi de Così fan tutte, pero son papeles que ya raramente me ofrecen. Algunos no han salido de mi repertorio, están ahí, aparcados. De Idomeneo he hecho la Ilia, pero me gustaría cantar Elettra; me encantaría seguir haciendo a Vitelia de La clemenza di Tito, pero quizá identifican un tipo de repertorio con una voz y parece que si cantas Don Carlo ya no puedes cantar Don Giovanni. Ya no canto Lucia di Lammermoor, ni la Gilda de Rigoletto, y llevo algunos años sin cantar La Traviata, aunque me gustaría volver a hacerla ni que sea solo una vez más por curiosidad, pero no me la ofrecerán. Hay mucho repertorio por cantar, tantas obras maravillosas y tantos personajes por descubrir.

ÓA: Además de Violetta de La Traviata ¿hay otro de los papeles que ya no canta que cree que podría seguir interpretando?

Y. A.: Ahora mismo podría cantar la Gilda de Rigoletto, pero no tiene ningún sentido porque hay cantantes más jóvenes que yo que lo pueden hacer.

ÓA: ¿Ya ha incorporado a su repertorio todos los papeles nuevos que tenía previstos o todavía le quedan personajes pendientes por abordar?

Y. A.: Hay algunos roles de Verdi que todavía no he cantado y que me gustaría hacer, pero en realidad no tengo una lista de obras que quiero cantar antes de retirarme. Ya he hecho la Amelia de Simon Boccanegra, la Leonora de Il Trovatore y Desdemona de Otello, pero me gustaría interpretar a Amelia de Un ballo in maschera, a Elvira de Ernani y a Luisa Miller. El año próximo debutaré Giovanna d’Arco en una versión en concierto, y me hace mucha ilusión. Hay personajes que me gustan mucho, pero que no sé si llegaré a cantar porque todavía no son adecuados para mi voz, como la Lady de Macbeth, que ya me han ofrecido, pero que dije que no, y la Abigaille de Nabucco. Quizá en el futuro las cante, ya veremos.

© Miguel BARRETO

Yolanda Auyanet

ÓA: ¿Y el repertorio francés?

Y. A.: Es un repertorio que siempre me ha apasionado y creo que a mi voz le va muy bien. Me hubiera gustado hacer la Juliette de Roméo et Juliette, la Marguerite de Faust o Manon. He estado muy centrada en el repertorio italiano y eso me ha encasillado. Del repertorio francés he hecho la Micaëla de Carmen y la Sophie de Werther, he cantado muchas arias en francés en recitales y el año pasado canté el Don Carlos en la versión francesa que, pese a haber interpretado la versión italiana, es como aprender una nueva ópera porque tiene partes musicales diferentes y un acto más, pero sobre todo porque las frases y las respiraciones son diferentes. No te sirve lo que has aprendido y el acto de Fontainebleau en la versión francesa obliga también a hacer cambios en la concepción del personaje. Fue un trabajo duro, pero muy interesante.

ÓA: ¿Está satisfecha de la manera en la que ha evolucionado su voz?

Y. A.: Sí, nunca la he forzado, ha seguido su curso natural. Ha hecho la evolución que me imaginaba. Nunca me consideré una soprano lírico-ligera, aunque tenía facilidad para el agudo y el sobreagudo siempre tuve perfectamente asumido que los roles de lírico-ligera que hacía no los iba a mantener hasta el final de mi carrera.

“Hay mucho repertorio por cantar, tantas obras maravillosas y tantos personajes por descubrir”

ÓA: ¿Qué es lo que más le gusta de la ópera y de la zarzuela?

Y. A.: Es mi vida. Lo que más me gusta es estar en el escenario y ver que el público se emociona. Lo que he echado de menos durante los meses de confinamiento ha sido estar en el teatro. Cuando ya no pueda estar en el escenario no sé qué voy a hacer. Me tendré que reinventar.

ÓA: ¿Le interesa la docencia?

Y. A.: Me interesa, pero no me veo enseñando a cantar desde cero. Soy más de ayudar con el estilo a quien ya canta, a preparar un papel.– ÓA