ENTREVISTAS

Thomas Adès, compositor: “No soy un compositor de ópera nato”

01 / 03 / 2022 - Antoni COLOMER - Tiempo de lectura: 6 min

Print Friendly, PDF & Email
Thomas Adès El director, pianista y compositor Thomas Adès © L’Auditori / May ZIRCUS
Ian Bostridge / operaactual.com Bostridge y Adès recibiendo la ovación tras su interpretación de 'Winterreise' © L'Auditori / May ZIRCUS

Son pocos los creadores actuales que pueden ver sus óperas calificadas de clásicos contemporáneos. Uno de ellos es Thomas Adès, autor de títulos aclamados por público y la crítica. El compositor, director y pianista realizó en noviembre de 2021 una estancia de una semana en el Auditori de Barcelona para dirigir un programa con la OBC e interpretar el Winterreise junto al tenor Ian Bostridge. Este mes su música vuelve a los atriles en Cleveland, Turín, Múnich, Bolzano, Viena, Moscú y Budapest.

Por Antoni COLOMER

Thomas Adès, nacido en Londres en 1971, es uno de los compositores de mayor talento y solicitados de su generación. Su obra abarca todo tipo de géneros, desde música de cámara hasta ópera y el ballet. Pese a que afirma no considerarse un compositor de ópera vocacional, sus creaciones en este género –Powder her face, The Tempest y The exterminating angel–, ya se han convertido en clásicos contemporáneos. En esta entrevista exclusiva reflexiona sobre su relación con la lírica, un encuentro realizado en noviembre del año pasado durante la semana que el Auditori de Barcelona dedicó a su figura, cuando subió al podio de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) e interpretó al piano el Winterreise de Schubert junto al tenor Ian Bostridge.

Durante su trayectoria Adès ha escrito composiciones de todo tipo, pero destacan sus tres óperas. “Nunca me he considerado un compositor operístico nato”, aclara. “Desde niño he sido un enamorado del Lied y la música orquestal, pero la ópera me intimidaba. Las primeras representaciones a las que recuerdo haber asistido fueron de Pelléas et Mélisande, con 11 años, y Tristan und Isolde a los 13. Me causaron una gran impresión, pero también me perecieron muy largas y monumentales. ¡Y no cabe duda de que lo son!”, asegura. Y continúa: “No fue hasta más tarde, cuando descubrí las óperas de Janácek o Berg, autores que me parecen universales e intemporales, cuando quedé fascinado. Nunca he sido un enamorado de las óperas del gran repertorio, aunque me encanta Puccini. Mis gustos son un tanto particulares en ese sentido. Más que un autor o un estilo me interesan obras concretas o aspectos aislados. Una de mis óperas favoritas es Les Troyens, de Berlioz. O, por ejemplo, de la producción de Britten, siento absoluta debilidad por una obra considerada menor como Albert Herring que contiene pasajes que me hacen llorar. Mi vinculación con la ópera no es tanto con la tradición centroeuropea o germánica como con los extremos continentales, desde Francia hasta el este”.

ÓPERA ACTUAL: Su primera ópera, Powder her face (1995), es un clásico. ¿Como fue su creación y estreno?

Thomas ADÈS: Nunca pensé que tuviese la repercusión que ha tenido. Fue producto de una colaboración con Philip Hensher y se estrenó en Cheltenham en 1995. La compuse en muy poco tiempo, ¡aún hoy me sorprendo cuando lo pienso! La idea me la propuso Hensher, excelente periodista y escritor. Queríamos desarrollar el tema de la caída en desgracia, el derrumbe de un personaje de alta posición social y nos inspiramos en el divorcio de los duques de Argyll, que en Inglaterra causó gran revuelo en los años 60. Fue muy bien acogida en líneas generales, a pesar de que ciertas personas se ofendieron debido a algunas escenas, especialmente la de la famosa felación. Desde mi punto de vista, esa escena, como toda la obra, es una metáfora sobre la opresión de esa mujer en ese matrimonio y creo que el tratamiento musical de la escena es muy sutil, pero aquella puesta en escena era bastante explícita y causó gran revuelo. De Powder her face se han hecho más de 40 producciones en todo el mundo, pero mi favorita es la que creó Carlos Wagner y que se pudo ver en Bilbao. De hecho, es la única de mis óperas que se ha representado en España.

ÓA: Su segunda ópera es The Tempest. Para un compositor inglés, ¿crear una obra a partir de Shakespeare supone un reto o un deber?

T. A: Con The tempest, precisamente, el principal obstáculo que encontré fue el lenguaje, el texto. La obra de Shakespeare, sobre todo algunos de sus monólogos, son tan conocidos y te condicionan de tal modo que tuve la necesidad de buscar otro enfoque. En ese sentido fue clave la adaptación de Meredith Oakes, que simplificó los versos de Shakespeare en la línea de aquellas ediciones que se hacen en Inglaterra para niños y que yo había representado en mi infancia. O sea que, en cierto modo, es una adaptación de la obra de Shakespeare y, al mismo tiempo, no lo es. Para mí fue más fácil, como compositor, trabajar a partir de ese nuevo material.

Tempest Adès Met 'The Tempest' de Adès en su estreno en el Met © Metropolitan Opera
Adè Powder Pizzi Bolonia 'Powder her face de Adès con dirección de escena de Pier Luigi Pizzi © Teatro Comunale di Bolonia

Equilibrio entre las voces

ÓA: ¿Cuál es su metodología en lo que se refiere a la elección de la tipología de voz para cada personaje?

T. A: En buena parte es un proceso instintivo. Cada personaje posee su voz, aunque es importante encontrar un equilibrio entre ellas. En The Tempest solo hay un personaje femenino, Miranda, y muchos masculinos. Por eso introduje un coro femenino buscando el equilibrio. Otro reto fue poner voz a un personaje como Ariel, que no es humano, sino un espíritu aéreo. y que acabé escribiendo para soprano ligera. O Calibán, a quien no quise atribuir características monstruosas en la línea del Fafner wagneriano, sino situarlo en una esfera más bien aristocrática y está destinado a un tenor.

ÓA: En 2016 estrenó la que por ahora es su última ópera, The exterminating angel, basada en la famosa película de Buñuel. ¿Qué le motivó del film para convertirlo en una ópera?

T. A: El proyecto de The exterminating angel es anterior a The tempest y se remonta a 2004. Mi relación con la obra de Buñuel es muy intensa porque mi madre era historiadora especializada en el movimiento surrealista. Por ese motivo conozco las películas de Buñuel desde mi infancia y siempre me han fascinado, forman parte de mi imaginario. Por un lado, me parecían muy divertidas y, por otro, aterradoras. ¡Creo que era un niño un poco raro! Cuando me planteé escribir una ópera sobre la película parecía que los derechos de autor iban a ser un obstáculo y el proyecto se aparcó, pero más tarde me enteré de que Stephen Sondheim estaba trabajando para adaptarla como un musical. De hecho, mi primera idea era hacer una opereta al estilo de Die Fledermaus, lo que podríamos denominar una horror operetta, pero finalmente desembocó en una ópera que se acabó estrenado en el Festival de Salzburgo.

ÓA: ¿Está ya trabajando en algún nuevo proyecto operístico?

T. A: La verdad es que no. Mi último proyecto escénico ha sido un ballet, Dante, y ahora quiero centrarme en formas más pequeñas, en la música de cámara. Además, eso me permite pasar más tiempo en casa con mi familia, que es lo me apetece. ÓA