ENTREVISTAS

Sara Blanch: “Los nuevos repertorios son retos que me hacen crecer como artista”

01 / 09 / 2022 - Antoni COLOMER - Tiempo de lectura: 6 min

Print Friendly, PDF & Email
Sara Blanch Sara Blanch

El pasado verano triunfó con Adina en el Festival Rossini in Wildbad y en septiembre inaugurará, por segunda vez consecutiva, la temporada del Gran Teatre del Liceu, esta vez con Don Pasquale. A partir de ahí, la agenda de Sara Blanch durante 2022 está repleta de debuts y de proyectos apasionantes en escenarios del prestigio del Maggio Musicale Fiorentino o del Teatro Real de Madrid. La soprano de Darmós (Tarragona), uno de los talentos más apabullantes de la nueva generación de cantantes españoles y Premio ÓPERA ACTUAL 2016, se está consolidando como una de las grandes del género.

La primera vez que fui al Festival de Wildbad de Alemania fue en 2015, formando parte de su Accademia rossiniana. Recuerdo que me sentía muy inexperta, trataba de observarlo todo y aprender. Luego volví para cantar Le Comte Ory, Matilde di Shabran y, este verano, hice Adina (ver crítica), una farsa muy poco conocida. Evidentemente, esta vez ya tuve la sensación de llegar con un bagaje y una perspectiva muy distintas respecto de aquel hoy lejano 2015. Echando la vista atrás, me doy cuenta de que 2021 fue un año decisivo en mi carrera, aunque en el momento no lo percibí porque todo sucede a gran velocidad. A finales de 2020 el Teatro Real me llamó para una sustitución en Un ballo in maschera y luego canté Falstaff en Les Arts, y fueron dos experiencias importantes. Después llegaron retos como Lucia di Lammermoor en Palermo, el concierto en el Festival de Salzburgo con Currentzis y Ariadne auf Naxos y ahora La flauta mágica (Ver crítica) en el Liceu.

Mientras preparaba Zerbinetta en Viena recibí una propuesta del Maggio Musicale para cantar una ópera de Cherubini. Me hizo mucha ilusión, pero estaba un poco a la expectativa porque, aunque se trate de grandes teatros, nunca sabes qué ambiente de trabajo y humano vas a encontrar, aspectos muy importantes para mí. En seguida me sentí a gusto y a continuación me ofrecieron la parte solista de la Cuarta Sinfonía de Mahler con James Conlon y luego Orphée et Euridyce, de Gluck. Para mí, que nunca hice un Opera Studio, el Maggio ha supuesto algo parecido, pero a un nivel profesional. Ahora en Florencia me siento como en casa y vuelvo en 2023 para cantar The Rake’s progress, de Stravinsky con Daniele Gatti, un reto bellísimo pues es un tipo de música que no he cantado y que, como en el caso de Ariadne auf Naxos, siento que me hace crecer como artista.

© Festival Donizetti / Gianfranco ROTA

Sara Blanch como Marie en 'La fille du régiment' en Bérgamo

Cuando me proponen un nuevo papel, antes de aceptar me aseguro de que encaje con mi tesitura y de que me sienta cómoda cantándolo. Si tengo alguna duda pido opinión a mi mánager o a mi profesora, pero siempre soy yo quien toma la decisión. El próximo será un año de nuevos roles y cantaré por primera vez La sonnambula, una ópera que creo que me puede acompañar muchos años, además de la Ophélie, de Hamlet, en Oviedo.

Mientras pueda quiero mantener en mi repertorio papeles de soprano ligera y, progresivamente, evolucionar hacia un perfil más lírico, como el de Lucia, que como decía, ya canté en Palermo, o Marie, de La fille du régiment (ver crítica) que hice en el Festival Donizetti de Bérgamo (en este enlace, crítica de la edición den DVD), que recuerdo como una experiencia especialmente emotiva.

Cada vez siento más el peso de la responsabilidad, aunque en algunos casos más presión que en otros. Abrir la temporada del Liceu, que es como mi casa, y debutando un rol protagonista, en alemán y tan difícil como Zerbinetta, supuso todo un reto. Como la Reina de la Noche, son papeles extremos que requieren un punto extra de atención. Bromeando con mi mánager, un día comenté que hay papeles que, mientras los preparo y los interpreto, solo puedo beber agua, con otros me permito tomar una cerveza de vez en cuando y con unos pocos, los menos, hasta un tequila. ÓA