ENTREVISTAS

Pretty Yende en el Palau de Les Arts de Valencia: “Cantar es como una especie de participación colectiva”

12 / 01 / 2022 - Helena MATHEOPOULOS* - Tiempo de lectura: 6 min

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prettyyende-operaactual Pretty Yende
pretty yende / operaactual.com Pretty Yende © Gregor HOHENBERG

En el espacio de una década en que consiguió ganar tres de los más acreditados concursos de Europa en 2009, 2010 y 2011, Pretty Yende se encaramó a la cima del firmamento operístico. Tras su triunfal debut en el Metropolitan de Nueva York en 2013 siguieron sus apariciones en Viena, Milán, Londres, París, Madrid, Barcelona y los grandes teatros alemanes en unos momentos en que la Covid tenía paralizada la actividad operística. La belleza de su instrumento, básicamente lírico, y la luminosidad que alcanzaba incluso en el registro agudo y en una capacidad para la coloratura que nunca acusaba sequedad, se unieron a una atractiva presencia y a un vigor escénico excepcional para convertirla en una de las sopranos preferidas del público actual, que en enero actuará en Les contes d’Hoffmann del Palau de Les Arts y la próxima primavera volverá a la Royal Opera House como Violetta en la histórica producción para Traviata de Richard Eyre y como la Norina de Don Pasquale.

 

* Agradecemos a Opera Now la reproducción de esta entrevista aparecida en la edición de enero en la revista inglesa  www.operanow.co.uk

Conocí a Pretty Yende en Nápoles el verano pasado el día anterior al recital que debía ofrecer en el legendario Teatro de San Carlo. Estaba encantada de hacerlo gracias a la invitación del nuevo director artístico del coliseo, Ilias Tzempetonidis, de quien diría que “es una de las personas que me ha formado como artista y gracias a las cuales soy la que soy”.  Llegaba sin aliento tras subir unas escaleras que le recordaban las de Mimì en La Bohème, lo que me hizo preguntarle si tenía previsto incorporar ese papel a su repertorio, lo que en este momento hubiera representado un peligro para un registro agudo ideal para las obras belcantistas.

Me llegan constantemente ofertas en ese sentido, pero prefiero por el momento disfrutar de mi Rossini y de los demás papeles del bel canto como Lucia, la Adina de La Sonnambula, Norina o la Marie de La fille du régiment . Ya con mi reciente Traviata tuve la sensación de estar cruzando barreras, pero procuro que la transición sea lo más suave posible”.

© ROF / Amatio BACCIARDI

Juan Diego Flórez y Pretty Yende en 'Ricciardo e Zoraide' en el Rossini Opera Festival

Yende irradia una sensación de placer cuando canta que nunca da la sensación de sufrir ansiedad o escuerzo. ¿Es así? “La ansiedad se produce siempre por el sentido de la responsabilidad que supone el poseer estos dones, pero poco a poco puede irse dominando. El temor que antes me paralizaba conseguí vencerlo desde mi interior, que es de donde nace la música. Decidí actuar desde la calma y desechar toda energía negativa antes de disponerme a entrar en escena para participar en algo realmente hermoso. Lógicamente, con el tiempo, la experiencia y una mejor disposición técnica todo resulta más fácil”.

El impacto de 'Lakmé' en Sudáfrica

Yende nació en la remota comunidad de Piet Retief en la provincia oriental de Mpumalanga de una rural Sudáfrica. Era la mayor de cuatro hermanos, una de los cuales, Nombuelelo estudia también para cantante de ópera, hija de padre taxista y de madre dedicada a la enseñanza. Se cantaban himnos todos los días en familia bajo la dirección de su abuela, que instruiría también a Pretty en la música gospel de camino a la iglesia o la escuela, un lugar descubierto en el que los niños debían sentarse en el suelo, lloviese o hiciese sol. Allí, obvio es decirlo, no se recibía instrucción musical de clase alguna. “Yo no sabía siquiera lo que era un piano”. Pero ahora que pienso en ello, está convencida de que el cantar a cappella le resultó muy útil. Recuerda aún con placer la sencillez de la comunidad en que vivía y la sensación de vivir al aire libre. “Vivía en un pueblo en el que, si tenías dos manzanas, una era para otro” declararía a Vogue hace unos años, y de hecho añora aún aquel tipo de vida, hasta el punto de haber aprovechado la escasa actividad artística propiciada por la Covid-19 para volver al lugar de sus orígenes en cuanto le ha sido posible. Aún hoy, cuando se prepara para una actuación, le gusta incluir en la comida especias que le recuerdan sus primeros años, donde se forjaría la profunda espiritualidad que le liga a su don, que es como suele referirse a su voz.

"Al oír el dúo de Lakmé se sintió fascinada por el sonido del canto operístico porque 'no imaginaba que le fuese posible a la voz humana sonar de aquella manera'"

Estimo que cantar es como una especie de participación. Recuerdo que cuando con 16 años oí por primera vez el Dúo de las flores de Lakmé por la televisión en el anuncio publicitario de British Airways me sentí sobrecogida por la felicidad. Era algo tan hermoso que me dije a mí misma que yo también podría transmitir ese sentimiento. Esa es la razón por la que, cuando participé más tarde en los concursos de canto, quise poner en evidencia que yo también existía y que necesitaba hacer partícipes a los demás de esa dicha. Pero esas mismas experiencias me demostraron que ya estaría para siempre rodeada de esa misma grandeza y que debía sentirme cómoda con ello”. Al oír el dúo de Lakmé se sintió fascinada por el sonido del canto operístico porque “no imaginaba que le fuese posible a la voz humana sonar de aquella manera” y al preguntárselo a su maestra ésta le explicó que había una forma artística llamada ópera. Inmediatamente quiso ser instruida para poder cantar de aquella manera. Pero no había piano en la escuela, ni mucho menos una orquesta y el teatro de ópera más cercano estaba a muchas millas de distancia. Por suerte el Gobierno incorporó en 2001 la ópera en los currículos escolares y, como es lógico el dúo de las flores de Lakme fue lo primera que Pretty cantaría.

Siguió participando en los concursos interprovinciales y al año siguiente ganó uno de ellos, lo que le sirvió para ingresar en el Colegio Musical de Sudáfrica en Ciudad del Cabo, donde empezó a vérselas con los rudimentos de la música. Las enseñanzas fueron positivas, pero su voz fue considerada esencialmente lírica sin que se pusiera en evidencia su fenomenal extensión en el registro superior. Tras graduarse con buenas notas, llegó al convencimiento de que el futuro de una carrera empezaba con su traslado a Europa, por lo que decidió participar en los concursos internacionales, llegando a ganarlos en todos los casos desde el Belvedere de Viena en 2009 hasta el Vincenzo Bellini en 2010, el Operalia de Plácido Domingo en 2011 o el Concurso Caballé en 2016.

'Un diamante en bruto'

Siguieron dos años en la Academia de La Scala para cantantes jóvenes, donde finalmente emergió su capacidad para la coloratura en las clases con Mirella Freni,quien me orientó hacia el repertorio belcantista. Me dijo que mi voz tenía una fluidez increíble y que si quería asegurar la duración de mi carrera no sería con papeles plenamente líricos que podían no ser convenientes para mi voz –yo tenía 22 años para entonces– sino que debería primero estudiar bel canto, que es la mejor escuela para llegar después al repertorio lírico”.

Pese a este valioso consejo, su época en la Academia no fue precisamente feliz. “No me lo pasé bien. No podía hacerme a la idea de que en un mundo tan bello como el de la música hubiese gente tan desaprensiva. Yo llegaba desde Sudáfrica con el corazón abierto y deseosa de aprender y lo que pretendía de mí es que cerrara mi corazón para protegerme. Aún hoy día me duele esa experiencia, que estuvo a punto de hacerme regresar a casa. En un momento me encontraba llorando en los escalones de La Scala cuando Ilias Tzempetoninis (antes de su etapa en París había sido director de casting en Milán) me preguntó qué me ocurría y cuando le hablé de mi propósito de volver a casa me dijoVen a mi despacho’. Era ya tarde pero me llevó con él y me mostró unos carteles de Maria Callas en los personajes de Lucia, Norma, Anna Bolena y otros y me dijo: llegará un día en que también los cantarás. Era evidente que había visto en mí algo que no todos podían ver, y en sus palabras se refirió a ‘un diamante que aún no ha sido tallado pero que ya anuncia su brillo en la superficie’. Seguidamente me puso en contacto con Mariella Devia, quien me enseñó a tener confianza en mí misma y a volver a amar al canto. Estudiamos Lucia, I puritani, La Sonnambula y toda una serie de personajes rossinianos con los que disfruté mucho. Empezamos con Lucia y ella me dijo:Pretty, no estoy segura de que sea un papel para ti, pero lo estudiaremos y ya veremos’ y eso dicho por alguien que había sido una de las más grandes Lucias de su época a alguien que ni siquiera barruntaba que podía tener esos agudos. Eso ocurría en los años 2011-12, un año y medio antes de mi debut en el Met, y yo aún me debatía en la inseguridad de mis fuerzas, pero ella supo descubrir lo que había en mí. Los cantantes famosos no suelen tener ese tipo de generosidad, pero ella me abrió esa puerta y aunque no tuve muchas clases con ella –unas cinco en total– ya desde la primera lección me infundió la fe de que podía hacerlo, poniéndome su propio ejemplo aunque insistiendo en que yo debía hacerlo a mi manera: ‘No hay que buscar la artificialidad, pues todo depende de la propia naturaleza, pues de ella nace la voz y la hace distinta de las demás. Me enseñó algunos ejercicios vocales e insistió en que si yo exageraba el sonido en las medias voces, con ello pondría en peligro la estabilidad del agudo, recomendándome además que utilizara siempre mi voz auténtica”.

© The Metropolitan Opera House

Pretty Yende como Lucia en el MET

“Al igual que mi maestro en Sudáfrica Angelo Gobato me confirmó que nadie es perfecto. ‘Se trata de buscar la verdad en cada ópera y revelarla a los demás. Si se puede conectar con el público, se está en el buen camino’”. Gobato también le había enseñado a moverse en escena. “Así fue como descubrí que me gustaba actuar. El decía que yo debía decidir qué tipo de actriz quería ser, porque hay artistas de todo tipo. Yo soy una actriz instintiva y dejo un margen para advertir la verdad en todo momento, pues para llegar a la posible perfección debe resolverse el conflicto entre la actriz y la cantante”.

El triple rol de Offenbach en Les Arts

Pretty Yende está impaciente por su próximo desafío, las tres heroínas de Les contes d’Hofmann de Offenbach en este mes de enero en el Palau de Les Arts de Valencia, reto que le exige el máximo como actriz y como cantante y que ya está preparando. Con su facilidad para los agudos y su brillante capacidad para la coloratura se puede anticipar en ella a una impactante Olympia y sus recientes éxitos como Violetta aseguran su emotiva incorporación de Antonia. Pero ¿y la Giulietta? ¿No será un papel demasiado grave para ella? “Ya veremos. Cuando me llegó la oferta pensé que era el momento adecuado. La voz está cambiando y pronto dejaré de sentirme cómoda en la Olympia, de modo que ha llegado el momento de ampliar mi repertorio. Además, me gusta cantar en francés, lenguaje con el que me familiaricé cuando estudiaba Manon, Leyla y Juliette, porque entiendo que es provechoso hablar los idiomas en los que canto, tanto en lo personal como en lo lingüístico”.

Musicalmente Offenbach escribe de manera diferente para cada una de las tres voces: la música describe para Olympia un sonido increíble, casi etéreo en sonido y en la coloratura, mientras la música para Antonia es lírica. He cantado ya dos papeles, Manon y Violetta, que pueden considerarse una progresión natural para la Antonia, lo que me da una cierta seguridad, pero Giulietta representa el máximo reto, cosa que deseo explorar pues hay mucho de nostálgico en su música y en la Barcarola. Probablemente hay en ella cierta desilusión en su pasado, lo que la lleva a su actual cinismo. Como artista, hay que encontrar la verdad en la nostalgia y en la melancolía, que quizá contenga una cierta esperanza. Hay algo muy francés en ella. Las tres heroínas son interesantes tanto en el aspecto vocal como en el interpretativo, y en este último debe manifestarse sobre todo, lo que espero resolver durante los ensayos buscando un común denominador en todos ellos. El crecimiento y la experiencia que se derivan de ello son inapreciables”.

La verdad en escena

¿Depende su concepción de un rol del punto de vista del director de escena? “Sí, por supuesto. Y si se llega a una producción ya existente, tu interpretación ya está en parte definida. Yo intento tener siempre una buena relación con los registas para poder trabajar juntos sin problemas; algunos de ellos son muy flexibles en este particular, pero hay otros que insisten en imponer sus puntos de vista, afirmando que es el que vale y basta. Y hay veces en que, quizá por el color de mi piel, se obstinan en negar mi propia aportación… Hasta que comprueban la reacción del público. Sólo entonces llegan a convencerse”.

© Opéra national de Paris / Charles DUPRAT

Pretty Yende en la nueva producción de 'La traviata' de la Opéra de París firmada por Simon Stone

Su mejor entendimiento a este respecto ocurrió en la Ópera de París en un hilarante Barbiere y en una Traviata de Simon Stone especialmente concebida para ella. “Me sentí feliz y agradecida por el hecho de que alguien de su condición preparara algo para mí en la que me sentí completamente segura en sus manos. Cuando después hice la Traviata en Palermo no hubo tiempo para ensayar cosas nuevas, por lo que decidí seguir al don (la voz) y todo acabó siendo maravilloso. Recuerdo que en una crítica se llegó a decir que yo había sido una de las mejores intérpretes de Violetta después de la Callas, lo que puede comprender que resultó muy satisfactorio para mí, porque su arte me he inspirado siempre. No suelo tener ídolos pero la forma en que Maria sabía narrar una historia siempre me ha impresionado y me gustaría poder decir que he sido una de las artistas que ha seguido ese mismo camino. No se trata de la perfección, que quizá no exista, pero sí de la verdad. Hay que entender muy bien esto si se quiere adquirir cierta popularidad. Eso es lo que quiere el público: saber de la verdad y de verdad. Se puede pretender ser quien se quiera en la vida ordinaria, pero en cuanto pisas un escenario no se puede ocultar nada. Se está desnudo. Y la voz se convierte en la esencia de lo que realmente eres y ello se hace evidente para todo el mundo”.

¿Hay algún papel que no quisiera morir sin hacerlo hecho? “Lo hay. Es el de Norma”.- ÓA