ENTREVISTAS

Mikeldi Atxalandabaso, tenor: “No se me caen los anillos por hacer papeles secundarios”

01 / 09 / 2020 - Antoni COLOMER - Tiempo de lectura: 2 min

Print Friendly, PDF & Email
Como Mime en 'El oro del Rin' en el Teatro Real de Madrid © Teatro Real / Javier DEL REAL
Un irreconocible Mikeldi Atxalandabaso como Monostatos en la cinematográfica producción de 'La flauta mágica' de Barrie Kosky en el Teatro Real de Madrid © Teatro Real / Javier DEL REAL

Sigue los pasos de una gran estirpe de tenores de carácter, como la de los míticos Piero de Palma o Josep Ruiz. De formación y vocación belcantista, Mikeldi Atxalandabaso ha sabido redirigir su carrera convirtiéndose en uno de los especialistas más solicitados, con presencia en teatros como el Real de Madrid, la Royal Opera House de Londres, el Festival de Salzburgo y, en un futuro próximo, La Monnaie de Bruselas. Se considera un obrero de la ópera. Eso sí, un obrero de lujo.

Normalmente estudio en el Conservatorio, pero durante el confinamiento lo hice en casa y los vecinos no se quejaron. Aproveché ese período para estudiar Maitena, una ópera de Charles Colín. Con la Sociedad Coral y la Sinfónica de Bilbao estamos preparando un proyecto de recuperación de música vasca. Es increíble que hoy no exista una grabación de una obra como Mirentxu.

"'Pagliacci' en Londres iba a ser mi segunda producción en la Royal Opera. También falló Salzburgo, pues debería haber cantado 'Tosca' este verano con Netrebko y Eyvazov"

En marzo y abril debería haber cantando Pagliacci en Londres. Iba a ser mi segunda producción en la Royal Opera tras un Guillaume Tell que tuve que cancelar por temas de salud. Una lástima. También falló Salzburgo, pues debería haber cantado Tosca este verano con Netrebko y Eyvazov. Aunque estudiaba música desde los nueve años, lo que me gustaba era jugar a fútbol. Entré en la Sociedad Coral de Bilbao y canté mi primer solo, el Aita Gurea de Madina. A raíz de ahí me fueron dando trabajo y poco a poco empecé una carrera en la ABAO bilbaína y en Oviedo. En 2008 llegó el Pescador de Guillaume Tell en A Coruña con Alberto Zedda, un papel importante que repetí en Ámsterdam (2013) abriéndome una carrera internacional.

Kraus es un referente, aunque hay que entender bien su técnica para no estrechar la voz y los armónicos. Cada uno tiene que ver lo que le funciona. Yo, a día de hoy, sigo buscando y aprendiendo. También admiro a Gedda o Pavarotti –la voz más espectacular– y a colegas como Flórez, Osborn o Alagna.

Del bel canto romántico he evolucionado a papeles de carácter. Yo sé dónde estoy. Soy un obrero de la ópera y no se me caen los anillos por hacer papeles secundarios. Soy carne de escenario y en ese sentido me lo paso mejor haciendo esos roles que de protagonista. Si te haces un nombre en ese sector no te falta trabajo. Admiro mucho a Josep Ruiz, un mito del tenor de carácter con una voz preciosa. O a Francisco Vas, un amigo.

Cada papel hay que saber cómo enfocarlo. En papeles de carácter a menudo la orquesta suena en tutti y es importante que la voz se oiga. Ahí puedes incidir en el metal, pero en otros casos tienes que buscar más la carnosidad y la belleza de la voz. No es lo mismo Bardolfo que Beppe.

Que Joan Matabosch me propusiese cantar Mime, de El oro del Rin, en el Teatro Real de Madrid, fue una sorpresa. Es un papel corto de gran intensidad. Evidentemente no es el Mime de Siegfried, que son palabras mayores. Pero si me lo ofrecieran con tiempo para prepararlo me encantaría. Como Herodes en Salome, aunque me veo joven para ese papel.

Con los directores musicales y de escena he aprendido a tener paciencia. En el mundo de la ópera hay élites y a menudo no tratan del mismo modo a protagonistas y secundarios. Lo entiendo, pero es importante el respeto. En cambio, es un placer trabajar con Pappano o con Armiliato, que no tienen el marketing que tienen otros, pero son grandes directores.

En la nueva normalidad los teatros siguen a la expectativa. Los aviones van llenos, pero se limitan los aforos en diferentes eventos culturales… Mi esperanza es que todos podamos vivir de nuestra pasión.