ENTREVISTAS

Marina Abramović, directora de escena: "Maria Callas me apasiona"

01 / 03 / 2023 - Helena Matheopou - Tiempo de lectura: 5 min

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7deathsofmariacallas-operaactual-liceu (2) Una escena de '7 deaths of Maria Callas' en su estreno absoluto en la Bayersiche Staatsoper de Múnich © Bayerische Staatsoper / Wilfried HÖSL

El Liceu barcelonés estrena en España 7 Deaths of Maria Callas, de la icónica artista conceptual Marina Abramović. Tras el estreno de la obra en Múnich en 2021, la performer se mostraba feliz ante el resultado de su debut en el mundo de la ópera con una obra que combina música, teatro y vídeo. Es un tributo de amor a Maria Callas, presencia que ha obsesionado a la artista serbia en los últimos 60 años. 

Recuerda Marina Abramović que su fascinación por la Callas empezó cuando oyó su voz por vez primera en la radio, en Serbia, cuando tenía 14 años. “Me quedé transfigurada, inmóvil, y empecé a llorar”, asegura. “Era una voz profundamente emotiva. Pregunté quién podía cantar con esa intensidad. Oí el nombre de Maria Callas y en aquel momento quise saberlo todo sobre ella. Mi infancia no fue fácil, con una madre siempre diciéndome lo que tenía que hacer, y esta fue solo una de las muchas coincidencias que descubrí que tenía con ella. La mayor de todas, sin embargo, es la de que Callas murió con el corazón roto. También lo tuve yo, y ello casi me llevó a la muerte”. Considera que 7 Deaths of Maria Callas es la obra “más feminista que he concebido hablando de corazones rotos, algo terrible para una mujer. Y, sin embargo, como dije antes del estreno, de esa afección una se puede curar, aunque lleva tiempo. Esa curación es muy importante para mí y confío en que la gente pueda verse reflejada en esta obra y llegar a la curación”.

La obra que se verá en Barcelona (ver artículo en este enlace) fue un encargo de los teatros de París, Atenas, Berlín, Nápoles y Múnich, ciudad, esta última, donde se estrenó el 23 de septiembre de 2021 ante un público con gran presencia de jóvenes y con las limitaciones que imponía entonces la pandemia. Ya ha podido verse en todos los teatros coproductores, ganando interés, como es lógico, en el año del centenario del nacimiento de Maria Callas.

© Bayerische Staatsoper / Wilfried HÖSL

Una escena fe '7 deaths of Maria Callas' en su estreno absoluto en la Bayersiche Staatsoper de Múnich

Pero esa pasión por la legendaria cantante, ¿ha convertido a la artista en amante de la ópera? ¿Asiste a representaciones? Asegura que no es así “porque se trata de espectáculos aburridos. Por eso quise crear un nuevo tipo de ópera, algo distinto para las nuevas generaciones que suelen pasar de la ópera. Pensé en este enfoque para ayudarles a descubrir el género. Y eso fue lo más increíble que ocurrió en Múnich, porque el teatro estaba lleno de gente joven. Una ópera suele durar varias horas, y la atención de los jóvenes no da para tanto. Pero es una de las formas artísticas más antiguas, nacida cuando el cine, la televisión o los juegos de vídeo no existían. El sentido del tiempo era distinto en el arte. Ahora hay que hacer más llevadera esa experiencia –al igual que la muerte, mi tema principal, es un acto breve– sin que se pierda la idea central de la muerte por amor. Y como en una ópera hay que esperar un mundo para llegar a las arias más bellas, mi obra, que dura una hora y media, es como una caja de bombones en la que van seguidas. Todas mis heroínas mueren de amor, pero en circunstancias distintas, desde la enfermedad (La traviata), lanzándose al vacío (Tosca), siendo estrangulada (Otello) o acuchillada (Carmen), mediante el harakiri (Madama Butterfly), víctima de la locura (Lucia di Lammermoor) o del fuego (Norma)”.

Marina Abramović: "Surgió la idea de que las cantantes salieran vestidas de sirvientas para representar a Bruna, la fiel doncella de la Callas a la que dejaría todos sus bienes –junto a su mayordomo Ferruccio– y a quien tuvo siempre a su lado en momentos de gloria y sufrimiento"

La obra empieza con una obertura atmosférica y ensoñadora del compositor serbio Marko Nikodijevic, durante la cual se ve a Abramović como si fuera Callas agonizando en su apartamento de París. Luego la artista encarna a las siete heroínas en una serie de hipnotizantes vídeos mientras siete sopranos cantan las arias correspondientes. “Surgió la idea de que las cantantes salieran vestidas de sirvientas para representar a Bruna, la fiel doncella de la Callas a la que dejaría todos sus bienes –junto a su mayordomo Ferruccio– y a quien tuvo siempre a su lado en momentos de gloria y sufrimiento. Así creé siete Brunas que se reúnen en la segunda parte para ordenar la alcoba de Callas después de su muerte. Y me sentí feliz cuando Riccardo Tisci diseñó esos uniformes nada espectaculares para ellas”.

En Tosca aparece la imagen de Abramović lanzándose no desde el Castel Sant’Angelo, sino desde un edificio, dando la sensación de caída. “No es tan peligroso caerse o saltar y sentir la sangre en tus venas mientras estás en el aire. Se tiene tiempo para sentir o amar para siempre, pero solo existe la sensación de volar. Lo peligroso es la llegada al suelo, claro. Esto me lo inspiró una noticia de una joven que se suicidó arrojándose desde el Empire State el día de su compromiso matrimonial. Esa imagen se me quedó grabada, y en el vídeo que hicimos en Los Angeles soy yo misma la que caigo. Tuve que ensayarlo varias veces”.

En la muerte de Desdemona aparece el actor Willem Defoe –está en las siete muertes como símbolo de Onassis– que enrosca una boa viva sobre Abramović y que acaba en su garganta. “La idea era representar a Onassis matando la voz de Callas por estrangulamiento”, aclara la artista. En Carmen, una Abramović vestida de torero obliga a Don José a dar vueltas a su alrededor y luego toma un cuchillo para cortar la cuerda. “Es lo que Carmen quiere hacer, cortar lo que la liga a él. Pero como sabemos, él acaba volviendo el arma contra ella”. Butterfly muere por efecto de la radiación originada por una bomba atómica, como símbolo del ataque de Estados Unidos (Pinkerton) al mundo japonés. “Una figura que representa a un niño –que ignora que su madre está muriendo– la envuelve con una bandera. En el momento en que se desprende de su atuendo antinuclear, ella muere. Aquí no seguí las indicaciones sobre el harakiri del libreto original porque esta es una ópera sobre la época moderna”. 

Entre el hedor de la carne quemada

En Norma se produce el efecto más estremecedor. “Como decía, un corazón herido es la afección más terrible para una mujer, y Norma es el mejor ejemplo, una druida poderosa que se enamora de un general enemigo con el que ha tenido hijos. Por él traiciona a su pueblo pero él se encapricha de una joven sacerdotisa. Lo único que Norma puede hacer es ofrecerse en sacrificio, uniéndose a él en la hoguera. Pollione-Onassis marcha hacia el suplicio con un vestido dorado y ella lleva un atuendo masculino, pues en ese momento es ella quien manda”. Aquí, como en Tosca, el texto de Abramović es espeluznante: “Dirigiéndose hacia el fuego, paso a paso, la piel se agrieta y los ojos se llenan de lágrimas pero el paso sigue inflexible entre el hedor de la carne quemada, la ceguera y el pelo en llamas”.

Al final de la primera parte, tras las siete muertes, Marina Abramović aparece vestida con el vestido dorado, mientras la voz de Callas se oye por primera y única vez en toda la ópera cantando “Casta diva”. “Sabemos que ha muerto, pero su voz no lo hará nunca, pues vivirá para siempre”. Abramović cierra el espectáculo con su propia actuación como Callas en su lecho de muerte, en el apartamento parisino en el que vivió sus últimos nueve años completamente aislada.

© Bayerische Staatsoper / Wilfried HÖSL

Una escena fe '7 deaths of Maria Callas' en su estreno absoluto en la Bayersiche Staatsoper de Múnich

La artista afirma que la película Maria by Callas de Tom Wolf la hizo enfadar con la diva. “Allí ella habla de tener un hijo y de dejarlo todo por este objetivo. Y no se tiene derecho a hacer eso cuando se posee una voz tan fabulosa. Es un regalo que hay que compartir con los demás. Sé por lo que tuvo que pasar y probablemente de no haber sido por mi trabajo yo hubiera podido acabar como ella. Fue una egoísta cuando lo dejó todo por Onassis. Dejó de ensayar y se dedicó a las fiestas y a la bebida, pero cuando Onassis perdió el interés por ella, porque ya tenía lo que quería, Callas trató de reanudar su carrera. La voz, sin embargo, que siempre había cuidado cuando estuvo casada con Meneghini, estaba ya irreparablemente arruinada”.

En esta obra, como en muchos aspectos del resto de su producción, Abramović se enfrenta a toda una serie de experiencias dolorosas con una especie de abandono masoquista. ¿Por qué? “Existen tres temores en la vida: al sufrimiento, al dolor y a la muerte. Yo me sitúo ante el público como un espejo. Si yo puedo superar esos tres temores, quizá también los demás puedan hacerlo” ¿Y lo ha conseguido? “La verdad es que ahora me siento más feliz que nunca. Tengo 76 años y vivo cada día de mi vida como si fuese el último. Disfruto cada momento. Hicimos un programa con Bob Wilson titulado La muerte de Marina Abramović y después hice las de Callas. ¡Basta ya de muertes! Ahora solo hago obras sobre la vida. Cosas alegres, placeres sencillos como plantar árboles frutales en el jardín con la esperanza de hacer algún día las mermeladas que hacía mi madre; algo que alegre la vida”. El único deseo que puede formularse en relación con esta admirable y simpatiquísima mujer es decir “Amen”.– ÓA