ENTREVISTAS

María José Montiel: "No quiero que mis alumnos me imiten. Que sean ellos mismos"

01 / 04 / 2021 - Gema PAJARES - Tiempo de lectura: 6 min

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Montiel Berlín María José Montiel, en su aula de profesora de canto en Berlín

Es catedrática de canto desde 2019 en la Universität der Künste de Berlín, la más grande de Europa y una de las más antiguas. La mezzosoprano madrileña, que habla de sus alumnos y la enseñanza, empieza este mes el semestre de verano en las aulas y  continúa con su carrera en este tiempo tan  complicado en el que subirse a un escenario es un acto casi heroico.

Carmen, Leonora, Oktavian, Dalila, la Duquesa Federica, Amneris, Dulcinea, Dorabella. Ella ha sido todas estas mujeres y unas cuantas más. Les ha dado su alma y su voz. Ha sido y sigue siendo. También dio vida, en el Teatro de La Zarzuela de Madrid y en el Principal de Palma, a María Moliner. Allí, quién sabe si la maestra de las palabras, la autora de un diccionario hecho a base de tesón y de robarle horas al sueño, le susurró al oído a María José Montiel que la enseñanza la aguardaba.

"El canto es la voz del alma y eso es lo que les doy en mis clases. Ni me guardo ni me reservo, les ofrezco todo lo que tengo"

El semestre, en la Universität der Künste de la que es catedrática de canto desde 2019, dura hasta julio. Es uno de los centros universitarios más antiguos y laureados de Europa. Un ejemplo de pedagogía. Por sus aulas pasó, por ejemplo, Clara Schumann. También Kurt Weill, Claudio Arrau y Otto Klemperer, nombres de una larga lista de ilustres al que se suma el mallorquín Miquel Capllonch. Fue la Universidad, que fundó Federico de Prusia en 1869, la que se puso en contacto con ella. Le ofrecieron la posibilidad de ser profesora en sus aulas. «Me propusieron acceder a la cátedra de canto. Yo no me había planteado algo así, pero pensé, ¿y por qué no?», cuenta la cantante a ÓPERA ACTUAL. Y ahí empezó el periplo, la prueba en Alemania, la clase para cinco alumnos. Sumó puntos que esté en activo y su sólida carrera internacional. «Cantar era opcional, pero decidí hacerlo», añade. Y después de un tiempo, la mezzo ya tenía la plaza. «Llegó a mí. Y lo recibí como un regalo».

Cuando se le pregunta qué significan las clases no lo duda: «Se han convertido en una vocación. He superado lo que esperaba y me han abierto otro mundo de conexión con la música y la felicidad. Me levanto cada día y estoy deseando llegar a la Universidad para ver a los chicos. El canto es la voz del alma y eso es lo que les doy en mis clases. Ni me guardo ni me reservo, les ofrezco todo lo que tengo». En Berlín vive el tiempo que dura el curso. Cuando recuerda cómo fue esa primera vez no olvida dos pautas básicas: «Les pongo a respirar lo primero y después les pregunto dónde cantan. Nos entendemos muy bien. Es el momento en que les conoces. Tener mi propia clase es una bella sensación, como un amanecer. Tengo, además, un aula con mucha luz», sostiene con orgullo.

Trabajar el ego

La pandemia ha hecho que las clases tuvieran que ser durante un tiempo online, pero desde octubre son presenciales. El master en el que se insertan sus clases dura dos años y los alumnos, que son nueve o diez, tienen entre 23 y 30 años. Montiel les enseña a respirar, a dirigir el aire donde nace, «y desde ahí a lanzarlo. Trabajo todo lo que técnicamente puedo aplicar a cada uno. Yo no quiero que me imiten, sino que tengan su propia interpretación y sentimiento, el suyo, no el mío», señala. E insiste en la humanidad a la hora de enseñar: no hace sino seguir la estela que sus profesoras le enseñaron: «Le doy mucha importancia a la parte emocional, pues la voz está muy conectada con los sentimientos. Dominar tu voz lleva un tiempo y me parece fundamental trabajar esa parte de la emoción», explica quien se define como «una columna de la que puedan aprender y en la que se apoyen. Tengo una carrera de casi 35 años y he pasado por lo que ellos viven ahora». Trabaja el ego, visible en algunos y oculto en otros; y trata de comprender, por ejemplo, a esos alumnos que se autoboicotean a pesar del enorme talento que guardan. «Les doy total confianza para que me sientan como un apoyo extra. Yo soy así, es mi carácter».

Ella aprendió de Ana María Iriarte y de Olivera Miljakovic la importancia de lo emocional en el canto: «Lo que yo recibí es lo que estoy dando. Mi teléfono está abierto para lo que necesiten. No les voy a olvidar porque es un compromiso que tengo. Dar clase cada día es como otra misión que la vida me ha mandado y que acepto con alegría y agradecimiento». ¿Y qué recibe María José Montiel de este grupo de jóvenes? «Tantísimo… Cariño, ilusión. Es un flujo muy fuerte. Dar clase de canto resulta una experiencia muy íntima. La voz está ligada al alma y se establece una relación especial entre el profesor y el alumno».

María José Montiel rodeada de los alumnos de su última promoción en la berlinesa Universität der Künste, en enero pasado

En plenas facultades

Además, la mezzosoprano madrileña lleva la música española allá a donde va: «Me siento en la obligación de ser una embajadora. Nunca valoraremos como deberíamos esa riqueza cultural que tenemos. He tratado de difundirla dentro y fuera de España y ahora quiero empezar con la música contemporánea. Y llevarla a la Biblioteca de la Universität der Künste. A través de la embajada también vamos a promover más nuestra música», y cuenta que para finales de año tiene un proyecto de cantar música española en una de las salas más importantes de Berlín.

“Me siento en la obligación de ser una embajadora de la música española. No valoramos como deberíamos la riqueza cultural que tenemos”

¿Ha llegado a pensar en abandonar el escenario por el aula? Y Montiel, que contagia su energía a través del teléfono, contesta rápida: «Mientras esté en voz y siga teniendo ilusión no voy a dejar de cantar, pues siempre ha sido mi deseo más profundo. Ahora, en el momento en que note que mi voz flaquea, no voy a quedarme para cantar mal, eso no lo voy a hacer nunca. A mi familia les he dicho que si llega un día en que no me oyen bien que me lo digan. Ahora estoy plena de facultades». -ÓA

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