ENTREVISTAS

Llorenç Caballero: De la temporada 2023-24 de BCN Clàssics "Les diría que no se han de perder ningún concierto"

03 / 10 / 2023 - Fernando SANS RIVIÈRE - Tiempo de lectura: 6 min

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Caballero BCN Llorenç Caballero © BCN Clàssics

El director general y artístico del ciclo de conciertos barcelonés Llorenç Caballero (Barcelona, 1962) nos descubre la nueva temporada de BCN Clàssics y su extensa trayectoria en el mundo musical como instrumentista, gestor y director artístico o como fundador de la editorial musical y del sello discográfico Tritó.

La VIII edición de BCN Clàssics dará inicio el próximo 17 de octubre en el Palau de la Música Catalana con el violinista ruso Maxim Vengerov acompañado al piano por Roustem Saitkoulov al piano frente a un programa dedicado a Robert y Clara Schumann, Brahms , Alexey Shor y Prokófiev. Un ciclo que nos comenta su director general y artístico Llorenç Caballero «que apuesta por las grandes orquestas, directores e instrumentistas (Ver programación completa).

¿Qué destacaría del VIII ciclo de BCN Clàssics que va del 17 de octubre con Vengerov al 27 de mayo de 2024 con la pianista Hélène Grimaud?

De los ocho conciertos de la temporada, la verdad, les diría que no se han de perder ninguno. Pero quizás el de Zubin Mehta, que se hubo de cancelar el año pasado por enfermedad, y que ahora vuelve a dirigir, pero ya con una edad en la que seguramente no le quedan al público barcelonés muchas ocasiones de disfrutarlo en vivo y con un programa y orquesta como el que ofrecerá el 28 de enero de 2024 con la Orquesta Filarmónica de Múnich interpretando la Segunda y Cuarta Sinfonías de Brahms. También me hace una especial ilusión el concierto de Gianandrea Noseda al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional de Washington y con una solista como la violinista Hilary Hahn con un programa precioso como es el concierto para violín de Korngold o la Quinta Sinfonía de Shostakóvich, que es espectacular como la dirige Noseda (16 de febrero de 2024).

Hace muchos años que no viene a Barcelona el violinista Maxim Vengerov o la pianista francesa Hélène Grimaud que se reencontrará con el público de Barcelona con un programa Beethoven, Brahms y Bach. Cuando programas una temporada como la de BCN Clàssics consideras que cada uno de los ocho conciertos vale la pena por el intérprete, las formaciones o el programa musical y por tanto ya sea Renaud Capuçon con la Orquesta de Cámara de Lausanne (16 de noviembre), la Novena de Beethoven con el Orfeón Donostiarra y la Orquesta ADDA dirigida por Josep Vicent (13 de dicembre), la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak con la Filarmónica Checa y Semyon Bychkov (7 de marzo de 2024) o Ton Koopman y la Orquesta Barroca de Amsterdam con un programa Bach (29 de abril de 2024), todos ellos más que recomendables.

¿Cómo gestor y director musical qué es más relevante del programa de un concierto para que sea más interesante para el público?

En cuanto a lo que me preguntas si el público prefiere directores, solistas, formaciones o programas, recuerdo que Neville Marriner me comentó hace años, cuando estaba en Mineápolis dirigiendo la Minnesota Orchestra [1979-1986] que hicieron un estudio mediante encuestas para ello y salió como número uno el programa, el segundo el solista, el tercero el director y por último la orquesta o formación musical y yo personalmente creo que funciona así, lo que más tira es el programa, después el solista, el director y la orquesta.

Pero una vez dicho esto, si la formación es la Filarmónica de Berlín pasa a número uno y aunque tenga influencia el programa y el director no es tan importante, lo mismo con una cantante como Anna Netrebko, después importa menos con qué orquesta o pianista está acompañada o el programa. En cuanto al programa hay más público interesado en un concierto sinfónico que en uno de música de cámara, por supuesto, ya que siempre la de cámara es más minoritaria, pero como todo, es relativo, ya que viene Lang Lang y se vende más que una orquesta importante.

 

© Maggio Musicale Fiorentino / Michele MONASTA

Zubin Mehta en la inauguración de la sala que lleva su nombre el Florencia

Iniciaste tu carrera musical como instrumentista y poco tiempo después ya fuiste decantándote como gestor musical. ¿Cómo fue este proceso?

Inicié mis estudios musicales con la flauta travesera en el Conservatorio del Bruch de Barcelona y en La Haya (Holanda), posteriormente toqué en la Orquesta de Euskadi y en la de Las Palmas y participé en la JONDE. En ésta última fui delegado de los músicos y cuando se estaba creando la Orquesta de Cadaqués, yo ya había trabajado además en grupos de cámara e incluso había creado una pequeña orquesta en Holanda y tenía una cierta fama entre los músicos de colaborar entre ellos y la dirección de la JONDE. Por ello cuando el alcalde de Cadaqués, Miquel Figueras -un personaje muy melómano- decide en 1988 dar un paso más para diferenciarse de otros festivales que habían ido surgiendo como el de Perelada y crear una orquesta, algo que quería hacer el entonces director musical de la JONDE Edmon Colomer, se piensa en coger a elementos que habían trabajado con él en la JONDE e incluso instrumentistas de EE.UU. donde él había estudiado. Así, me vi metido en la organización del proyecto, al poco tiempo empecé a buscar patrocinios para mantenerla, además de la venta de entradas, ya que era una organización privada que el Ayuntamiento contrataba anualmente para el Festival de Cadaqués. Sin darme mucha cuenta fui dejando la flauta para pasar al lado organizativo de la orquesta.

Repertorio propio y jóvenes directores con talento

¿Cómo conseguisteis dar viabilidad a la Orquesta de Cadaqués y que se convirtiese en una formación de renombre en el país?

Desde el principio apostamos por dos grandes vías para dar a conocer la orquesta: un repertorio diferente más local como las oberturas de Fernando Sor, Ramon Carnicer o las Sinfonías de Carles Baguer, ello nos llevó a buscar los manuscritos, preparar las partituras y por ello acabé creando la editorial musical Tritó, por necesidad para tener buenas partituras para interpretarlas y al darlas a conocer para otras orquestas que las solicitaban, también se dedicó a programar obras contemporáneas, que también editábamos, Obras de Xavier Montsalvatge, Jesús Rueda, Hèctor Parra, Jesús Torres, Luis de Pablo o Joan Guinjoan, entre otros, y por el mismo motivo, cuando quisimos grabar ese repertorio histórico y contemporáneo acabé creando un sello discográfico con el mismo nombre. La otra vía fue el Concurso de dirección musical: no teníamos dinero para contratar a grandes directores. Pero si relacionábamos la formación orquestal con jóvenes de gran talento, pensábamos pasarían los años y algunos llegarán a ser grandes directores y por tanto hicimos una inversión a medio y largo plazo que funcionó muy bien. El concurso se hacia cada dos años y en la segunda edición, en 1994, ganó Gianandrea Noseda y tres años más tarde le ofrecimos la titularidad de la Orquesta de Cadaqués, donde estuvo muchos años y además tocó el último concierto en 2019, manteniendo una gran relación que nos dio visibilidad, también con Gennady Rozhdestvensky o Philippe Entremont que apadrinaron el proyecto y se convirtieron en directores principales invitados, y con otros ganadores del certamen que la dirigieron y hoy mantienen un gran prestigio como Vassily Petrenko, Lorenzo Viotti, etc.

 

De cadaqués a Ibermúsica y a BCN Clàssics

Desde la gestión de la Orquesta de Cadaqués llegaste a Ibermúsica, germen de la que nace BCN Clàssics, ¿Fue así?

Al tener que buscar conciertos para la Orquesta de Cadaqués invité en una ocasión a Alfonso Aijón -fundador y propietario de Ibermúsica- a un concierto en Figueras para que la escuchase, había más gente en el escenario que entre el público, pero le gustó y nos contrató y desde principios de los noventa fuimos a madrid al ciclo de Ibermúsica cada temporada y aquello fue un perfecto aparador para que nos conociesen otros programadores españoles que también empezaron a contratarnos.

Años después, en 2015, tras una crisis económica importante que afectó a los abonados y finanzas de Ibermúsica, me incorporé a un equipo de cinco personas que ha ido creciendo desde entonces hasta más de una veintena y que ahora, cuando se inicia la 54ª temporada presenta, nada menos, que unos 25 conciertos cada temporada en Madrid y otros 50 por toda España, aprovechando el paso de estas formaciones por el país y repartiendo los costes entre todos los programadores. Por ejemplo, este curso se ofrecen dos conciertos de la London Symphony en Madrid y luego gira por Zaragoza, Barcelona y Alicante. Yo me incorporé para potenciar este tipo de giras. Además, un par de años después de mi incorporación empezamos a desarrollar la agencia de artistas con Mónica Royuela, sobre todo porque los mismos directores musicales, instrumentistas y ahora cantantes nos pedían que no tenían nadie que les representase. BCN Classics tuvo tres ediciones en el MNAC en un ciclo de verano que se inició con Neville Marriner y Pepe Romero en la sala Oval, pero no tuvo continuidad por falta de patrocinios. Entonces cuando me incorporo a Ibermúsica pocas orquestas de su ciclo venían a Barcelona, algunas pasaban por el Palau 100, pero la gran mayoría no y por ello creamos ya la temporada BCN Classics en 2015 y esta temporada será, como hemos comentado, la VIII edición en Barcelona.

 

¿BCN Clàssics en el Palau de la Música Catalana o el Auditori?

Con los años se ha ido consolidando BCN Clàssics con sus conciertos en el Palau de la Música y en el Auditori, dependiendo del tipo de formaciones en uno o en el otro, pero en ocasiones al estar las salas ocupadas no siempre es posible elegir. En Madrid Ibermúsica lleva 54 ediciones consolidado con un gran número de abonados y con un solo espacio que es el Auditorio Nacional y en Barcelona el hecho de contar con dos espacios es diferente, a pesar de que programamos con gran anticipación y ya están reservadas las temporadas 2024-25 y 2025-26. Este curso 2023-24 excepcionalmente toda la programación es en el Palau de la Música, en parte por coincidencia de fechas en el Auditori. En Madrid tras más de medio siglo tenemos dos ciclos el Arriaga y Barbieri con unos 1.600 abonados de las 2.400 localidades del Auditorio Nacional y aquí en el futuro podría hacerse algo parecido manteniendo un ciclo en el Palau y otro en el Auditori, pero necesitamos que se consolide con los años, especialmente el número de abonados que es todavía bastante menor para alcanzar las tres cuartas partes de abono de Madrid que es bastante ideal, contando que el Palau de la Música tiene unas 1.800 localidades y casi 2.200 el Auditori, nos hace falta todavía un recorrido para tener muchos abonados y poder programar con tranquilidad e ir aumentando el número de espectáculos si es necesario en futuras ediciones.

Paralelamente a la temporada de BCN Clàssics seguimos apostando por la programación de proximidad con el ciclo Km0, donde damos a conocer intérpretes y autores del país.