ENTREVISTAS
José Bros, tenor: “Me afectó mucho la muerte de Edita Gruberova. Ella fue clave en mi carrera”
Este mes de febrero será el protagonista de Los gavilanes en el Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo, un título que cantó por primera y única vez en los albores de su carrera. Desde entonces, paso a paso y a través de arduo trabajo, José Bros ha venido realizando una trayectoria modélica y se ha consolidado como referente absoluto de la lírica española. Su reciente triunfo en el Liceu de Barcelona con Rigoletto confirma que el tenor vive un momento de gran madurez, tanto vocal como interpretativa.
Han pasado más de 33 años de aquellos Gavilanes que canté en Palma de Mallorca, mi primer contacto con el mundo profesional de la lírica. Fue un momento muy importante en mi carrera, como también el que considero mi debut oficial, que fue en la Ópera de Sabadell con Don Ottavio del Don Giovanni. Hace exactamente 30 años, lo cual me hace pensar que algo estamos haciendo bien.
He quedado muy satisfecho del reciente Rigoletto en el Liceu. Me hubiese gustado hacer más funciones, pero no fue posible. Ojalá ello signifique una mayor presencia durante las próximas temporadas en un teatro que considero como si fuera mi propia casa. Queda pendiente un Evgeni Onegin que se tuvo que cancelar por la Covid-19.
Es evidente que, en los inicios de mi carrera, mi voz era de lírico ligero y que con el tiempo ha evolucionado. Ahora me considero un tenor lírico y he trabajado mucho el centro y el grave para que la voz suene con la misma presencia en todos los registros, sin perder nunca las notas agudas y sobreagudas.
En los últimos años he incorporado obras como Un ballo in maschera, Don Carlo o Simon Boccanegra a mi repertorio, pero siempre abordándolos a través de mis características vocales y, sobre todo, cuidando que esa evolución no me impida volver a cantar Rigoletto o Lucia. Como decía mi profesor, el maestro Puig, son algo así como mi ITV. Por ahora las sigo cantado, lo cual me hace pensar que hay Bros para rato.

Josep Bros como el Duque de Mantua en el 'Rigoletto' del Liceu de Barcelona
En el escenario se aprende mucho, pero también se adquieren vicios si no vas con cuidado. La voz es egoísta y a veces te lleva por caminos que hay que controlar y, si es necesario, reconducir. Yo grabo y repaso todas mis funciones y para cada papel trabajo ejercicios vocales específicamente adaptados.
El próximo personaje que incorporaré a mi repertorio es el protagonista de Les contes d’Hoffmann, un papel muy exigente. Sin haber cantado tantos años los roles belcantistas más difíciles, que te aportan una base técnica sólida, sería imposible asumir retos como Hoffmann. También estoy inmerso en el estudio del Maurizio de Adriana Lecouvreur, que me encantaría tener la oportunidad de cantar.
Me afectó mucho la muerte de Edita Gruberova, una persona clave en mi carrera y a la que me unía una gran amistad. Aquella Anna Bolena con la que debuté en el Liceu sustituyendo a última hora a un colega cambió mi vida. Edita debutaba también el papel y, desde entonces, me quiso siempre a su lado en el repertorio belcantista. Tuve la suerte de cantar mucho tanto con ella como con Mariella Devia, dos monstruos vocales y dos referentes en ese repertorio. De Edita destacaría, más allá de sus cualidades vocales únicas, su obsesiva profesionalidad. De Mariella, la perfecta posición de la voz a través de la uniformidad absoluta en la emisión de las vocales.
Es importante que los teatros españoles valoren la calidad de los cantantes de aquí y potencien sus carreras, porque eso acaba repercutiendo en el beneficio de todos. Un momento tan duro como el de la pandemia era la ocasión perfecta para dar más oportunidades a la lírica española, que tiene enorme calidad. ÓA
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