ENTREVISTAS

Giancarlo del Monaco: "Tebaldi tenía dos veces la voz de Callas"

04 / 02 / 2022 - Gema PAJARES - Tiempo de lectura: 6 min

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gianrcarlodelmonaco-operaactual Giancarlo del Monaco, en un homenaje a su padre Mario del Monaco en Milán
Del Monaco Armiliato / operaactual.com Del Monaco dirigiendo a Fabio Armiliato en 'La Fanciulla del West' en Roma © Opera de Roma / Corrado M. FALSINI
Gancarlo Del Monaco / operaactual.com Giancarlo Del Monaco cuando era intendente de la Ópera de Tenerife © Ópera de Tenerife

El director de escena, que conoció muy bien a ambas divas, recuerda a la soprano italiana al cumplirse el centenario de su nacimiento. Su padre, el legendario Mario del Monaco, compartió escenario muchas veces con la voce d’angelo, así como excepcionales grabaciones que han quedado para la historia de la lírica. Esta entrevista se enmarca dentro de la celebración de los 100 años de Renata Tebaldi, que ÓPERA ACTUAL conmemora con un amplio reportaje en ÓA 254 (febrero).

Giancarlo del Monaco es un testigo privilegiado de una época dorada de la lírica. Director de escena, de teatro y de su propia vida, que no es tarea baladí, recuerda, ahora que se cumple el centenario del nacimiento de la gran Renata Tebaldi (ver este enlace), a la soprano portentosa que fue. Frecuentaba su casa, la de los Del Monaco, trabó amistad con su madre y fue pareja escénica y discográfica de su padre, con quien grabó discos históricos inolvidables. A ella la trae a la memoria cercana, tanto como si fuera una tía de la familia, una mujer amable, delicada y bondadosa con la que compartió más de dos confidencias y con quien estuvo en contacto hasta su muerte.

ÓPERA ACTUAL: ¿Qué recuerdos le trae el nombre de Renata Tebaldi?

Giancarlo DEL MONACO: Muchos, muchos. Otra voz como la suya no ha habido. La conocía desde niño por la amistad que ella tenía con mi padre, con quien cantó por primera vez. Recuerdo que cuando estuve enfermo de tuberculosis a los cinco años y tuve que guardar reposo ella venía a verme a casa siempre con un juguete. La consideraba una mujer de mi familia, como si fuese mi tía. Mi padre era el más mayor de los cantantes de su generación.

ÓA: ¿Era una cantante especial?

G. d. M.: Lo era. Ya lo demostró con 16 años, que poseía una garganta prodigiosa. Aún conservo la grabación que ella le envió a mi padre para que la escucharan en Decca, hacia finales de los años cuarenta del siglo pasado. Mi padre insistió en que tenían que oírla, la animó. Fue la primera artista del sello, impulsado por un judío nacido en Zúrich y tremendamente listo, Maurice Rosengarten, que estaba al frente de un negocio de botones, aunque lo que realmente le apasionaba era la música y tener una compañía de discos. Su intención era descubrir y lanzar nuevas voces y ahí es donde entra en juego Tebaldi. El primer disco grabado con técnica estereofónica sale de Decca con Renata y mi padre, La fanciulla del West, con un sonido especialísimo, muy a la vanguardia. Los dos –que en la década de 1950 les llamaban «la pareja del siglo»–, junto a Simionato, el bajo Cesare Siepi, Bastianini y otros lanzaron a Decca al mercado internacional.

© Giancarlo del Monaco

Mario del Monaco y Renata Tebaldi

ÓA: Ella llegó primero, ¿verdad?

G. d. M.: Sí, y mi padre lo hizo un año después. La primera vez que él la escuchó le dijo: «Espero que podamos cantar juntos». Y fue como un vaticinio, porque se convirtió en su partenaire sobre el escenario. Grabaron un montón de discos, yo diría que en torno a un 90 por cien de su discografía, desde Aida a dos memorables versiones de Otello, una con Karajan, pasando por Adriana Lecovreur, La forza del destino y tantos otros, y coincidieron en escena muchas veces. Formaban una pareja vocal fantástica. Entre las mejores grabaciones de ópera están las que cantaron ellos. Muchas de ellas han quedado como referencia.

ÓA: Con su padre mantuvo amistad y pareja artística, pero ¿Es cierta esa enemistad, esa inquina de Tebaldi con Maria Callas?

G. d. M.: Tebaldi no mostró jamás el menor interés en pelear con ella, pero Callas era una persona extremadamente agresiva, no solo en escena, sino también en la vida. Tebaldi no era de esa pasta. Huyó de las humillaciones y lo hizo abandonando en silencio La Scala y marchándose a Estados Unidos y después al Metropolitan, una marcha que directamente hay que atribuir a los responsables del teatro de Milán, que no fueron capaces de retenerla. ¿No podían permitirse tener a ambas? Eran estupendas, pero optaron solamente por Callas. Renata debutó en el Met en 1955 con una Tosca cantada con mi padre.

Renata Tebaldi y Maria Callas

ÓA: ¿Entonces es más bien un invento periodístico o una cuestión de marketing que una historia con base real?

G. d. M.: Tebaldi era pura bondad, como un ángel, la voz preferida de Toscanini y Victor de Sabata. La historia del enfrentamiento entre ambas está totalmente dirigida y construida por la Callas y su marido Meneghini. Después, con el tiempo se alimentó la leyenda de odios y celos, apuntalada por esa terrible frase de Callas: «Yo soy champán y ella es Coca-cola»… Mi padre conocía perfectamente a ambas. Maria debutó con él en La Scala cantando Aida y lo mismo hizo en el Met con Norma.

ÓA: Hablamos en el caso de ambas sopranos de personalidades completamente diferentes.

G. d. M.: Totalmente, en cuanto a carácter, vocalidad y repertorio. Muy grandes, aunque distintas. No son parangonables, entre otras cosas porque la carrera de Callas fue muy intensa y, sin embargo, corta, no más de 10 o 12 años; mientras que la de Tebaldi se alargó más de treinta. Tebaldi ha sido la más grande Desdemona de la historia de la lírica, al tiempo que Callas se convirtió en la Norma de referencia, lo que pone de manifiesto esas diferencias de las que hablo. Tebaldi tenía dos veces la voz de Callas, muy grande y toda por igual. La de Maria no tenía esa belleza, aunque su genio interpretativo era único. Las dos son incomparables. La «pelea» publicitaria manipulada por Meneghini, digamos que benefició bastante más a Callas que a Tebaldi.

"Maria Callas era una artista enorme, pero no era 'gentile' ni cariñosa. No poseía la bondad de Renata"

ÓA: Lo dice con conocimiento de causa porque usted trató a las dos artistas.

G. d. M.:La Callas era la primera, única y solo ella existía en La Scala. Eso lo he vivido. No era gentile, ni cariñosa. Una artista enorme, pero no poseía la bondad de Renata. Es más: la fotografía que dio la vuelta al mundo tomada en el guardarropa del Metropolitan con ambas sonriendo y abrazadas (ver este enlace) fue organizada por Rudolf Bing, el entonces gerente del teatro. Aquella pose era pura falsedad. Recuerdo una frase de Tebaldi que puede resumirlo todo. Me la dijo a mí, no hablo de oídas: «Giancarlo, solo Maria ha cantato, tutti altri hanno solo parlato», es decir que Maria era la única que había cantado mientras los demás se habían limitado, a su lado, a hablar. Una frase que da la dimensión de Renata, una dama de la lírica.– ÓA


 

Carta de Mario del Monaco a Renata Tebaldi

Dulcísima amiga,

Apenas nos hemos apercibido de haber llegado al final de nuestro camino artístico. No nos hemos dado cuenta de haber llegado a esta edad por la intensidad que hemos dado a nuestra vida y a nuestra carrera. No lo hemos advertido: los años se nos han escurrido entre los dedos mientras cantábamos. Pero a pesar de todo volveríamos a empezar, ¿no es verdad? No imagino para nosotros una vida mejor que esta. Has de saber que hace unos días puse un disco tuyo, precisamente con  “Vissi d’arte, vissi d’amore”y al oír esa voz sentí un nudo en la garganta, una nostalgia infinita de ti, de tu voz maravillosa y de tu belleza física: una Maddalena, una Aida y una Floria Tosca inolvidables. Tu voz es única. Yo empecé mi carrera en 1936-37 y he cantado con las más grandes del pasado, pero una voz como la tuya no la oí jamás.

Me siento muy feliz al recordar que nuestra relación fue siempre muy afectuosa, casi fraternal. ¡No en vano fuimos conocidos como “la pareja del siglo”! Nuestras voces se fundían para convertirse en una sola: un “matrimonio”  irrepetible en este siglo según  el juicio de críticos, musicólogos y amantes del bel canto y de la vocalidad. Ha sido el “matrimonio” más feliz del siglo aunque si antes del nuestro existió el de Gigli-Caniglia, que sin embargo resultó menos  acertado.  Pero todo esto ya es historia… Hemos sido afortunados porque lo que hemos conseguido ha logrado persistir: queda la documentación histórica de nuestros discos y el convencimiento de no haber contado nunca mentiras. Y además te he amado mucho como mujer y no solo como cantante, porque has sido una de las mujeres más hermosas que han pisado la escena en estos últimos cincuenta años. ¡Eres bellísima! Yo me siento verdaderamente ligado a ti, amante maravillosa en el mejor sentido y más grande  de cuanto pudieran decir las palabras.

Tendría muchos deseos de verte: Cuando uno ha cantado el Otello con la Tebaldi no podrá olvidar nunca la Desdemona más grande de todos los tiempos… ¡Y te lo dice el más grande Otello de todos los tiempos! Y si algunos aún no se han dado cuenta, lo harán en el futuro.

Querida Renata, permíteme darte una vez más las gracias y abrazarte.

Adiós, querida. Adiós, voz de ángel.

Mario del Monaco  (abril de 1979).

(Del libro LaTebaldi, de Anna Maria Gasparri Rossotto).