ENTREVISTAS
Francisco Lorenzo, director del CNDM: «La cultura ya forma parte de los derechos sociales conquistados»
Sin despertar polémicas por la pertinencia de sus escenografías, ni rozar una sola partitura de Puccini o Barbieri, el tercer pilar lírico de Madrid es el CNDM, como el principal en otras tantas ciudades. Cada año su temporada bascula entre fronteras de estilos, la nueva creación y la recuperación musicológica. Este curso, en distintos formatos y escenarios, ofrecerá varias óperas, oratorios y recitales líricos, contando con algunos de los mejores cantantes del momento.
El director artístico del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM), Francisco Lorenzo Fraile de Manterola, articula la oferta de una entidad que viene llenando de música media España. Con su habitual diversidad de estilos, la propuesta del CNDM se mueve entre estrenos absolutos de nueva creación y la recuperación musicológica del patrimonio internacional. La lírica nunca está ausente de la oferta, y este curso serán varias las óperas, oratorios y recitales líricos los que propone el Centro, siempre con intérpretes de excepción. La coyuntura es especial, y la programación, obviamente, está marcada por la pandemia. Lorenzo confiesa a ÓPERA ACTUAL que se está capeando el huracán “como se ha podido”. Afirma que son muchas las variables que se tienen que controlar, “empezando por el cierre de fronteras, los aforos o la venta de entradas a un público que puede tener miedo. Es cierto que hemos tenido que reforzar algunos aspectos por la pandemia, como el hecho de que el 85 por cien de los conjuntos y orquestas de esta temporada son españoles. Es el momento de apoyar al máximo al dañado tejido musical del país. Hay que recuperar, mantener y fomentar al músico español. En cualquier caso, hemos presentado una temporada muy completa y tenemos confianza en que se pueda llevar a cabo íntegramente, además de seguir luchando por hacer circular nuestros proyectos con nuestros colaboradores”.
ÓA: Una tarea ardua en los tiempos que corren…
Francisco Lorenzo: No se hace idea. Tenemos conciertos en 33 ciudades, con sus normas y aforos específicos que pueden variar entre la comunidad, la ciudad o el lugar concreto donde se haga el concierto. Cada administración tiene su sensibilidad y toma decisiones que pueden afectarnos, como la reciente cancelación del FeMÀS. Hay que intentar crecerse en los desafíos, aunque vengamos de una época de mucho desgaste. La cultura es necesaria para crecer, forma parte de los derechos sociales conquistados, y nosotros como promotores públicos de conciertos tenemos la responsabilidad de preservarlo.
ÓA: Esta temporada viene especialmente cargada en lo lírico. ¿Alguna relación en la selección de los programas?
F. L.: Con 300 conciertos al año es difícil plantear un hilo argumental, pero sí unas directrices básicas que también afectan al apartado lírico. Luchamos activamente contra la idea de que lo de fuera es mejor, por lo que nos interesan mucho Durón, Nebra, Iribarren o Torres. Una de las apuestas del año es la zarzuela Júpiter y Semele de Antonio de Literes, una obra con una música excepcional y que ya grabó en su día López Banzo. Volverá a los escenarios con un reparto espléndido: María Espada, Sabina Puértolas y Maite Beaumont. Ese es un Leitmotiv del CNDM, presentar un título lírico español cada temporada, como el Coronis de Durón o el Venus y Adonis de Nebra de años anteriores.
ÓA: A pesar de ello, Vivaldi y Händel siguen siendo grandes reclamos.
F. L.: Obviamente seguimos programando a Bach, Händel o Vivaldi, pero buscamos nuevas visiones, miradas con matices. Como el Giulio Cesare in Egitto de Händel en su versión de 1725, con mayor protagonismo del tenor. Estamos ante tal vez la ópera más importante del Barroco con la Poppea, pero se hará una versión nunca escuchada en nuestro país, y con un reparto mitad español: Juan Sancho, Carlos Mena y José Antonio López. Con Vivaldi pasa algo parecido. Se hará Argippo, una obra muy especial con una edición crítica de Fabio Biondi que presenta novedades interesantes. O también el oratorio Esther, de Händel, que se canta muy poco.
ÓA: ¿Cuesta mucho que el público se salga del mainstream?
F. L.: Salir de ese margen de seguridad es un proceso que nuestro público ha ido aceptando muy bien. Ya hay una relación de confianza en la que sabe que lo que vamos a subir al escenario merece la pena. Ha conocido nuevos repertorios en estos años y creo que está ávido de novedades. Traemos con el Collegium 1704 una misa de Zelenka, compositor inexplicablemente olvidado; también una selección de arias de Hasse, otro grande, cantadas por Vivica Genaux; o el Requiem de Biber que hará la Freiburger Barockorchester. Incluso en el repertorio más al uso buscamos alguna seña de identidad, como la batalla entre instrumentos y voz de Vivaldi que plantea Jakub Józef Orlinski.

Los Músicos de Su Alteza con José Luis González a la batuta
F. L.: El CNDM surge con el objetivo de cubrir una serie de huecos. Ya había varios ciclos sinfónicos con repertorio clásico y romántico, pero el Barroco estaba muy descuidado. Y de hecho creo que el resto de instituciones ha ido virando a raíz de la existencia del CNDM. Todos los ciclos que hacían repertorio sinfónico comenzaron a mirar a la música barroca y antigua. Nuestra cuota de mercado se está extendiendo, entre otros programadores, al Real, a Ibermúsica, a la Filarmónica, a los Teatros del Canal… Todo esto me dice que lo estamos haciendo bien.
ÓA: También está ese pequeño milagro que es el Ciclo de Lied.
F. L.: Es increíble que lleve 27 años en marcha, con todo lo que eso implica. Este año nuestro artista residente es Florian Boesch, que hará tres recitales basculando entre el repertorio canónico (el Winterreise de Schubert) y el menos común de Frank Martin y Ernst Krenek. La cancelación de Juliane Banse se ha suplido con la actuación de Anna Lucia Richter, que se presenta por primera vez en el ciclo, y sumamos un par de recitales preciosos de Sabine Devieilhe y Matthew Polenzani, ambos con carreras muy interesantes. También estará el contratenor Bejun Mehta, la siempre esperada visita de Christian Gerhaher y un recital en el que tenemos mucha ilusión puesta: el del veterano Christoph Prégardien. Como apuesta nacional está Nuria Rial acompañada al fortepiano por Andreas Staier.
ÓA: El CNDM lo conforma un equipo pequeño. ¿Les queda tiempo para algo?
F. L.: Tenemos una plantilla muy pequeña y muy implicada, de la que estamos muy orgullosos. El truco en este tipo de proyectos es contar con gente que se cree lo que hace y quiere sacarlo adelante. Mañana, tarde y noche. Imagínese: hay días que tenemos nueve conciertos. Es un estilo de vida.
ENTREVISTAS RELACIONADAS