ENTREVISTAS

Erika Grimaldi, soprano: "Debutar Aida es un reto fascinante"

01 / 02 / 2023 - Antoni COLOMER - Tiempo de lectura: 4 min

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erikagrimaldi-operaactual La soprano Erika Grimaldi © Merfe Photo

La soprano piamontesa se ha convertido en una de las cantantes más solicitadas y con mayor proyección del momento. Destacada intérprete mozartiana en sus inicios, su aclamada encarnación de Mimì supuso toda una revelación para una cantante con un potencial extraordinario que se confirmó en el repertorio verdiano. Este mes, en el Teatro Regio de Turín, debuta el personaje protagonista de Aida, un nuevo punto de inflexión en su carrera.

Su vocación musical y amor por el canto nacieron a muy temprana edad. Erika Grimaldi asegura que desde su infancia en mi familia ha tenido la música clásica “como sonido de fondo”. Siendo muy pequeña, explica a ÓPERA ACTUAL, escuchaba muchos discos de música sinfónica y tocaba el piano. “Mis padres cursaron estudios musicales y, aunque no se dedicaron profesionalmente, me transmitieron este gran amor por el arte y la música. Tanto es así que a los 5 años les dije que quería tomar clases de piano”, recuerda. Pero el descubrimiento de la voz como instrumento llegaría más tarde. “Empecé a estudiar canto a los 16, casi por diversión, pero enseguida me enamoré de la lírica y de las voces operísticas”.

En los primeros años de su carrera se centró especialmente en la música del siglo XVIII, en autores como Pergolesi, Mozart o Cimarosa. “En esa época confiaba en mi maestra a la hora de elegir el repertorio. Yo era muy joven y ella fue mi guía al tomar las decisiones adecuadas para mi voz en aquel momento. Retrospectivamente, debo decir que ese tipo de repertorio y ese período fueron muy formativos para mí porque son autores cuya escritura te aporta gran versatilidad. Requiere dominar diferentes conceptos técnicos al mismo tiempo, por lo que inmediatamente aprendes a usar todos los recursos vocales y todo tipo de matices”.

ÓPERA ACTUAL: ¿Hasta qué punto considera que los premios que le otorgaron en importantes concursos tuvieron un impacto decisivo en los inicios de su carrera?

Erika GRIMALDI: Creo que, más que los premios en sí, al principio lo más importante fue la experiencia de participar en concursos. Todos me dejaron algo, me dieron la oportunidad de compararme con los demás candidatos y retarme a mí misma. Fue una etapa de crecimiento. Luego, cuando comencé a obtener los primeros resultados y a recibir premios, me di cuenta de que estaba casi lista para afrontar una carrera en el escenario.

ÓA: En 2008 cantó su primera Mimì, de La Bohème, en Turín. ¿Hasta qué punto fue importante ese debut?

E. G.: Fue muy importante para mí. De hecho, lo considero mi auténtico debut profesional. Mimì es el papel que más me gusta y que más he cantado en distintas producciones. Siempre me siento arrastrada por ese torbellino de emociones que te hace sentir. Mimì es un papel que conmueve tanto al intérprete como al oyente. No es fácil permanecer imperturbable ante tanta belleza y profundidad psicológica.

© Teatro Comunale / Andrea Ranzi

Erika Grimaldi como Maddalena de Coigny de Andrea Chénier de Giordano, papel que incorporó a su repertorio el pasado año

Erika Grimaldi: "He tenido la suerte de interpretar papeles de diversa índole, lo que me ha permitido profundizar en distintos aspectos vocales"

ÓA: A partir de ese momento empezó a trabajar con directores como Riccardo Muti y Gianandrea Noseda. ¿Qué le ha aportado los grandes maestros?

E. G.: Recuerdo especialmente el maravilloso trabajo realizado con el maestro Muti en La Scala, interminables ensayos musicales en los que se analizaba cada mínimo aspecto y no se omitía ningún detalle. Todos los ensayos con él han sido lecciones de canto de valor incalculable que me han enriquecido mucho. Y tampoco quiero olvidar su sentido lúdico, que alegra las muchas horas de trabajo. Me considero muy afortunado de haber trabajado con directores como él o como Gianandrea Noseda. Me guiaron, me hicieron crecer y me enseñaron cómo abordar meticulosamente el estudio de un rol, tanto en el aspecto psicológico, interpretativo e incluso rítmico. Un director de orquesta tiene una visión de 360 grados que los cantantes no tenemos. Confiar en sus sugerencias ha sido fundamental.

ÓA: ¿Cómo se definiría desde un punto de vista vocal?

E. G.: Con los años mi voz ha cambiado mucho. He tenido la suerte de interpretar papeles de diversa índole, lo que me ha permitido profundizar en distintos aspectos vocales. Digamos que nací con una voz de soprano puramente lírica y que ahora mi flexibilidad y madurez me permiten abordar papeles más dramáticos.

ÓA: ¿Esa flexibilidad es la que le ha permitido alternar y brillar durante años en estilos tan distintos como los de Puccini y Mozart?

E. G.: Cada autor tiene sus propias características y, sin duda, entre Mozart y Puccini hay gran diferencia. Este último, con sus melodías y las tormentosas pasiones de sus personajes, logra involucrar al intérprete y al oyente de una manera más intensa e inmediata. Mozart posee un refinamiento particular en la construcción del entramado psicológico de los personajes, así como basado en la precisión en la expresión rítmica de las palabras. Este aspecto debe ser cuidadosamente trabajado por el cantante en el estudio de la partitura porque esa precisión es fundamental para el perfecto mecanismo de la música de Mozart. En cambio, cuando interpretas papeles de Puccini te puedes permitir un fraseo más dilatado.

ÓA:  En los últimos años, Verdi está cada vez más presente en su agenda, como sucede con su próximo debut. ¿Es una evolución natural y consciente? ¿Qué pretende Verdi a nivel vocal frente a otros autores? ¿Son Aida o Leonora de Trovatore un punto de llegada en su carrera?

E. G.: A lo largo de los años, como decía, mi voz ha madurado, lo que la ha hecho apta y creíble también para los papeles de Verdi. Su escritura es imponente y heroica, porque sus personajes se desarrollan en contextos muy dramáticos. Cantar Verdi requiere máxima habilidad técnica porque las dificultades se suceden de manera ineludible. Siempre deseé llegar a enfrentarme con los grandes papeles verdianos y, cuanto más los canto, más me estimulan y más personajes quiero descubrir, por eso debutar Aida es un reto fascinante. Este es mi objetivo, profundizar en Verdi, incorporar más papeles de Puccini y también quiero cantar las tres grandes reinas de Donizetti.– ÓA