ENTREVISTAS

Carmen Gloria Larenas, directora del Municipal de Santiago: "Apostamos por la diversidad"

01 / 05 / 2023 - Pablo MELÉNDEZ-HADDAD - Tiempo de lectura: 6 min

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Gloria Larenas Carmen Gloria Larenas, directora del Municipal de Santiago © Teatro Municipal / Patricio MELO

Con una recuperación histórica arranca este mes la temporada lírica del Teatro Municipal de Santiago de Chile. Su máxima responsable comenta los retos a los que hoy se enfrenta el coliseo más austral del mundo.

El Teatro Municipal de Santiago de Chile, uno de los más importantes del hemisferio sur, se recupera no solo de los efectos de la pandemia, sino también de los movimientos sociales que agitaron al país austral. El coliseo, ubicado en el centro histórico de la ciudad –epicentro de las protestas–, vio mermada la afluencia de público y, por ello, se han redoblado los esfuerzos para retomar la normalidad. “El estallido social y la pandemia nos afectó enormemente por las restricciones y la duración de las medidas, lo que nos obligó a reinventarnos en lo digital de un día para el otro”, afirma a ÓPERA ACTUAL Carmen Gloria Larenas, la primera mujer que lidera el Teatro en sus 166 años de historia. “El desafío era seguir visibles. Lo logramos con un trabajo en equipo y con el apoyo de los trabajadores, del público y de nuestros patrocinadores. Creamos la plataforma virtual Municipal Delivery, con la que logramos detectar nuevas audiencias, lo que felizmente se reflejó en taquilla: el 54 por ciento del público que nos visitó en 2022 venía al Teatro por primera vez. Ahora estamos recuperando a nuestro abonado histórico. Pero hemos podido transformar las limitaciones en una oportunidad. Con Manon de Massenet, una coproducción con Oviedo y Tenerife estrenada en noviembre, volvimos a la plena normalidad y vimos que el camino recorrido nos llevó a reconocer lo que el Teatro podía hacer sin poner en riesgo su sostenibilidad. Hoy nuestra mayor presión interna es hacer con excelencia cada proyecto. Claro que nos gustaría tener varios escenarios y mayor presupuesto, y estamos pavimentando ese camino. La clave es el equilibrio entre calidad y sostenibilidad. También, como herencia de la pandemia, hemos puesto foco en el público: este teatro es para todos. Esa diversidad que hoy existe en nuestra sala también está presente en la programación».

© Teatro Municipal / Patricio MELO

Fachada del Teatro Municipal de Santiago de Chile

ÓPERA ACTUAL: El Municipal no es solo un teatro de ópera, también tiene ciclos de conciertos sinfónicos y de cámara y una importante temporada de ballet.

Carmen Gloria LARENAS: Es cierto que históricamente había una apuesta más concentrada en la ópera; hoy sigue siendo central en nuestra programación y, de hecho, es el género que nos demanda mayor inversión, pero también hemos propuesto innovaciones que apuntan a revitalizar y refrescar toda nuestra oferta. Algunos objetivos generales han sido traer nuevas voces en ascenso y coreógrafos contemporáneos; hemos encargado obras de teatro tras 20 años de ausencia del género dramático en nuestro escenario: en 2021 estrenamos una dedicada a Claudio Arrau y este año otra sobre Maria Callas y Claudia Parada, una soprano chilena de gran carrera internacional. Hemos invitado a nuevos músicos para que trabajen con la Filarmónica de Santiago y sumado esfuerzos para proyectos como el Hub de Directoras de Orquesta, junto a Fanjul & Ward, que busca visibilizar y contribuir al perfeccionamiento de la nueva generación de maestras de toda América. También, en alianza con Fundación Ibáñez Atkinson, nos unimos en el programa FIA-YAP para el desarrollo de jóvenes cantantes. Dar visibilidad a los artistas nacionales y contribuir a su perfeccionamiento es también nuestra vocación y compromiso. Además, hemos impulsado la visibilidad y actividad de la Orquesta de Cámara de jóvenes músicos junto a los Amigos del Municipal. Y por último, hemos potenciado el Pequeño Municipal, nuestro proyecto destinado a público familiar y escolar, con ópera y espectáculos de nueva creación. Hoy pensamos más allá de la caja escénica, porque no basta para significar a un teatro con la sociedad. Hay que ir más allá. Por eso nuestra estrategia comunicacional está segmentada según las diversas audiencias a las que buscamos llegar; trabajamos con planes para público nuevo y habitual, y también pensando en la opinión pública en general; todo ello coordinado de las distintas áreas del Teatro. Estamos creando y retomando relaciones con medios de comunicación y profundizando el contenido de redes sociales.

ÓA: ¿Cuáles son las novedades de la temporada lírica?

C. G. L.: El estreno local de Il viaggio a Reims de Rossini, que llega en la puesta en escena de Emilio Sagi para el Festival de Pésaro. Y la haremos con un elenco con gran protagonismo de cantantes chilenos, de nuevas generaciones y consagrados. Además, debutarán por fin en la temporada Evelino Pidò y el tenor Celso Albelo, que cantará Don Pasquale. Inauguramos con la ópera El demonio mudo, un estreno en tiempos modernos que recuperamos gracias a una investigación patrimonial. De interés actual, con música de Franz Lang y Florianus Ött, fue creada por los jesuitas para generar conciencia de que la salvación del alma es lo fundamental en una vida breve y llena de tentaciones. Rigoletto estará a cargo de un equipo de brillantes mujeres chilenas y que ofrecerá una mirada contemporánea sobre la popular obra de Verdi. Y vuelve Carmen en un montaje con guiños a Almodóvar, a la España de los 80 y al crimen organizado. Con la obra teatral Callas, una estrella errante, comisionada por el Municipal, conmemoramos el centenario de la Divina. El Pequeño Municipal incluye Sigfrido, que continúa un proyecto iniciado hace cuatro años por un equipo que ya ha transformado en verdaderos hits para un público joven y familiar los dos títulos anteriores de la Tetralogía wagnerina, El oro del Rin y La valquiria.

“El 54 por ciento del público que nos visitó en 2022 venía al Teatro por primera vez. Ahora trabajamos por recuperar a nuestro abonado histórico”

ÓA: ¿Qué proyectos de divulgación tiene el Teatro en el ámbito de la lírica?

C. G. L.: Hoy la divulgación es transversal en toda nuestra oferta, con entradas rebajadas y gratuitas en programas de mediación de públicos, con ensayos abiertos, tertulias y visitas guiadas. La ópera de cámara es otra manera de acercar a los públicos, sin olvidar el Pequeño Municipal.

ÓA: En los últimos años el país ha inaugurado diversos teatros en los que es posible montar ópera. ¿Colabora con ellos el Teatro Municipal, les asesora?

C. G. L.: Una de nuestras misiones es contribuir a fortalecer en regiones a los profesionales y a los espacios en los que se puede montar ópera. No nos interesa solo llegar con una propuesta o suponer lo que esos espacios necesitan, sino también escucharlos y ofrecerles nuestro saber hacer. En esa línea trabajamos, por ejemplo, con el Teatro Biobío, de la ciudad de Concepción, en su proyecto Cavalleria rusticana / Pagliacci. También colaboramos con el Teatro del Lago, en el sur de Chile y en el que trabajé anteriormente, para la ópera Patagonia, obra premiada por Ópera XXI y Ópera Latinoamérica. Hemos desarrollado talleres de producción y formación on line y presenciales. Y seguiremos así. Ya estamos trabajando en los detalles del apoyo que daremos para lograr una brillante reapertura del Teatro Municipal de Iquique, en el norte del país, que es una joya histórica; y un caso similar es el de Panguipulli, un espacio nuevo con vocación artística y comunitaria. Mientras más ópera haya en el país, tanto mejor para todo el sector, para los artistas y el país.

ÓA: Respecto del presupuesto, ¿cuáles son las fuentes de financiación públicas y privadas del Teatro?

C. G. L.: El gobierno central nos apoya con una subvención a través del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, así como el Ayuntamiento de Santiago, con montos muy parecidos. También recibimos subvenciones de tres municipios de zonas acomodadas de la ciudad –Las Condes, Vitacura y Providencia–, previa aprobación de su Consejo Municipal. En lo privado contribuyen empresas y personas, y a ello se suman los ingresos que el Teatro genera por concepto de ventas de entradas y abonos, alquileres, etc. Pero, por supuesto, nunca es suficiente para sacar adelante todas las propuestas que nos permiten ser atractivos para público, artistas y trabajadores. Lo que el Teatro desarrolla es parte de la cultura de todos los chilenos y genera tejido social.

© ONP

Carmen Gloria Larenas y Alexander Neef, director de la Opéra de Paris, en la firma de un reciente convenio de colaboración

ÓA: La Ópera de Oviedo comienza su curso en septiembre con la citada Manon, una coproducción con teatros españoles creada y fabricada en Chile. ¿Cómo se gesta una colaboración de este tipo?

C. G. L.: Es difícil definir un camino único, porque son muchos los factores que inciden. En el caso de esta Manon, que firman Emilio Sagi en la régie, Daniel Bianco en la escenografía y el diseñador chileno Pablo Núñez en el vestuario, fue posible porque queríamos traer de regreso a Sagi y este título le atraía sobremanera. Al mismo tiempo, Oviedo celebraba 75 años de unas temporadas que comenzaron con la obra de Massenet. Tenerife se interesó y así se fue cerrando la colaboración. Hubo una voluntad férrea de llevar la idea adelante que sobrevivió a los baches de la pandemia. Los tres teatros hemos trabajado con la certeza de que era un estupendo proyecto para colaborar. De momento no hay otra coproducción a la vista, pero sí hemos cerrado recientemente la compra de una producción al Teatro Real de Madrid. La colaboración con teatros españoles es algo muy buscado por nosotros, porque nos entendemos muy bien.

ÓA: ¿Existe colaboración con teatros sudamericanos?

C. G. L: Sí, y es un desafío. Los teatros que producimos ópera en Latinoamérica tenemos distintos tamaños, presupuestos y timings de producción. Algunos funcionan solo con presupuesto público y tienen sus propios desafíos de administración. Otros hacen menos ópera y es difícil coincidir en títulos. Pero siempre colaboramos de alguna manera, porque somos un continente solidario, grande, variado y de muchos colores.

ÓA: ¿Qué es lo mejor y lo peor de su cargo?

C. G. L.: Lo mejor es aportar proyectos e ideas que solo son posibles llevarlas a cabo en este Teatro gracias a su historia, su prestigio y su presupuesto. También satisface haber aprovechado la oportunidad de enfrentar la pandemia poniendo el foco en derribar la idea de que este Teatro es solo para algunos. Me ilusiona haber sido la primera mujer en ocupar la dirección del teatro, tanto como ver las expresiones de asombro y fascinación de quienes nos visitan por primera vez. En lo positivo también está contar con un brillante equipo de profesionales, a lo que se unen los comentarios de apoyo de personas anónimas que, en vivo o en redes, nos animan a seguir adelante. Lo peor es esa tendencia a mantener todo como está: al final cada innovación es un triunfo. Y a veces es frustrante que la falta de presupuesto y de espacios impida desarrollar nuevos proyectos, sin olvidar los intereses particulares, claro.

"Existe una dificultad instalada para que a las mujeras se nos vea y se nos escuche tal y como se ve y escucha a un hombre por el solo hecho de serlo"

ÓA: Siendo la primera mujer que dirige este teatro en la historia, ¿ha notado reticencias o paternalismos? ¿O todo lo contrario?

C. G. L.: El paternalismo o alguna reticencia se manifiestan a veces de manera casi imperceptibles. En mi carrera he tenido oportunidades y las he aprovechado. No puedo decir que haya notado alguna discriminación por ser mujer. En ocasiones sí he experimentado una suerte de “invisibilidad”. Existe una dificultad instalada para que se nos vea y se nos escuche tal y como se ve y escucha a un hombre por el solo hecho de serlo. No siento frustración por ello, en absoluto. Al contrario, eso me ha motivado para seguir avanzando con más convicción, para esforzarme el doble. Debe ser mi carácter. Fue un hombre el que me puso en este cargo –el ex alcalde de Santiago, Felipe Alessandri– y fue una mujer, la actual alcaldesa, Irací Hassler, quien me confirmó. De parte de algunos artistas –contados con los dedos de una mano– he sentido alguna resistencia, en especial en el mundo de la ópera. Pienso que el hecho de que yo sea mujer puede incomodar y crear inseguridad. Hay muchos intereses que se cruzan y como suelo detectarlos fácilmente, no me hacen perder el tiempo. Trato de mantener mi independencia y criterio, consultando a mi equipo de manera permanente. Quienes colaboran con nosotros en algún proyecto, se suman a esta visión que estamos desarrollando. No sé si este camino tiene que ver con que yo sea mujer o no. Pero es el nuestro.

ÓA: El Teatro ha firmado un convenio con la Opéra de Paris y su Escuela de Ballet. ¿En qué consiste? ¿Qué ventajas conlleva para el Ballet de Santiago?

C. G. L.: Este acuerdo es histórico: es la primera vez que esa prestigiada institución se compromete con otra organización cultural fuera de Francia. Y ello tiene varias lecturas a corto, medio y largo plazo. Nos permitirá capacitar a los profesores de la Escuela de Ballet del Teatro Municipal de Santiago y formar a los estudiantes en la técnica académica francesa, la de mayor tradición en el mundo, con reconocimiento internacional. Esta formación es de un nivel de exigencia muy alto y nos llevará a nuevos estándares. A medio plazo, esperamos reformular el plan de Escuelas Adjuntas al Municipal para ojalá lograr que todos los profesores de Chile se formen en esta escuela. Julio Bocca, el gran bailarín y maestro, me dijo el otro día “Felicitaciones, has logrado lo imposible”. Esa es mi satisfacción, haber logrado para mi país y sus bailarines y profesores un proyecto con esta proyección. Trabajaremos también para que beneficie a los talentos de toda Latinoamérica. Y por último, queremos transformar a Chile en un foco de desarrollo latinoamericano de ballet con base de la escuela francesa. Existen muchas dificultades para acceder a una formación de esta calidad en la fuente original, Francia, y por eso, seremos la conexión de ese mundo de la danza con la Opéra. Es un proyecto-país que debería enraizarse con fuerza para muchos años. Por otra parte, trabajaremos junto al Ministerio de Educación y de las Culturas de Chile, para favorecer el reconocimiento formal a profesores formados bajo esta escuela. Ese será un proyecto un poco más largo y confío en que lo lograremos.

ÓA: Con la reciente salida del director del Ballet de Santiago, Luis Ortigoza, se ha decidido que lidere la compañía un triunvirato conformado por los maestros de baile. ¿La idea es contratar a un nuevo director o se mantendrá esta fórmula?

C. G. L.: Este triunvirato es momentáneo, ideado para sacar adelante la temporada que ya está planificada y que los tres responsables –Renato Arismendi, Cyril de Marval y Pablo Aharonian– conocen. Es una solución mientras desarrollamos el proceso para escoger al próximo director o directora del Ballet de Santiago.– ÓA