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Àngel Òdena, barítono: "Cuando uno se cree y entiende su voz, puede hacer con ella lo que quiera"
La agenda del barítono catalán está llena de proyectos por toda la geografía española. En breve volverá a interpretar al conde de Luna de Il trovatore en Palma para luego cantar El gato montés en Oviedo. Dueño de una voluminosa voz de barítono, Àngel Òdena ha conseguido, gracias a un trabajo constante, llegar a la madurez en unas excepcionales condiciones vocales que le permiten abordar todo tipo de repertorio.
Las cancelaciones por la pandemia me han servido para pasar más tiempo en casa con mi mujer y mis hijos, poner en orden ciertas cosas de mi vida, hacer deporte, dieta y vida sana. Me gusta mucho ir en bicicleta. En breve empiezo los ensayos en Palma de Il Trovatore, una ópera que solo he interpretado en el Met de Nueva York. He cantado hasta once roles verdianos, pero el Conte di Luna es técnicamente el más difícil. “Il balen del suo sorriso” está escrita en una tesitura muy tensa y no hay dónde respirar, y luego te espera una cabaletta durísima. El personaje protagonista de Rigoletto es, por ejemplo, más complejo dramáticamente, pero te ofrece momentos para descansar.
Empecé con el piano en mi Tarragona natal, pero antes de la clase había media hora de canto. Y durante esta media hora me sentía feliz, ¡liberado! Por eso empecé a estudiar con Mercè Obiol y Dolors Aldea y, en Barcelona, en la desaparecida Escola d’Òpera. Ahí surgió la posibilidad de ir a estudiar a Mantua, a una Academia creada por la soprano italiana Katia Ricciarelli en la que coincidí con cantantes como la soprano Yolanda Auyanet o el tenor Aquiles Machado. Esos cursos me dieron la oportunidad de debutar con La Bohème en el Teatro Petruzzelli de Bari.
El trabajo con Eduard Giménez fue importante, porque me enseñó las necesidades de una carrera profesional. De hecho, un cantante estudia durante toda su carrera. Yo me grabo a menudo y me escucho para tratar de mejorar. Debo decir, sinceramente, que ¡nunca me gusto! Siempre me siento insatisfecho. Recuerdo un día, hablando con el director de escena y teatral José Carlos Plaza, en que le decía “José Carlos, es que yo soy muy inseguro”, y me respondió: “El día que dejes de ser inseguro, deja esta profesión”. ¡Creo que tenía mucha razón!

Àngel Òdena en la ópera 'Cyrano de Bergerac' de Franco Alfano en el Teatro Real (2018)
Lo más importante, cuando tienes una voz grande como la mía, es trabajar para que no se desboque. Últimamente, cantando canciones en recital, encuentro nuevos colores, más matices y eso me sirve luego para la ópera. Uno debe creerse su voz, entenderla, y, cuando lo consigue, puede hacer lo que quiera con ella. A mí me ha costado, pero creo que por fin lo estoy consiguiendo.
Falstaff, el último papel que he debutado, supuso un reto en todos los sentidos. Cuando me lo ofrecieron en Palermo, con poco tiempo para estudiar, yo estaba en plenas funciones en el Liceu de Cavalleria y Pagliacci y con ensayos de Aida. Fue una locura porque, sobre todo, el texto es largo y difícil. Le tenía cierto respeto al papel, pero Daniel Oren me ayudó muchísimo y hacía tiempo que no lo pasaba tan bien en el escenario.
Este verano volveremos a hacer ópera en el Camp de Mart de Tarragona, un espacio espectacular. Será en julio, con un reparto íntegramente español y de altísima calidad. Durante la pandemia los diferentes teatros del país han perdido una gran ocasión, la de dar oportunidades a cantantes locales. Otros países lo han hecho, como en Italia. Yo tenía que cantar en Torre del Lago y, al final, dadas las circunstancias, la organización optó por un cast íntegramente italiano. Pese a que me ha perjudicado, entiendo la decisión.– ÓA
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