Y en mayo nevó en Sevilla

Oviedo

29 / 05 / 2023 - Pablo GALLEGO - Tiempo de lectura: 4 min

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sevilla campoamor Una escena de 'Entre Sevilla y Triana' en el Teatro Campoamor © Festival de Teatro Lírico Español / Alfonso SUÁREZ
sevilla campoamor Una escena de 'Entre Sevilla y Triana' en el Teatro Campoamor © Festival de Teatro Lírico Español / Alfonso SUÁREZ
sevilla campoamor Una escena de 'Entre Sevilla y Triana' en el Teatro Campoamor © Festival de Teatro Lírico Español / Alfonso SUÁREZ

XXX Festival de Teatro Lírico Español

Sorozábal: ENTRE SEVILLA Y TRIANA

Carmen Solís, Germán Olvera, Juan Noval-Moro, Ángel Ruiz, Mayca Teba, Charo Reina, Roca Suárez, Carlos Mesa, Begoña Álvarez, Sandro Cordero, Carmen Gloria García. Oviedo Filarmonía. Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo. Dirección musical: Jaume Santonja. Dirección de escena: Curro Carreres. Teatro Campoamor, 25 de mayo de 2023.

A veces, lo que parece imposible sucede, y la noticia es que ha caído nieve sobre la capital andaluza. Aunque sea sobre un escenario: en la recreación que el Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo ha recuperadopara hacer honor al sainete de Pablo Sorozábal que une ambas márgenes del Guadalquivir a través de la música, el cante y el baile. Entre Sevilla y Triana, estrenada en el Teatro Circo Price de Madrid el 8 de abril de 1950, era hasta hace poco más de una década una de tantas obras olvidadas de la lírica española. Y tras la recuperación de la partitura en 2012, de la mano de Pablo Sorozábal Gómez, su recorrido posterior debe mucho —todo sería quizá decir demasiado— a la producción del Teatro Campoamor que ahora ha regresado al coliseo ovetense, compartida con el Arriaga, el Maestranza y los Teatros del Canal, y con dirección de Curro Carreres. Uno squarcio di vita —porque quien aún se empeñe en situar a la ópera y la zarzuela en planos diferentes se equivoca— a la sombra de la Giralda que sigue funcionando como un reloj.

"Carmen Solís es capaz de sostener, por sí sola, la cara dramática de esta moneda, con un lirismo puro que sabe entretejer los giros folclóricos recogidos en la partitura con una depurada línea de canto"

Antes de analizar cada uno de sus muelles y engranajes, conviene subrayar la valentía del libreto compuesto por Luis Fernández de Sevilla y Luis Tejedor Pérez. Porque considerar a Pablo Sorozábal uno de los mejores compositores del siglo XX es una obviedad, pero buena parte del valor concreto de esta obra viene de lo que cuenta su historia. Las vicisitudes, amorosas y sociales, de Reyes, una mujer y madre soltera capaz de plantar cara a la moral censora de la época, y a la que Carreres da, en los compases finales, aún mayor libertad para elegir su destino. Porque la “Butterfly de Triana” —una comparación a la que Carmen Solís, que domina ambos roles por entero, hacía mención hace escasos días—, vive de pie, sin someter su vida a la voluntad de los hombres. Un homenaje también “a las madres solas”, como el director de escena subraya en el artículo que acompaña al programa de mano de estas funciones. Decir que el marino Fernando es el “Pinkerton de Sevilla” se antoja una comparación bastante más certera.

La soprano extremeña Carmen Solís ha sido capaz de sostener, por sí sola, la cara dramática de esta moneda, con un lirismo puro que sabe entretejer los giros folclóricos recogidos en la partitura con una depurada línea de canto, generosa en la entrega y el necesario pellizco de emoción, como en la romanza final del primer acto o el dúo del segundo, pero siempre con las riendas bien sujetas. Frente a ella contrastaron las voces del barítono Germán Olvera, como Fernando; y el tenor Juan Noval-Moro en el papel de José María, el señorito incapaz de domar a la madre trianera. La romanza “¿Tú qué sabes del cariño…?”, una de las pocas páginas de esta zarzuela que se mantuvieron a flote en la segunda mitad del siglo XX, en la grabación de Alfredo Krauss, demostró el buen hacer del intérprete asturiano, capaz de sobreponerse a leves desajustes con el foso, y secundado por la actriz Begoña Álvarez como Esperanza Moreno, poseedora de un imán escénico que la hace capaz de robar cualquier escena.

El debut de Olvera, de carrera ascendente, en el Teatro Campoamor permite al Festival de Teatro Lírico marcarse un nuevo tanto a la hora de reunir repartos de máxima solvencia descubriendo nuevas figuras al público asturiano. De voz redonda, llamativo y sugerente color, el barítono fue creciendo en la función, mostrándose más cómodo en los pasajes que permitían un mayor caudal, hasta su romanza del segundo acto, “Nadie sabe cómo empiezan estas cosas”, expuesta con elegancia.

Entre Sevilla y Triana no sería lo mismo sin la pléyade de personajes que enriquecen y ambientan la trama, hasta robar el corazón del público. Lo hizo el dúo de Mayca Teba (Micaela) y Ángel Ruiz (Angelillo y su toreo científico), explotando su vis cómica en rápida conexión con el patio de butacas, sin dejar de lado los requerimientos vocales que Sorozábal reserva para la pareja. Un lujo poder disfrutar de Charo Reina como la Señá Patro, en la vanguardia de un reparto actoral en el que también destacaron los trabajos de Roca Suárez (Mister Olden), Sandro Cordero y Carlos Mesa.

En el podio, el maestro Jaume Santonja llevó a Oviedo Filarmonía, orquesta titular del Festival, con buen pulso, centrado en el balance con las voces y permitiendo una mayor presencia en los pasajes puramente orquestales. La Capilla Polifónica tiene, en este título, menor presencia que en el resto de la temporada lírica, pero se mostró solvente en la habanera que abre el final del primer acto, de mayor interés musical que escénico; y en la celebración, a ritmo de sevillana, de la Cruz de Mayo.

De vuelta a la escena, la impresionante escenografía azulejada de Ricardo Sánchez Cuerda, evocadora y absolutamente eficaz para contar la historia, resulta el marco perfecto para el colorido vestuario del imprescindible Jesús Ruiz, con Sergio Torres en la reposición del diseño de iluminación creado por Eduardo Bravo. La coreografía de Antonio Perea ofrece, en la soleá, uno de los cuadros de mayor fuerza plástica. La participación del cantaor José El Berenjeno y el guitarrista Manuel Heredia, generosamente ovacionados por el público, redondeó el gran resultado de dos funciones a teatro lleno, que muestran la magnífica salud de la zarzuela, firme sobre sus cimientos, al menos en Madrid y Oviedo.  * Pablo GALLEGO, corresponsal en Oviedo de ÓPERA ACTUAL