CRÍTICAS
INTERNACIONAL
Volver a Wagner sobre las alas de Klaus Florian Vogt
Múnich
Bayerische Staatsoper
Wagner: LOHENGRIN
Nueva producción
Klaus Florian Vogt, Johanni van Oostrum, Anja Kampe, Johan Reuter, Mika Kares, André Schuen. Dirección musical: François-Xavier Roth. Dirección de escena: Kornél Mundruczó. 7 de diciembre de 2022.
Volver siempre a Wagner. Con mano de hierro rige esta máxima el panorama teatral de los países de habla germana, y a ella responde el nuevo Lohengrin de la Bayerische Staatsoper. La ópera de Múnich cerraba 2022 sin despeinarse demasiado, con otro hit de la historia de la música –en octubre se estrenaba un nuevo Così– presidiendo la cartelera. El director invitado, François-Xavier Roth, y el regista Kornél Mundruczó contaban para ello con un ensemble estelar, destinado a reventar el aforo del teatro en un mes de diciembre ya de por sí favorable a nivel de ventas.
La idea de Mundruczó para este cuento de hadas enigmático y terriblemente incómodo en Alemania por su alto contenido en nacionalismo, es en realidad bastante inofensiva. Blanca y abstracta por todos lados, la producción juega en el plano estético, y ahí convence, sin duda, con sus simetrías y sus elementos cromáticos. Pero más allá de un par de decisiones dramatúrgicas acertadas –Lohengrin, por ejemplo, no es conducido por ningún cisne hacia Brabant, sino que sale de la misma masa coral que le acompaña durante toda la ópera– y de una inteligente dirección actoral, la versión de Mundruczó se queda en la superficie. El nuevo Lohengrin de Múnich parece, en su inocencia sospechosa, tallado a medida del público del festival de Bayreuth.
Si algo hay que resaltar de este enésimo enfrentamiento muniqués con el caballero del cisne es el conjunto vocal. El casting es siempre el punto fuerte en la Bayerische Staatsoper, y el sexteto protagonista de este Lohengrin es otro logro indiscutible empezando por la pareja protagonista: Klaus Florian Vogt es el Lohengrin del momento porque el tenor alemán ha perfeccionado el papel a lo largo de los años, de forma que todo lo que su sorprendente timbre tiene de expuesto y peligroso es redimido por una experiencia sin par. A su voz blanca y versátil se sumó la de la soprano Johanni van Oostrum, una Elsa delicada y brillante a nivel interpretativo, quien, como Vogt, dosifica un vibrato a penas perceptible.
El momento álgido de Elsa fue sin duda el maravilloso “Es gibt ein Glück dass ohne Reu”, en el dueto del segundo acto con Ortrud, objeto de otro gesto dramatúrgico interesante de Mundruczó, quien imagina la escena como un diálogo entre hippies, con porro incluido. Tanto Anja Kampe (Ortrud) como Johan Reuter (Telramund), voces wagnerianas donde las haya, cantaron sus papeles desde sus respectivas experiencias bayreuthianas como Fricka y Wotan. Esto confirió a la velada un carácter premonitorio interesante, y es que entender la primera escena del segundo acto de Lohengrin como preparación de algunas de las escenas centrales del Ring no es nada descabellado.
Mención especial para los jovencísimos Mika Kares y André Schuen, unos König Heinrich y Heerrufer frescos y firmes; y también para el coro de la Bayerische Staatsoper, este séptimo personaje de importancia central en Lohengrin, que Roth supo gestionar con sapiencia. Su dirección controlada, si bien poco dinámica en el segundo acto, supo dejar al descubierto el lirismo de una partitura que no esconde en ningún momento la voluntad de fundar un nuevo lenguaje para el teatro musical. * Lluc SOLÉS, crítico de ÓPERA ACTUAL
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