Violetta filmada entre bambalinas

Roma

13 / 04 / 2021 - Mauro MARIANI - Tiempo de lectura: 4 min

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Traviata Roma Un fotograma de esta 'Traviata' rodada en distintas dependencias del Teatro Costanzi, sede de la Ópera de Roma © Opera di Roma / Fabrizio SANSONI
Traviata Roma Un fotograma de esta 'Traviata' rodada en distintas dependencias del Teatro Costanzi, sede de la Ópera de Roma © Opera di Roma / Fabrizio SANSONI
Traviata Roma Un fotograma de esta 'Traviata' rodada en distintas dependencias del Teatro Costanzi, sede de la Ópera de Roma © Opera di Roma / Fabrizio SANSONI

Teatro dell'Opera di Roma

Verdi: LA TRAVIATA

Nueva producción en 'streaming'

Lisette Oropesa, Saimir Pirgu, Roberto Frontali, Angela Schisani, Roberto Accurso. Dirección: Daniele Gatti. Dirección de escena: Mario Martone. 9 de abril de 2021.

Al cierre impuesto por la pandemia algunos teatros italianos responden difundiendo en streaming los espectáculos pensados para ser representados ante el público, con el resultado de que lo que se ve en casa no deja de ser un pálido remedo de lo que hubiera podido verse en el teatro. El Teatro dell’Opera de Roma, en cambio, ha escogido otra solución y, dado que esta producción no podrá verse en el escenario ha decidido presentar la obra como no podría verse nunca sobre las tablas. ¡Pura lógica! De este modo, y tras el éxito del Barbiere di Siviglia, también para esta Traviata se ha recurrido a Mario Martone, que ha realizado un auténtico ópera-film. Generalmente, sin embargo, las películas de ópera tratan de presentar las obras de la manera más realista posible –y un ejemplo podría ser la Tosca con Plácido Domingo, rodada en las tres localizaciones romanas indicadas en el libreto­–, en cambio esta Traviata se desarrolla íntegramente en el interior del teatro y particularmente en la platea, los palcos, el salón de descanso, las escaleras y los pasillos más que en el escenario propiamente dicho.

A Martone no le interesan las modernidades inútiles o las interpretaciones arriesgadas y su Traviata es básicamente tradicional. Lo que sí es nuevo es la manera de proponerla. Puede decirse que lo que él hace es orquestar los espacios en los que habían de moverse los solistas, el coro, los figurantes y –gracias a las cámaras de televisión– también los propios espectadores, quienes no observan desde fuera, sino que son transportado al interior de la ópera y se ven envueltos en la acción, cara a cara con los protagonistas y casi chocan con los asistentes a las fiestas en las casas de Violetta y de Flora, hallándose también en la habitación en la cual Violetta muere. Es un film, sí, pero teatralísimo a fin de cuentas. Para lograr este resultado fue necesario un ímprobo trabajo y un dominio absoluto de la técnica que solo puede darse en un director que sea buen conocedor de la ópera, del teatro y del cine.

"Lisette Oropesa fundamentalmente se trata de una soprano lírico-ligera que sin embargo consigue afrontar los momentos más dramáticos con una interpretación basada en lo sutiles matices psicológicos"

La parte visiva puede considerarse aquí preeminente, pero ello no supuso dejar de apreciar la ejecución musical, que salió beneficiada de este tratamiento. Daniele Gatti opta a menudo por unos tempi rápidos para dar la sensación de que la vida se le escapa a Violetta de entre los dedos y al mismo tiempo consigue poner de relieve pequeños detalles que a menudo pasan desapercibidos cuando lo cierto es que en Verdi no hay ni una nota superflua. Lisette Oropesa tiene el phisique du rôle y viste perfectamente a su Violetta; su técnica vocal es inmaculada y, si se puede detectar en ella alguna ligera vacilación, ello es debido a las continuas repeticiones o interrupciones impuestas por el propio rodaje que obstaculiza el mantenimiento de la necesaria concentración. Fundamentalmente se trata de una soprano lírico-ligera que sin embargo consigue afrontar los momentos más dramáticos con una interpretación basada más en lo sutiles matices psicológicos que en los grandes efectos dramáticos.

Saimir Pirgu, transformando en virtud los límites de una voz que no tiene el brío del típico tenor verdiano, favorece el perfil tímido y débil de Alfredo ofreciendo una interesante interpretación de un personaje que con frecuencia puede caer en la banalidad. Roberto Frontali, en cambio, acentúa su carácter de gran barítono verdiano y, en plena madurez artística, brinda una magistral interpretación del personaje de Giorgio Germont. Entre los comprimarios, que recaían a probados profesionales con los casi debutantes del Proyecto Fábrica para jóvenes de la Ópera de Roma, merecen señalarse los nombres del óptimo Baron Doupho que firmaba Roberto Accurso y la prometedora Annina de Angela Schisani.