CRÍTICAS
INTERNACIONAL
Viena: el 'verismo' en su máxima expresión
Wiener Staatsoper
Mascagni: CAVALLERIA RUSTICANA / Leoncavallo: PAGLIACCI
Elina Garanca, Yonghoon Lee, Paolo Rumetz, Zoryana Kushpler, Svetlina Stoyanova, Fabio Sartori, Marina Rebeka, George Petean, Jörg Schneider, Orhan Yildiz. Dirección: Graeme Jenkins. Dirección de escena: Jean-Pierre Ponnelle. 23 de marzo de 2019.
Tras un intervalo de cinco años volvía a la Staatsoper la más popular de las parejas operísticas en la ya clásica puesta en escena de Jean-Pierre Ponnelle estrenada en 1985. En Cavalleria todos los cantantes debutaban sus papales en Viena, aunque la razón principal de la reposición era la Santuzza de Elina Garanca: la cantante letona cantó estupendamente su papel, pero no consiguió crear en escena un personaje como el que conseguían Simionato, Cossotto o –pero no en Viena– D’Intino; la suya fue una interpretación distanciada y con una gestualidad convencional, sin profundizar en las características del personaje.
En estas funciones fue su pareja el tenor coreano Yonghoon Lee, quien causó un cierto efecto con su estilo italiano pero que cantó casi siempre en forte y sin demasiados matices: un tenor prometedor para el repertorio spinto que haría muy bien en no empeñarse en imitar a Corelli, quien, por otra parte, había cantado la obra en Viena con la Simionato. Su personaje, con todo, resultó más creíble que al Alfio de Paolo Rumetz, que no es un barítono comparable a los anteriores que aquí se habían visto en este papel, como Berry, Protti, Paskalis, Zancanaro o Ataneli. Rumetz se mostró como un cantante simplemente adecuado aunque algo avejentado de aspecto, pero no apto para el repertorio italiano. Zoryana Kushpler cantó una Mamma Lucia que no parecía adecuada para su voz y Svetlina Stoyanova fue una pálida Lola, un papel en el que aquí debutó Elina Garanca en un ya lejano 2003.
En Pagliacci, cinco intérpretes debutaban el título en en la Staatsoper de Viena obteniendo en general mejores resultados que los que se consiguieron en la obra de Mascagni. Marina Rebeka cantó Nedda consiguiendo un debut internacional en el personaje de primera línea, gran clase, con belleza tímbrica y énfasis dramático. George Petean hacía su primer Tonio completo aquí, donde solo había cantado el Prólogo en concierto, y estuvo bien aunque sin marcar el carácter del personaje de modo definitivo. En el Prólogo, por ejemplo, el legendario Leo Nucci dejó un nivel imposible en un recital en la Staatsoper una semana antes. Fabio Sartori fue un Canio de cierto efecto, con un segundo acto excitante, pero tampoco su personalidad fue demasiado creíble (Plácido Domingo, que estrenó esta producción, seguía la función desde un palco).

Fabio Sartori y Marina Rebeka en 'Pagliacci' // Wiener Staatsoper / Michael PÖHN
Orhan Yildiz aportó una suave y no muy voluminosa voz de barítono en el personaje de Silvio y como Beppe Jörg Schneider destacó por su hermosa voz lírica y óptima actuación escénica. Graeme Jenkins sustituía en el podio a Giacomo Sagripanti, que hubiera debido debutar con estas obras en este podio. La dirección de Jenkins no fue especialmente inspirada y en algún momento pudieron detectarse divergencias entre foso y orquesta. Los Filarmónicos y el Coro de la casa cumplieron satisfactoriamente con sus intervenciones.
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