CRÍTICAS
NACIONAL
Vanessa Goikoetxea se afianza en el Euskalduna
Bilbao
Bilbao Orkestra Sinfonikoa
Arriaga: HERMINIE
Concierto inaugural
Obras de Isasi, Arriaga, Guridi y Urrutia. Vanessa Goikoetxea, soprano. Dirección: Erik Nielsen. Palacio Euskalduna, 1 de octubre de 2021.
La Bilbao Orkestra Sinfonikoa formuló para su concierto inaugural de la temporada un programa dedicado al rescate de los compositores locales tristemente olvidados con frecuencia, junto a una obra de encargo; un paso hacia la inclusión de los noveles en lo que debía ser pan nuestro de cada día en las programaciones. Al frente del conjunto y de la magnífica Coral Ondarreta estuvo el maestro titular, Erik Nielsen, batuta siempre segura.
Abrió el concierto la suite sinfónica El Oráculo de Andrés Isasi, un compositor de principios del siglo XX formado en Alemania en el más puro postromanticismo; una obra bella, bien articulada, de precioso brillo orquestal que gustó sin llevar a la emoción. Lo mismo puede decirse de las Utopias de Urrutia, estreno encargo de la BOS. La sesión se cerró con las tres piezas vascas para coro y orquesta de Guridi, inspiradas en melodías populares a las que la Coral Ondarreta extrajo toda su belleza: las voces al unísono, conjunción perfecta, canto afinado, matizado y expresivo, pianissimi impresionantes y voces sólidas y bien templadas en los muchos tutti en forte que suenan en esta obra grata y bien lograda.
Pero el brillante, de muchos quilates, que dio categoría de joya al concierto fue la actuación de la joven pero destacadísima soprano Vanessa Goikoetxea, que en estos años de pandemia ha sufrido el recorte de sus actuaciones previstas en España y el extranjero (Pagliacci en Seattle, Traviata en Sevilla…), aunque ya la esperan para cantar, a principio del 2022 la Donna Anna en Seattle y en el Covent Garden londinense. Ofreció la difícil aria de concierto –o cantata quizá habría que llamarla– Herminie que compuso el joven Arriaga en su estancia parisina, una página llena de dificultades por las que Goikoetxea se paseó con facilidad y con una musicalidad deliciosa, que sin duda le salía muy de adentro. Filados que dejaron los espectadores emocionados, la voz limpia y brillante, el matiz justo en cada frase; con buena pronunciación del francés, vocalizando cuidadamente, en suma, una lección de buen cantar: un gozo.
Recuperando más aún a Guridi, ofreció de regalo el aria de la ópera Mirentxu, estrenada en Barcelona hace algo más de cien años, «Goikeko eguzki anguian», una preciosa melodía que en la voz de Goikoetxea sonó a luz matutina, que es precisamente de lo que va la letra de la pieza. * José Miguel BALZOLA, crítico en Bilbao de ÓPERA ACTUAL
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