Valioso tándem para un viaje musical privilegiado

Oviedo

29 / 01 / 2022 - Diana DÍAZ - Tiempo de lectura: 3 min

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philippejaroussky-thibaut-palau Philppe Jaroussky y Thibaut Garcia en el Palau © Palau de la Música Catalana / Antoni BOFILL

Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo

Recital de PHILIPPE JAROUSSKY

Obras de Dowland, Purcell, Francesca Caccini, Mozart, Britten y otros. Thibaut Garcia, guitarra. 26 de enero de 2022.

El regreso de Philippe Jaroussky a Asturias, después del triunfo de otro gran contratenor como Franco Fagioli que actuó aquí el día 22, era una de las fechas subrayadas por la afición en los Conciertos del Auditorio, que en próximos meses recibirá a otros nombres destacados de la lírica internacional. Así, la lírica sigue siendo uno de los estandartes del ciclo. Y con Jaroussky volvió a hacerse la magia, igual que en 2019 en el mismo escenario, con el contratenor francés entonces junto al Ensemble Artaserse. La de Jaroussky sigue siendo una de las voces imprescindibles de una cuerda que ya brinda estrellas de la ópera. Y él no es solo uno de los cantantes más mediáticos, es un artista excepcional, tal y como lo demostró de nuevo en Oviedo, esta vez en compañía del guitarrista Thibaut Garcia en un dúo que se fundió en un viaje lírico por cinco siglos de música y emociones. Jaroussky lució su timbre único con una proyección impecable con un repertorio variado, del Renacimiento al siglo XX, con transcripciones para guitarra de Garcia, ambos a media luz en un recital íntimo.

"Fue un viaje intercultural donde cada pieza interpretada resultaba un microcosmos con personalidad musical propia"

Los artistas compartieron puntos comunes de dos mundos que se encontraron sobre las tablas durante el recital en una declaración musical de intenciones, por ejemplo, mientras se cruzaban el Renacimiento inglés y la herencia de la tradición del laúd como en «In darkness let me dwell» de Dowland y el conocido «Lamento» de Dido y Eneas de Purcell, para poner la personal huella a un viaje musical llevado al estudio en el primer disco de ambos, À sa guitare (Warner Classics/Erato). Fue un trayecto intercultural en el que cada pieza interpretada resultaba un microcosmos con personalidad musical propia.

Así, Mozart abrió otro de los bloques de la ruta, con esa «Sensación nocturna» («Abendempfindung»), en la que Jaroussky cantó al pasar de la vida con extraña placidez. Pero fue con las páginas de la ópera bufa de Paisiello cuando arrancaron los momentos estelares del cantante, con «Nel cor più non mi sento» y luego con un Rossini de altura, «Di tanti palpiti» de Tancredi. Con Caccini y su «Chi desia di saper» se vivió un buen ejemplo de la capacidad expresiva del cantante; de especial fuerza interpretativa resultó «El mirar de la maja» de Granados, que obtuvo las primeras ovaciones del público. La interpretación del conocido Lied Erklöning de Schubert no se quedó atrás, expuesta con amplitud de medios vocales, con el sonido bien urdido con la guitarra.

Con Fauré Jaroussky dio paso a otra delicadeza, seguida de la chanson francesa «Septembre», de Barbara: una maravilla de descubrimiento, con los giros vocales del cantante y una guitarra casi a modo de carrillón, en un tema dulce dedicado al amor de juventud. La guitarra brilló después en «Anda jaleo» de Federico García Lorca, para dar nuevo impulso también a la voz, con poderoso carácter. Sin duda resultó un valioso tándem para demostrar la versatilidad de dos artistas que confluyeron a la perfección. Incluso se escuchó a Jaroussky cantando en portugués de Brasil en «Manhã de Carnaval» con música de Luiz Bonfá. Y la popular «Alfonsina y el mar», no sin acento argentino por parte del contratenor, con sugerente fraseo. Para cerrar la ruta del programa, Jaroussky se recreó en «Il est quelqu’un sur terre» de Britten, con expresiva cadencia. «Las horas muertas» e «Indulgencia» fueron las dos propinas que regalaron los artistas, para renovar su idilio con el público asturiano.  * Diana DÍAZ, corresponsal en Oviedo de ÓPERA ACTUAL