Una verbena lírica en María Pita

A Coruña

07 / 09 / 2020 - José Luis JIMÉNEZ - Tiempo de lectura: 4 min

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Rocío Pérez junto a Carol García protagonizaron uno de los mejores momentos de la gala lírica © YouTube
Luis Cansino, simpático protagonista y 'director' de la gala © YouTube
Borja Quiza en una escena de la producción de Emilio López © YouTube
Una imagen de la actuación del coro Gaos © YouTube

Amigos de la Ópera de A Coruña

Bretón: LA VERBENA DE LA PALOMA

Presencial y en 'streaming'

Luis Cansino, Borja Quiza, Vanessa Goikoetxea, Carol García, Nuria Lorenzo, Marina Penas, Carlos Álvarez, Sondra Radvanovsky, Simón Orfila, Alejandro Roy, Rocío Pérez, Alejandro Baliñas, Laura Vila y otros. Coro y Orquesta Gaos. Dirección: Fernando Briones. Dirección de escena: Emilio López. Teatro Colón, 4 y 5 de septiembre.

¿Por dónde empezar? Probablemente por la advertencia de que esta es, de nuevo, una reseña fruto de una escucha por streaming, derivado de las limitaciones de aforo impuestas a los Amigos de la Ópera de La Coruña en sus tres primeros espectáculos. Hubo solo 60 afortunados en el Teatro Colón que presenciaron una propuesta diferente, sin duda audaz pero con alguna pincelada bizarra, y desde luego nada apta para los puristas del género lírico nacional. Esta Verbena de la Paloma se anunciaba con una gala lírica sorpresa en su interior, al estilo de la tradición centroeuropea de algunas operetas. Y lo cierto es que la obra del maestro Bretón fue una suerte de excusa, de marco para que el público disfrutara de algo más, de un valor añadido que quizás corrió el riesgo de distraer de la zarzuela. El contenido desbordado el continente.

Un ejemplo. Antes de arrancar con el bellísimo preludio de la Verbena, en un juego de teatro dentro del teatro, Borja Quiza se arrancó con un Prólogo de Pagliacci. Y tras la escena de la cantaora, Hilarión se viste el traje de empresario y dirige (y comenta) una suerte de audición por la que van pasando los artistas invitados, algunos del propio reparto de la zarzuela, que exploran otras piezas de su repertorio. El viernes Carlos Álvarez regaló una emocionante romanza de La del Soto del Parral, que Luis Cansino solo pudo responder afirmando en escena que «es usted muy grande». Sondra Radvanovsky asombró con la canción de la luna de Rusalka, Simón Orfila se unió a Carol García para el «Oh che muso, che figura» de L’Italiana in Algeri, Alejandro Roy se enfrentó con ardor al «No puede ser» de La tabernera del puerto e incluso se batió en dueto con Cansino en «Le minaccie, i fieri acenti» de La forza del destino. Ya aquí asomó la gran noche de Vanesa Goikoetxea con la petenera «Tres horas antes del día» de La Marchenera, y fue lo mejor del dúo de Silvio y Nedda de Pagliacci, aquí con un Quiza con la voz destemplada, fuera de sitio, sin la elegancia que acostumbra. Para la memoria un «Lippen schweigen» de La viuda alegre con Álvarez cantando en español y Radvanovsky en inglés.

"Apabulló el aria de Olympia de Rocío Pérez, con un registro agudo y sobreagudo brillante, y que como propina regaló el aria de las flores de 'Lakmè' junto a Carol García, para acabar de rematar una sensacional aparición"

En la audición del sábado, ya sin las grandes estrellas, la oportunidad fue para artistas nacionales. De largo, apabulló el aria de Olympia de Rocío Pérez, con un registro agudo y sobreagudo brillante, y que como propina regaló el aria de las flores de Lakmé junto a Carol García, para acabar de rematar una sensacional aparición. Quiza, algo mejor que el día anterior, se atrevió a tartamudear con «Quella è una strada» de Le Maschere. Interesante el «Oh mio Fernando» (La Favorita), de la mezzo Laura Vila, y «Mi barca» de La Galeota, en la voz del bajo-barítono Alejandro Baliñas. También en alemán estuvo notable Vanessa Goikoetxea con «Es liebt eine Vilja«, de La viuda alegre. Cansino se asomó al Germont y fue justamente braveado por su «Di Provenza il Mar«. Quiza y García remataron con el «Dunque io son» del Il barbiere di Siviglia con suerte desigual: dificultades en las agilidades para él, la voz crece y parece estar alejándose de Rossini; deliciosa Rosina al de ella, por color, técnica y estilo, para escuchar en bucle.

Con todo esto por el medio se corre el riesgo de olvidarse de la zarzuela, que el director Emilio López planteó con los diálogos originales muy recortados (pero mucho) y actualizados a estos tiempos de pandemia. «Como esto siga así, van a venir las autoridades sanitarias a poner más restricciones de las que ya tenemos y vamos a ser más en el escenario que entre el público», riñe Luis Cansino en su debut como Hilarión, que se convierte en el hilo conductor de la trama, la gala y la función, en general. Hay vis cómica pero no histrionismo. La adaptación pudo ser algo más fiel no tanto al libreto como sí a la atmósfera original. López plantea su Verbena como una compañía que se ve obligada a trasladar la función de la zarzuela al aire libre, por aquello de que «un bicho» ha entrado en el teatro. Y se plantea el ya mencionado juego del teatro dentro del teatro, que además el director de escena construye con pocos elementos pero una iluminación precisa.

En el elenco, Cansino y Goikoetxea destacaron sobre el resto. Cierta decepción en el Julián de Quiza, falto de la finura habitual del barítono gallego. En su pequeño papel, la cantaora de Marina Penas gustó mucho por una línea de canto limpia y elegante. Muy simpática la Antonia de Nuria Lorenzo, y sin tacha la Casta de Carol García o la Señá Rita de Laura Vila, una impresión extensible al grueso de secundarios, muchos de la tierra. Un reconocimiento expreso al Coro y la Orquesta Gaos, a los que no les ha temblado el pulso para aceptar el reto de subir al escenario y bajar al foso, respectivamente, en el actual contexto. El ritmo de Fernando Briones a la batuta fue el adecuado, y el coro (mascarilla mediante) acompañó con solvencia y buen hacer.