CRÍTICAS
INTERNACIONAL
El debut en el Met de Ismael Jordi
Nueva York
The Metropolitan Opera House
Verdi: LA TRAVIATA
Ermonela Jaho, Ismael Jordi, Amartuvshin Enkhbat, Edyta Kulczak, Christopher Job, Paul Corona, Scott Scully, Deborah Nansteel, Patrick Miller, Jonathan Scott. Dirección musical: Marco Armiliato. Dirección de escena: Michael Mayer. 21 de enero de 2023.
El Met repuso La Traviata de Michael Mayer, montaje que pudo verse por última vez con Lisette Oropesa y Piero Pretti antes de la pandemia, pero que en este curso ha regresado como llamada de socorro desesperada para llenar los asientos del coliseo, que tan vacíos han estado desde el comienzo de la temporada. Y aunque esta puesta en escena viene con el peso de muchas malas críticas a sus espaldas, el templo neoyorquino ha sabido quitarse el sambenito con unos repartos estelares. En octubre regresó con Nadine Sierra y Stephen Costello, una pareja que, aunque muy desigual en lo individual (con ella a un nivel superlativo), estuvo empastada de principio a fin y regaló al público una creíble historia de amor.
Tomaron el relevo este mes de enero Ermonela Jaho e Ismael Jordi. El tenor gaditano, que debutaba en el escenario neoyorkino, optó por un enfoque más bien sutil del enamorado de Violetta; aunque se le vio poco expresivo en lo actoral, defendió el papel con gusto, con un fraseo elegante y agudos brillantes durante los tres actos. La Violetta de Jaho contrastó con la que se pudo ver en octubre: quebradiza, enferma y orgullosa, la soprano albanesa afrontó el rol de una forma más madura, porque con más de 300 representaciones de la ópera de Verdi a sus espaldas su experiencia se hizo evidente desde que se abrió el telón. En lo vocal no abandonó el pianísimo en toda la noche, cautelosa y delicada; de menos a más, camaleónica en el escenario, aportó a cada acto una perspectiva distinta. En el primero, pese a algunos desajustes en los agudos del aria, su Violetta fue enérgica y magnética, dando presencia al personaje con un color dominantemente oscuro. En el segundo, con una enfoque más amable y dulce, su canto adquirió un color más claro. Finalmente ofreció un tercer acto lleno de intensidad en el que incluso dejó atrás en varias ocasiones los pianísimos, dando veracidad al trágico final. Sin duda no fue una Violetta pletórica, pero enamoró a los presentes como solo ella sabe hacerlo con una actuación digna de recordar.
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