Mozart y una mágica noche de cuento

Washington

21 / 11 / 2019 - Esperanza BERROCAL - Tiempo de lectura: 3 min

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Flauta mágica Una imagen de la imaginativa producción de Christopher Mattaliano © WNO / Scott SUCHMAN
Flauta mágica David Portillo interpreta al rol de Tamino © WNO / Scott SUCHMAN
Flauta mágica La debutante Sidney Mancasola fue Pamina y Michael Adams, Papageno © WNO / Scott SUCHMAN

Washington National Opera

Mozart: LA FLAUTA MÁGICA

David Portillo, Sydney Mancasola, Kathryn Lewek, Wei Wu, Michael Adams, Alexandria Shiner, Deborah Nansteel, Meredith Arwady, David Cangelosi, Alexandra Nowakowski, Kevin Short, Aidan Stanton-Brand, Abigail Jamison, Holden Browne. Dirección: Eun Sun Kim. Dirección de escena: Christopher Mattaliano. The Kennedy Center, 17 de noviembre de 2019.

Para entender el encanto de esta producción hay que partir del impacto que tuvo en la literatura infantil norteamericana el libro ilustrado Where the Wild Things Are (Donde viven los monstruos) de Maurice Sendak (1963), una obra que ha pasado de generación en generación estimulando la fantasía de varias generaciones.

Esta producción está basada en los decorados que realizó Maurice Sendak originalmente para La flauta mágica de la Ópera de Houston en 1980 y que fueron recreados para la Ópera de Portland por el director Christopher Mattaliano en 2016. Sendak, amante de la ópera y erudito de gustos eclécticos, ofreció un marco visual en el cual la profundidad escénica es un claro reflejo del transcendente mensaje de la partitura mozartiana. El escenario apareció desdoblado, inspirado en las ilustraciones tan familiares de Sendak en un enorme decorado pop-up que permitió un viaje mágico con alusiones explícitas a la masonería inspiradas en el antiguo Egipto, animales fantásticos y objetos con poderes. Sin rebuscamientos, la eficaz  dirección de Mattaliano, apoyada por los coloridos diseños y la hábil iluminación de Neil Peter Jampolis, las proyecciones de John Garofalo, y el vestuario del mismo Sendak ambientado en la época mozartiana de la Ilustración, aportaron una de esas noches en las que niños y adultos se sientan a leer un cuento y viajan donde la imaginación de cada uno quiera llegar.

"Destacó la calidez y vuelo de la soprano Sydney Mancasola en su debut con la WNO, muy bien secundada por David Portillo en cuanto a proyección, calidez de fraseo y porte escénico"

En lo musical el elenco contribuyó a un resultado sólido y homogéneo, con muchos momentos para disfrutar. Destacó la calidez y vuelo de la soprano Sydney Mancasola en su debut con la WNO como Pamina, muy bien secundada por David Portillo en cuanto a proyección, calidez de fraseo y porte escénico en el papal de Tamino. Michael Adams se apropió con facilidad vocal y dramática del personaje de Papageno, mientras su contraparte, Papagena, estuvo bien resuelta por la jocosa Alexandria Nowakowski. La compañía tomó pocos riesgos para la esperada Reina de la Noche, recabando en la participación de la soprano de coloratura  Kathryn Lewek, auténtica veterana en este rol.

Otro habitual, David Cangelosi, solventó con buena dosis humor y buen hacer en lo vocal el papel de Monostatos. La hercúlea voz del bajo Wei Wu encarnó un Sarastro menos lucido que en otras ocasiones, con densidad y color apropiado pero mermado en cuanto a proyección. En los papeles menores brindaron adecuadas interpretaciones el bajo Kevin Short (Oficiante) y el trío de genios interpretado por los niños Aidan Stanton-Brand, Abigail Jamison y Holden Browne, bien coordinados y con cuidada afinación. El trío de damas de la Reina compuesto por Alexandria Shiner, Deborah Nansteel y Meredith Arwady, estuvo irreprochable y su presencia supo a poco. Lo mismo pudo decirse de la escasa pero valiosa aportación del coro.

Al frente de la orquesta se estrenaba la surcoreana Eun Sum Kim, quien dio la impresión de tener más control de la concepción mozartiana que concordancia entre la escena y el podio.