Una mujer de la limpieza cierra el 'Anillo' de la Deutsche Oper

Berlín

23 / 01 / 2022 - Cocó RODEMANN - Tiempo de lectura: 4 min

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rheinhold-operaactual-detusche 'Das Rheingold' en la producción de Stefen Herheim © Deutsche Oper / Bernd UHLIG

Deutsche Oper

Wagner: DER RING DES NIBELUNGEN

Ciclo completo

Brandon Jovanovich, Tobias Kehrer, Ian Paterson, Nina Stemme, Clay Hilley, Ya-Chung Huang, Thomas Lehman, Okka van der Damerau, Derek Welton, Markus Brück y otros. Dirección musical: Donald Runnicles. Dirección de escena: Stefan Herheim. 4, 5, 7 y 9 de enero de 2022.

Dieciséis horas y 21 minutos de Wagner. Eso es El anillo del nibelungo presentado por la Deutsche Oper. Una tarea hercúlea para todos los teatros, especialmente en tiempos de pandemia. El coliseo berlinés no solo ha aceptado el reto sino que ha representado la Tetralogía del tirón para que la emoción, el dolor y la pena que deja esta obra monumental no se fragmente, espectáculos que ÓPERA ACTUAL ha ido reseñando puntualmente en sus respectivos estrenos. Para la orquesta, los solistas y el público, ha sido una prueba de resistencia que la producción de Stefan Herheim no merecía.

Puede que con este Anillo ocurra con el tiempo lo mismo que con el de Patrice Chéreau de Bayreuth en 1976. El público lo abucheó histéricamente en el estreno, se repartieron panfletos contra el regista, la policía tuvo que proteger al director en todas partes y hubo peleas en la audiencia. Cuatro años después se celebró con ovaciones de una hora. También en Berlín el Anillo del maestro Götz Friedrich fue mal recibido. Presentó a su Valquiria en tirantes, una ofensa para los ortodoxos, que hervían de ira. El director tuvo que interrumpir el estreno. Casi 35 años después, el Anillo de Friedrich se considera un referente y el más hermoso y mágico de los producidos nunca. Pero mucho tendrá que llover para que el tiempo sea con Stefan Herheim tan generoso.

© Deutsche Oper / Bernd UHLIG

Ian Paterson en 'Siegfreid'

Los abucheos al director y a su equipo, tras Götterdämmerung, fueron épicos. Las críticas desgarradoras. El ocaso de los dioses fue el crepúsculo de Herheim y el de una producción que concluye como arrancó: incoherente, deslavazada, como un puchero en el que ir metiendo ideas con la esperanza de que el resultado sepa bueno. Puchero, por no decir el piano vagina que Heiheim se inventó para ir sacando y retirando de escena los personajes.

Tras un Oro del Rin, una Valquiria y un Sigfrido que no se sabe bien si viven en el Impero Romano o la Normandía de Asterix y Obelix, la tetralogía termina con una señora de la limpieza barriendo el escenario, un fin de función al que Herheim, acosado, ha querido dar contenido. «No es un final vacío sino altamente político. La señora de la limpieza no es un cliché y me sorprende a nadie se haya preguntado quien es ella«, se defiende el director de escena. La respuesta a la pregunta no formulada es que «esa mujer forma parte de la plantilla del teatro, se jubila el próximo año, he aprendido a amarla mucho y me gustaría darle el triple de dinero. Eso es político«.

© Deutsche Oper / Bernd UHLIG

Nina Stemme como Brühnilde en 'Die Walküre'

Como director, Herheim, puede explicarlo todo. Otra cosa es que resulte convincente y puede convertir en éxito las expectativas frustradas. Y decepciona desde la primera entrega, cuando arranca lo que para él es un juego dentro de un juego, el ensayo de actores y cantantes ambulantes de una obra en busca de compositor.

La distancia con la trama de los personajes, dioses, semidioses, humanos y nibelungos, unas veces disfrazados de payasos convierte la representación en una mentira. Menos en el canto, todos fingen. Sigfrido finge que rescata a Brunilda y que Hagen lo apuñala. En los momentos de especial comunión de voz, música y libreto, la luz de la sala permanece encendida. No hay ni pies ni cabeza, pero si muchas escenas en ropa interior.

"Las alusiones a la era nazi son aquí especialmente irritantemente engañosas, pues aunque esas montañas de maletas indicen a pensar en Auschwitz, en vez de reflexionar sobre el Holocausto, el director reflexiona sobre vacíos y signos"

Herheim es capaz de crear imágenes de gran belleza plástica, pero se desvanecen en la mediocridad y confusión de del todo. Hay que leer el cuadernillo del programa para saber qué nos quiere decir el director con su obra dentro de la obra, los juegos de luces, la sexualización de las ninfas del Rin, presentadas como ninfómanas, o las montañas de maletas de la escenografía.

Las alusiones a la era nazi son aquí especialmente irritantemente engañosas, pues aunque esas montañas de maletas indicen a pensar en Auschwitz, en vez de reflexionar sobre el Holocausto, el director reflexiona sobre vacíos y signos. El noruego lo rebate. «Para mí, este es el presente en el que vivimos. Son señales que no sé lo que significan, pero que están ahí, en una sociedad parlamentaria, donde el partido Alternativa para Alemania (AfD) está sentada y cuestiona subversivamente los principios parlamentarios desde abajo. Quedamos atrapados en un ciclo de Anillo con nuestras propias contradicciones«.  Y también tiene una explicación para las constantes escenas en ropa interior, demasiado mojigatos para algunos, anticuadas para otros. «Si está desnudo, entonces correcto, pero en ropa interior, no. Típico de una audiencia burguesa«.

Quien sabe cómo será recibido este Anillo en unos años y si se aplicará a la ópera el lema del dios Wotan de que «el que vive ama el cambio«.  Hasta entonces, se agradece la honestidad. El director de cine Lars von Trier, por ejemplo, rechazó la oferta del Festival de Bayreuth para actualizar su Anillo después de un año de pensar, repensar y para llegar a la conclusión de que la obra le superaba. Herheim no es tan exigente consigo mismo.  * Cocó RODEMANN, corresponsal en Berlín de ÓPErA ACTUAL

© Deutsche Oper Berlin / Bernd UHLIG

Clay Hilley como Siegfried en 'Götterdämmerung'