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Una influencer llamada Violetta Valéry
Viena
Wiener Staatsoper
Verdi: LA TRAVIATA
En 'streaming'
Pretty Yende, Juan Diego Flórez, Igor Golovatenko, Attila Mokus, Donna Ellen, Margaret Plummer. Orquesta y Coro de la Ópera de Viena. Dirección: Giacomo Sagripanti. Dirección de escena: Simon Stone. 7 de marzo de 2021.
Estrenada en la Opéra de Paris en septiembre de 2019, esta coproducción entre el teatro francés y la Wiener Staatsoper llegó por fin a Viena, aunque lamentablemente solo ha podido ofrecerse sin público en la sala y en formato streaming. La propuesta de Simon Stone ya hizo correr, en su estreno, ríos de tinta, aunque en líneas generales tuvo una buena acogida. Stone, director de teatro y de cine de creciente reputación, sitúa el melodrama verdiano en la actualidad, convirtiendo a Violetta en una influencer víctima de la hipocresía de unas redes sociales de las que depende.
La translación temporal está tratada con mucha inteligencia, sin boutades y con rigor dramático. Stone consigue que las piezas encajen con sorprendente naturalidad gracias a la espectacular concepción escénica creada por Robert Cousins, quien combina proyección de imágenes, de chats y una parca escenografía en un escenario permanentemente en rotación, consiguiendo situaciones estéticamente brillantes. Stone, por su parte, aporta soluciones muy inteligentes, como en un «Ah fors’è lui» transitado por París o una escena final convertida en delirio de una Violetta agonizante. Donde más chirría dicha traslación es en las motivaciones de Giorgio Germont, un burgués rural que pretende casar a su hija con un jeque saudí, pretexto un tanto débil que repercute en el segundo acto, el menos convincente desde un punto de vista narrativo y, consecuentemente, dramático.
La soprano sudafricana Pretty Yende debutó el rol de Violetta Valéry precisamente con esta producción a finales de 2019 en la Opéra y, posteriormente, lo interpretó en el Gran Teatre del Liceu barcelonés. En esta función vienesa mostró las mismas virtudes y limitaciones que en Barcelona. Es una buena cantante-actriz, el personaje está bien delineado dramáticamente y la intérprete consigue acentos, en determinados pasajes, de indudable fuerza expresiva. Las limitaciones vienen dadas por las características del instrumento en sí, pues Yende es una lírico-ligera a la que, en determinados pasajes de alto voltaje dramático, le falta cuerpo y eso se traduce en algunos sonidos fijos e irregularidades de emisión. Pese a ello, el resultado global de su Violetta se puede considerar como notable. Resolvió bien la coloratura del primer acto, se quedó corta en la desesperación de «Amami, Alfredo» y culminó con inteligencia la escena final.
Con esta función de Viena llegaba, probablemente, el mejor Alfredo de Juan Diego Flórez hasta la fecha. A su voz siempre le faltará ese punto de expansión que le convertiría en el Alfredo ideal, pues en cuanto a fraseo y calidad técnica estuvo absolutamente brillante. Además, en esta ocasión, más allá de coronar la cabaletta con un brillante agudo, se mostró más intenso e involucrado dramáticamente que nunca, tanto a nivel vocal como escénico.
De menos a más el Germont de Igor Golovatenko, que en sus primeras intervenciones se mostró algo destemplado para remontar en la gran escena con Violetta, desgranó finalmente frases elegantes e incisivas, aunque pasó ciertos apuros en el final de «Di Provenza» que resolvió de manera inteligente, mostrando timbre y expresión nobles tanto en la escena de las cartas como en el final. Correctos sin más los intérpretes de los roles secundarios entre los que destacó el sonoro Douphol de Attila Mokus.
Muy refinada y equilibrada, con momentos de brillante instinto dramático, la dirección de Giacomo Sagripanti al frente de una espléndida Orquesta de la Ópera de Viena. Menos convincente el Coro que, especialmente en el primer acto, mostró evidentes desajustes que se fueron solventando a medida que avanzaba la función.
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