CRÍTICAS
INTERNACIONAL
Una 'Calisto' perfectamente conectada
Bonn
Theater der Stadt Bonn
Cavalli: LA CALISTO
Nueva producción
Susanne Blattert, Charlotte Quadt, Marie Heeschen, Tobias Schabel, Giorgios Kanaris, Lada Bočková. Betthoven Orchester Bonn. Dirección de escena: Jens Kerbel. Dirección: Hermes Helfricht. 2 de octubre de 2020.
La excapital de la República Federal Alemana dio un gran paso adelante antes de otros teatros alemanes con una temporada llena de sorpresas. La Calisto es una obra conocida gracias a su exhumación por Raymond Leppard en los años 70 en Glyndebourne. Bonn no escatimó esfuerzo presentando una versión musical de primerísima línea con un director magistral seguramente destinado al estrellato, Hermes Helfricht, dirigiendo cada nota con entusiasmo, fraseo y ritmos contagiosos, y una orquesta muy bien ensayada. Su comunión con los cantantes fue total, un verdadero trabajo de equipo.
En la nueva producción de Jens Kerbel los decorados abstractos de Momme Hinrichs y las excelentes proyecciones ambientales de FettFilm contribuyeron a que la obra fluyera con una narración coherente. Calisto era presentada como una pastora a merced de fuerzas superiores y Lada Bočková le daba el toque frágil, inocente y femenino con voz suave y atractiva. Tobias Schabel fue la perfecta encarnación de Giove (Júpiter), un ser dedicado a la seducción y al engaño, pero su esposa Giunone (Juno) lo descubre con furia: Marie Heeschen cantó con voz, fraseo y maestría el particular estilo de Cavalli.
La ópera comenzaba con las tres figuras de la Eternidad, la Naturaleza y el Destino en un círculo movible en proyección, como una especie de precursoras de las nornas wagnerianas. La obra es una exquisitez y al ser dada en versión sin interrupción se creó una atmósfera aún más intensa. Cabe destacar a Giorgios Canaris como Mercurio, a Susanne Blattert como una deliciosa Eternidad/Pan, y a Charlotte Quadt como la Naturaleza/Diana.
Estas obras ganan mucho cuando son presentadas sin interferencia de directores de escena que desean presentar su versión; en este caso no hubo tal cosa y el público ridículamente distanciado pudo apreciar la obra en su total plenitud. Bonn ha mostrado el camino, ahora hay que seguirlo o las artes se perderán en un agujero negro de contadores y políticos despistados.
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