Una 'Bohème' llena de vida

Oviedo

22 / 11 / 2021 - Diana DÍAZ - Tiempo de lectura: 4 min

Print Friendly, PDF & Email
urbietavega-operaactual-boheme-oviedo Miren Urbieta-Vega (Mimì) y Laura del Río (Musetta) © Ópera de Oviedo
oviedo-operaactual-boheme Las voces masculinas del reparto del 'Viernes de Ópera' de 'La Bohème' en Oviedo © Ópera de Oviedo

Ópera de Oviedo

Puccini: LA BOHÈME

Viernes de Ópera

Juan Noval-Moro, Miren Urbieta-Vega, David Menéndez, Vicente Esteve Corbacho, Robert Mellon, Manuel Fuentes, Laura del Río. Dirección musical: Corrado Rovaris. Dirección de escena: Emilio Sagi. Teatro Campoamor, 19 de noviembre de 2021.

La Bohème, en el Viernes de Ópera, volvió a conmover a los amantes de la lírica del principado.  La Ópera de Oviedo llevó de nuevo al Campoamor las desventuras del grupo de bohemios, en la producción de Emilio Sagi que en 2008 se reponía con nuevos alicientes sobre las tablas. Desde entonces, esta Bohème se ha convertido en una producción imprescindible en los teatros, desde que la Ópera de Oviedo la presentó con firma propia en el año 2000. Se trata de una Bohème que no pierde un ápice de vida en cada representación. Las desavenencias del grupo de bohemios encajan en el ambiente parisino del Mayo francés de 1968. El vestuario, ideado por la ovetense Pepa Ojanguren, fue clave en los nuevos aires de la propuesta escénica en 2008, alrededor del Barrio Latino. Así, el libreto, rico en elementos, se traduce con éxito en una escena llena de color y vitalidad, que sirve para acentuar el drama de Mimí y Rodolfo.

La pareja de bohemios protagonista, en el último Viernes de Ópera de esta temporada, conquistó al público en un coliseo pleno (crítica del primer reparto en este enlace). El Campoamor, con aforo completo, es la mejor celebración del Premio Honorífico que la Ópera de Oviedo acaba de recibir por parte de la Asociación de Teatros y Temporadas estables de Ópera en España, Ópera XXI.

"El tenor asturiano Juan Noval-Moro marcó sin duda presencia desde el inicio de la ópera, con un instrumento bajo control, en una actuación que se premió con merecidas ovaciones"

Así, en la memoria de buena parte del público permanecían imágenes de esta propuesta del director de escena ovetense, que también supuso el regreso al Campoamor de Corrado Rovaris en la dirección musical, al frente de la Sinfónica del Principado de Asturias. Rovaris cuidó detalles con buena mano también para los momentos de mayor alcance dramático, de manera que la batuta resolvió de manera estimulante esa narrativa musical de Puccini desde el foso. El Rodolfo de Juan Noval-Moro fue todo dulzura con Mimì, mientras lucía un fraseo generoso; el tenor asturiano marcó presencia desde el inicio con un instrumento bajo control y en una actuación que se premió con merecidas ovaciones, como en «Che gelida manina», con una expresión vocal de amplios perfiles.

Miren Urbieta-Vega fue una delicada Mimì con una interpretación vocal llena de matices, en la evolución del personaje. Su «Mi chiamano Mimì» no se quedó sin aplausos, con una voz fundida con la orquesta para resaltar las sonoridades de conjunto. A destacar además la fuerza dramática de la soprano en el tercer acto, cuando canta su desesperación con el siguiente encuentro con Rodolfo. Ello conduce al cuarteto de final de acto, uno de los mejores momentos de la tarde. La sensual Musetta de Laura del Río se escuchó creíble y cómoda en interpretación de la soprano, con flexibilidad de registros, y sin extravagancias en su lado más coqueto. A su lado, Robert Mellon como Marcello supo aprovechar los momentos de su personaje para mostrar consistencia vocal y actoral.

El grupo de bohemios funcionó a la perfección. A destacar David Menéndez, que también marcó paso desde su presentación, tanto en lo vocal como por su solvencia escénica, mientras su Schaunard contagiaba de alegría al resto. Entre ellos, Manuel Fuentes como Colline también mostró estabilidad vocal en su «Vecchia zimarra, senti».

Cómo olvidar, minutos antes de la resolución del drama, el cuadro colorista en torno al Café Momus de París, en escenografía de Julio Galán. El cambio del segundo acto impacta a la vista del espectador, con una actividad que agita la plaza en un espacio bastante reducido, lo cual pudo influir en el desajuste del coro titular, Intermezzo, en ese punto. El barítono Vicente Esteve Corbacho, como Benoît y Alcindoro redondeó una velada emocionante, de amores imposibles.  * Diana DÍAZ, crítica en Oviedo de ÓPERA ACTUAL