CRÍTICAS
NACIONAL
Una 'Arabella' empoderada y conceptual
Madrid
Teatro Real
Strauss: ARABELLA
Por primera vez en el Real
Sara Jakubiak, Josef Wagner, Sarah Defrise, Martin Winkler, Anne Sofie von Otter, Matthew Newlin, Dean Power, Roger Smeets, Tyler Zimmerman, Elena Sancho Pereg, Barbara Zechmeister. Dirección musical: David Afkham. Dirección de escena: Christof Loy. Orquesta y Coro Titulares del Teatro Real. 24 de enero de 2023.
De las grandes óperas de Richard Strauss, Arabella quedaba por estrenar en el Teatro Real y por fin ha podido estrenarse en este escenario. Lo ha hecho con la puesta en escena largamente rodada de Christof Loy, experto straussiano, que ya ha montado aquí Capriccio y Ariadna en Naxos. Esta Arabella sigue la tónica de Loy: decorado blanco, paneles corredizos, concentración en el juego de actores, iluminación implacable, vestuario moderno. La Viena que Strauss evocó en esta obra con nostalgia y una sonrisa malévola se ha convertido en la de Loy, como escribe él mismo en el programa de mano: un escenario abstracto, en el cual dos inadaptados se encuentran, se rebelan y logran emanciparse (esta vez hundiéndose en la oscuridad más negra) después de vencer sus poco verosímiles expectativas, tan convencionales.
La historia de amor debería ganar en profundidad e intensidad, pero como la nueva narrativa no alcanza a sobreponerse a la de Hofmannsthal y Strauss, la incongruencia acaba en lo obvio y lo redundante. Sobre todo cuando lo que al parecer quiere contar Loy lo dice ya, y con qué esplendor, la orquesta, con un apabullante David Afkham en el podio, quien volvía por fin al Teatro Real desde su Bomarzo de 2017, habiendo dirigido una inolvidable Salome la temporada pasada en el Auditorio. El maestro titular de la OCNE demostró dominar a fondo la materia straussiana, tan sutil y en continuo cambio expresivo, en la cual la paleta de colores es tan rica y variada que exige un ajuste permanente entre el foso y la escena, aunque, sobre todo en el aburrido tercer acto, cada uno vaya por su lado.
Sara Jakubiak dibujó una Arabella empoderada, consciente de su energía y que debería descubrir su vulnerabilidad, pero no lo consigue. Y es que a falta de expresividad y de pianísimos acabó cayendo más del lado de Wagner, y sobre todo de Puccini, que de Strauss. Josef Wagner es un buen barítono, con una voz hermosa y bien templada: un poco demasiado ligera para Mandryka, el hombre natural, incluso si este tiene que aprender, como le ocurre aquí, a dejar atrás sus prejuicios heteropatriarcales. Sarah Defrise, como Zdenka, se esforzó en el primer acto con un buen dúo con Arabella, pero fue perdiendo fuelle y llegó cansada al final. En el papel de Fiakermilli, gran actuación de Elena Sancho Pereg, soprano ligera de extraordinaria expresividad, y eso a pesar de tener que emitir sus gorjeos mientras Mandryka la sodomiza (con esta van dos violaciones esta temporada…).
Espléndida Anne Sofie von Otter que se divierte en los momentos finales de una voz espléndida componiendo una Madre libertina. Muy bien el Conde de Martin Winkler, aunque más parece un gestor cultural alternativo a punto de jubilarse que un aristócrata adicto al juego. Fabuloso el Matteo de Matthew Newlin, con una voz radiante y luminosa, capaz de solventar todos los problemas de una tesitura imposible. Correcta la Vidente de la joven Barbara Zechmeister, y estupendos los demás, incluido el coro. En el estreno hubo aplausos intensos y sonoros abucheos para el regista. * José María MARCO, corresponsal en Madrid de ÓPERA ACTUAL
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