CRÍTICAS
INTERNACIONAL
Un 'Simon Boccanegra' homogéneo y abstracto
Tokio
New National Theatre
Verdi; SIMON BOCCANEGRA
Nueva producción
En el New National Theatre se ha puesto en escena esta nueva producción de Simon Boccanegra, una coproducción con la Ópera estatal finlandesa y el Teatro Real de Madrid que promete ser lo más interesante en el aspecto artístico de la presente temporada. Kazushi Ono, que subió al podio en este nuevo montaje, como director artístico del coliseo tokiata escogió a Pierre Audi para dirigir el proyecto, y esta es la primera ocasión en la que han trabajado juntos. Audi eligió para diseñar la escenografía a Anish Kapoor, un artista mundialmente conocido en el ámbito del arte contemporáneo. El argumento de la obra sitúa la acción en el siglo XIV genovés, pero Audi y Kapoor han optado por una ambientación abstracta; la decoración, única para todos los actos con excepción del prólogo, se centra en el volcán Etna, que domina la escena a modo de bóveda, siempre imponente con sus contornos negros y rojos, colores que dominan la escena.
La visión resulta del todo procedente al haber adoptado Audi por reflejar la lucha de un hombre poderoso que a sus éxitos políticos debe contraponer toda una serie de eventos dramáticos, lo que también viene reforzado con la eficacia de la iluminación de Jean Kalman. En lo que respecta al vestuario de Wojciech Dziedzic, la ambientación atemporal planteó cierta discrepancia al apostarse por un vestuario moderno.
El alto nivel y la homogeneidad de las voces reclutadas fueron un factor vital para el éxito de la nueva producción. Audi había pedido a los artistas que con sus movimientos subrayaran especialmente sus sentimientos, con independencia de lo que dicta el libreto. Roberto Frontali dotó al rol titular de la belleza de su voz sin temor a poner en riesgo la corrección musical, expresando la tragedia de Boccanegra con medios poderosos, especialmente en una escena de la muerte que tuvo al público en suspenso. Riccardo Zanellato como Jacopo Fiesco aportó toda su madurez artística, cantando la famosa aria del prólogo con autoridad y siendo una presencia importante a lo largo de toda la obra. Luciano Ganci (Adorno) ofreció una convincente interpretación del apasionado joven con una voz atractiva, mientras que Irina Lungu, una Amelia ya italiana por adopción, ofreció el canto controlado de una mujer advertida y valerosa. Simone Alberghini (Paolo) es un muy buen cantante, pero resultó poco maléfico para este papel. Cumplieron con corrección Shingo Sudo (Pietro), Toshiaki Murakami (Capitán) y Rioko Suzuki (Doncella), siendo espléndida la contribución del coro, especialmente en su sector masculino.
Desde el podio, el maestro Ono mostró una excelente lectura de la obra que, como siempre, contrastó adecuadamente los momentos dramáticos con los más líricos al frente de la Tokyo Philharmonic Orchestra, la mejor del Japón, dibujando asimismo de manera impecable los pasajes más cantables y delicados. En el estreno, que contó con la presencia del Emperador japonés, el público aplaudió largamente a los artistas, al coro, a la orquesta y al equipo creativo. * Mika INOUCHI, corresponsal en Tokio de ÓPERA ACTUAL
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