CRÍTICAS
NACIONAL
Un narcisista al piano en el desembarco andaluz
Sevilla
Teatro de La Maestranza
Raquel García-Tomás: JE SUIS NARCISSISTE
Elena Copons, María Hinojosa, Toni Marsol, Joan Ribalta. Dirección de escena: Marta Pazos. Dirección musical: Vinicius Kattah. Pepe Fernández, piano. 21 de mayo de 2023.
En noviembre de 2020 el Teatro de La Maestranza se vio obligado a cancelar las funciones de Je suis narcissiste por las circunstancias pandémicas, optándose en su lugar por la retransmisión de la misma en la grabación realizada en 2019 en el Teatre Lliure de Barcelona. Se podría pensar entonces que, de aquella manera, el coliseo sevillano cumplía más mal que bien, pero obligado por la emergencia sanitaria con la presentación local de la ópera bufa de Raquel García-Tomás. No fue finalmente así, y el director del coliseo andaluz, Javier Menéndez, decidió continuar con la defensa de una obra que, un año después de su concepción, llevó (o, desde luego, animó al jurado) a que la compositora catalana se alzara con el Premio Nacional de Música, un galardón que, habida cuenta la nómina de distinguidos y de la sangrante lista de ignorados, resulta cada vez más huérfano de relevancia en el contexto internacional de la composición.
García-Tomás es una compositora de músicas disipadas, a menudo a salvo de la lluvia de la reflexión y cobijadas bajo el paraguas del divertimento intelectual, bien enraizado, de costuras zurcidas, convenientemente armado de referencias. No hay excesivo trazo grueso en sus partituras y sí que, en cambio, hay en ellas una notabilísima fineza para salvarse del entertainment. Ténganse en cuenta obras suyas como Blind Contours Nº1 o Look Sweetie I Found my Old Projector! (… and a bunch of movies). Antes y después de Je suis narcissiste hubo, por su parte, otras aproximaciones líricas como disPLACE, en 2015, o la reciente Alexina B., en 2023. Esto demuestra una afinidad manifiesta de la autora por el entorno escénico, algo que, por otra parte, también subrayan no pocas de sus piezas de cámara.
Se sintonice más o menos con ella, y es palmario que García-Tomás busca lo primero de manera denodada, su Narcissiste funciona si se exige entre poco y nada. Ayuda a hacerlo más llevadero la escena de Marta Pazos, quien estiliza la verborreica e insustancial correría dramática hilada por Helena Tornero, con una iluminación hipertrofiada, estilismos imposibles y fosforescencias que tanto recuerdan un improbable, pero descacharrante cruce entre Robert Wilson y La Cubana. El empacado funciona, y aunque a veces parece hasta imposible, lo hace, y parte del público participa de ello. Ayuda de manera decisiva el trabajo de Pazos, pero también una música más bien ramplona, pero sagaz en su vitriólica fusión de music hall, cabaret, teatro de variedades y ópera bufa contemporánea. De esto último, o de la convención que se entiende por ella, menos, siempre que se comprenda que el género es una mano tendida al pensamiento, al laboratorio y al planteamiento de interrogantes, porque poco de ello se da aquí.
En sus dos representaciones sevillanas –en el Lope de Vega– la suerte volvió a correr en contra del proyecto y acabó estrenándose a piano y no con la plantilla instrumental original a causa de la huelga que la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla mantiene desde hace semanas. Fue el maestro repetidor Pepe Fernández quien, ya lógicamente prevenido, tuvo que asumir la humorada instrumental, bien reconocido en los aplausos, engrandeciéndose también la figura del director musical, Vinicius Kattah, que hizo funciones de clown de manual.
Al final, todo resulta insustancial en esta ópera cómica, un género que en la contemporaneidad no parece haber encontrado fácil acomodo, aunque hay títulos de enorme valor, como la mordaz y rabiosa Nariz de Shostakovich, la dodecafónica ligereza de Von heute auf morgen, de Schoenberg o el negrísimo y desopilante Gran macabro, de Ligeti.
Los solistas, en todo caso, cumplieron con una escritura vocal convencional con la competente soprano Elena Copons, que no acusó tiranteces y dejó correr la voz hasta un robusto registro agudo. Seguro en lo vocal también se mostró el barítono Toni Marsol así como la siempre muy eficaz María Hinojosa, sobre la que recayeron algunos pasajes algo más agradecidos y creativos. Muy ligero, sin impostación y con comodidad, se expresó el canto de Joan Ribalta. * Ismael G. CABRAL, corresponsal en Sevilla de ÓPERA ACTUAL
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