Un monumental 'Barbiere' hollywoodense en Caracalla

Roma

10 / 08 / 2022 - Mauro MARIANI - Tiempo de lectura: 2 min

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Barbiere Caracalla / operaactual.com Cecilia Molinari como Rosina en las Termas de Caracalla © Ópera de Roma / Fabrizio SANSONI
Barbiere Caracalla / operaactual.com Marco Filippo Romano como Dr. Bartolo en las Termas de Caracalla © Ópera de Roma / Fabrizio SANSONI
Barbiere Caracalla / operaactual.com Una escena de 'Il barbiere di Siviglia' en las Termas de Caracalla © Ópera de Roma / Fabrizio SANSONI
Barbiere Caracalla / operaactual.com Una escena de 'Il barbiere di Siviglia' en las Termas de Caracalla © Ópera de Roma / Fabrizio SANSONI

Teatro dell'Opera

Rossini. IL BARBIERE DI SIVIGLIA

Festival de Verano en las Termas de Caracalla

Cecilia Molinari, Francesca Benitez, Markus Werba, René Barbera, Marco Filippo Romano, Alex Esposito, Davide Giangregorio. Dirección musical: Stefano Montanari. Dirección de escena: Lorenzo Mariani. Terme di Caracalla, 7 de julio de 2022.

Voluntariamente, o por casualidad, la temporada veraniega de la Ópera de Roma en las Temas de Caracalla estaba dedicada a Sevilla, aunque Valentina Carrasco trasladó la Carmen de Bizet a México y ahora Lorenzo Mariani ha apostado en su Barbero de Sevilla por Hollywood. En realidad, la propuesta del regista posee una inspiración cinematográfica y hace que la ópera empiece en las mismas Termas de Caracalla en la época del imperio romano. Durante la sinfonía los antepasados de los habitantes de Roma se ejercitan en el baño, en la sauna o en las actividades atléticas, como en las películas de época. Pero de pronto, como un guiño a la disparatada Hellzapoppin (1941), dos coches de policía llegan provocando la fuga general de los antiguos romanos.

La acción se traslada a continuación a la época moderna, no de ahora mismo, sino de hace unas décadas, y ya en Hollywood, como se lee en un gran cartel que reproduce el que preside las colinas de la meca del cine. Pero de ello se prescinde enseguida, a excepción de algún que otro comparsa que recuerda a los actores de la época y de un ballet de casi un minuto que reproduce la escena más famosa de Cantando bajo la lluvia (1952). Es evidente que Rossini no podía preverlo, pero se le encontró sitio para esta propuesta en la tempestad del segundo acto, mientras el director musical, Stefano Montanari, improvisaba al clavicémbalo. Se baila mucho en este Barbiere, pues tanto Mariani como Montanari están de acuerdo en considerar el ritmo como la columna vertebral de la música rossiniana. Montanari elige, en consecuencia, unos tempi rapidísimos para subrayar el carácter bufo de la música y Mariani hace bailar sin cesar a los solistas, al coro y a los comparsas además de a unos estupendos bailarines que pesan de la danza académica a la moderna. Es tan relevante la importancia del baile y los movimientos (y tan divertidos como dotados de fantasía) que el mérito de este acertado espectáculo ha de ser dividido entre Mariani y el coreógrafo Luciano Cannito.

"Alex Esposito estuvo grandioso; el bajo-barítono ha adquirido un dominio vocal y una madurez estilística soberbias"

El público se divierte mucho y risas y aplausos acompañan a toda la acción, pero la verdad es que a la larga tanto frenesí acaba saturando la vista y se hubiera agradecido algo más de pausa para la música de Rossini. Probablemente el aria de Almaviva en el segundo acto  fue suprimida para evitar que la acción se interrumpiera y no para ahorrarle dificultades al tenor Rene Barbera, que si no posee un timbre seductor sí podía alardear de un registro agudo seguro, amén de mostrarse como un actor muy dispuesto y simpático. Markus Werba fue un Figaro muy a la vienesa, cantando y actuando con un perfecto equilibrio entre la exuberancia expresiva y el control vocal y estilístico, siendo muy aplaudido en su “Largo al factotum”. Cecilia Molinari fue una óptima Rosina, bien cantada y con una bien acentuada astucia. Alex Esposito estuvo grandioso; el bajo-barítono ha adquirido un dominio vocal y una madurez estilística soberbias y su Don Basilio no fue aquí ya un maestro de música como quiere el libreto, sino un director que pretende sustituir a Montanari.

Marco Filippo Romano ofreció una interpretación tradicional pero impecable de Bartolo. Asumieron una estatura prácticamente protagonista también los comprimarios Davide Giangregorio (Fiorello) y Francesca Benitez (Berta), que en su aria pudo exhibirse en un muy aplaudido ballet sexy al estilo de Crazy Horse.  * Mauro MARIANI, corresponsal en Roma de ÓPERA ACTUAL