CRÍTICAS
NACIONAL
Un magnífico oratorio de pequeño formato
Peralada
Festival Castell de Peralada
A. Scarlatti: LA GIUDITTA
Edición de Pascua
Serena Sáenz, Xavier Sabata, Thomas Walker. Vespres d’Arnadí. Dirección: Dani Espasa. 7 de abril de 2023.
Tras el debut inaugural del contratenor Jakub Józef Orlinski, la primera edición de Pascua del Festival Castell de Peralada continuó con La Giuditta de Alessandro Scarlatti, interpretada por el conjunto barroco Vespres d’Arnadi, bajo la batuta de Dani Espasa y contando con las voces solistas de Serena Sáenz, Xavier Sabata y Thomas Walker. El oratorio, raramente representado en los teatros y festivales líricos, narra la gesta de la heroína hebrea que liberó la ciudad de Berthulia del asedio del ejército asirio, tras seducir y decapitar al general enemigo Holofernes.
La partitura del padre de Domenico Scarlatti, la estrella barroca de la corte española, se presentó en Peralada en su segunda versión para tres solistas —y no en la original concebida años antes para cinco cantantes—, revelándose como una partitura austera, sobria y meticulosa. Sin coro y con un conjunto instrumental reducido, la pieza alterna los recitativos despejados y concisos con arias que dilatan y concentran la expresividad dramática del cuadro bíblico de la hazaña de Judit. La escritura de Scarlatti, ciertamente, no invita a la espectacularidad instrumental y vocal de los intérpretes, ni tampoco al lucimiento técnico de los solistas, por lo que, conscientes de ello, los protagonistas supieron encontrar en su interpretación la virtud de la sencillez y la precisión. No fue una velada de grandes vítores y elogios grandilocuentes, pero sí, sin duda, un concierto impecable con cada pieza en su lugar.
Vespres d’Arnadí, el ensemble barroco habitual del festival ampurdanés, solventó con nota la difícil sonoridad de la cúpula de la iglesia del Carmen, con mucha resonancia y poca proyección. En este sentido, se notó la experiencia de Dani Espasa y de su agrupación en este templo, un bagaje que marca la diferencia con las formaciones extranjeras que acuden a Peralada por primera vez y apenas prueban la acústica con antelación. El conjunto funcionó como un metrónomo puntual y ordenado, con tempi contenidos y aclarados, cediendo el protagonismo al trío de solistas; sobre todo a Serena Sáenz como Giuditta, quien, tras la sinfonía instrumental inicial, empezó a trazar el plan de la decapitación con pasajes ágiles de coloratura ligera y aplomada, que solventó sin aparente signo de dificultad.
La soprano catalana, que debutaba en el Festival y pese a no ser una artista especialista en el Barroco, demostró tener la partitura estudiadísima y todas las exigencias del papel bajo control, dejándose guiar con inteligencia por el oficio estilístico de Espasa. En la rigidez inevitable y frontal de una versión de concierto, la cantante se mostró siempre firme y mesurada, sin recurrir a gestos escénicos bruscos pese a la brutalidad del personaje de Judit. A nivel dramático, restó dramatismo a la interpretación la falta de programas en papel para poder seguir la transcripción del texto, que solo se ofrecía a los espectadores en versión digital vía qr.
El contratenor Xavier Sabata, dando voz a la criada Nutrice que ayuda a perpetrar la argucia de Judit, firmó uno de los momentos más bellos de la velada: el precioso «Dormi, o fulmine di guerra» previo a la decapitación, que cantó con finura y encanto, perfectamente puntuado por los acentos acompasados de las cuerdas. El tenor Thomas Walker, por su parte, con pocas intervenciones a lo largo de la obra, se prodigó con un emisión poderosa y un ímpetu teatral a veces un tanto apresurado. * Aniol COSTA-PAU, crítico de ÓPERA ACTUAL
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