CRÍTICAS
INTERNACIONAL
Un irregular Camarena y un gran Maestri regresan al Met
Nueva York
The Metropolitan OperaHouse
Donizetti: L'ELISIR D'AMORE
Brittany Rence, Javier Camarena, Golda Schultz, Davide Luciano, Ambrogio Maestri. Dirección musical: Michele Gamba. Dirección de escena: Bartlett Sher. 27 de enero de 2023.
Parece que el boca-oreja ha hecho su efecto, porque para esta, la última representación del L’elisir d’amore de Javier Camarena y Golda Schultz, las butacas del Met estaban a rebosar. Y si a ambos se les sumaba Ambrogio Maestri, quien compartió escenario en este mismo título con Anna Netrebko en 2012, el éxito estaba asegurado. Dirigido en sus inicios por Bartlett Sher, y remontado ahora por Gina Lapinski, sigue siendo un espectáculo atractivo y conserva su frescura a pesar de su aspecto de obra de compañía de segunda.
El comienzo de la obra, en manos de Camarena, fue un ni fu ni fa; a pesar del innegable dominio belcantista del tenor y de su control de los agudos, en el camino hacía roles menos ligeros parece que Camarena sigue sin encontrar el lugar adecuado. Su “Quanto e bella quanto e cara” con un pasaje de los medios a los agudos sin cambio de posición, se resolvía con notas apretadas y algo chirriantes. Sin embargo, mejoró a lo largo de la noche, sobre todo en los dúos, apareciendo como brillante compañero tanto con Schultz como con Maestri. En esas escenas reapareció su sonido brillante y la línea a la que tiene acostumbrado al público, acompañando todo ello con una excelente interpretación en escena y con sus dotes cómicas. Pero en su “Furtiva lagrima” volvió a decaer, y a pesar de la ovación del público, el tenor retomó los traspiés del principio de la noche.
La soprano Golda Schultz se postula como una digna pretendiente en el papel de Adina; divertida y carismática, además goza de una belleza vocal almibarada y abarcó cada intervención de manera distinta haciendo uso de su innegable técnica vocal con ataques cortos, líneas sólidas y agudos impecables, que son su fuerte, pecando, eso sí, en la potencia y el volumen. Tal vez su novata Adina necesita seguir reforzando su belcantismo en futuros escenarios.
Davide Luciano es un Belcore metálico y algo estridente; con facilidad para las agilidades, el barítono no las hace destacar presionado en todo momento y con un volumen desacertado. Dulcamara, en cambio, lleva el sello de Ambrogio Maestri: el barítono italiano, que está mimetizado con el papel, lo ha repetido infinitas veces, y brilla con las ganas de aquel que lo debuta. No solo llena el escenario en presencia vocal, sino que maneja al viejo timador como titiritero a títere; divertido y gracioso, el público goza con su saber hacer de la comedia, pero Maestri además es deslumbrante en lo vocal, gozando sin duda de un fiato magnífico y una dicción maestra.
En el podio, haciendo su debut en esta producción, estaba un Michele Gamba demasiado cuadriculado para una ópera de este estilo, llevando a la orquesta del Met a matacaballo. El foso, que además lleva una racha de planísimo desordenado, ni supo adaptarse al batuta ni sonó como debía. Un siete sobre diez, que se espera sepa a sobresaliente en su reposición en abril. * Rebeca BLANCO PRIM, corresponsal en Nueva York de ÓPERA ACTUAL
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