CRÍTICAS
NACIONAL
Un huracán germánico llamado Lise Davidsen
A Coruña
Amigos de la Ópera de A Coruña
Recital de LISE DAVIDSEN
Obras de Verdi, Wagner, Beethoven y Strauss. Orquesta Sinfónica de Galicia. Dirección: José Miguel Pérez-Sierra. Teatro Colón, 12 de septiembre de 2021.
La programación lírica de A Coruña está convirtiendo en costumbre ofrecer al aficionado las voces más importantes del panorama internacional. Arrancó la temporada con Xabier Anduaga, el tenor joven del momento, debutando Arturo de I Puritani, y siguió con la ganadora del World Opera Award de este 2021, Lise Davidsen, en una presentación ante el público coruñés realmente deslumbrante.
La soprano noruega justificó todos y cada uno de los elogios que lleva cosechados por medio mundo a sus 34 años. Impresiona un instrumento de esa dimensión y la capacidad técnica de la intérprete para recogerlo y someterlo a las necesidades del canto, sin pérdida de calidad en las notas en pianísimo y con un brillo refulgente, puro metal, en el agudo que ataca con una fiereza asombrosa. No se perciben desigualdades en una soprano dramática de las de antes, porque además el grave lo tiene resuelto y no se percibe ni abierto ni engolado. Su timbre oscuro es el adecuado para un repertorio como el alemán, que desplegó con maestría en A Coruña.
El programa, no obstante, se abría con repertorio romántico italiano, a modo de pequeño aperitivo de los papeles que Davidsen va a ir incorporando en los próximos años y que se escucharán en los principales teatros de todo el mundo. Tres heroínas verdianas: Elisabetta di Valois, Desdemona y Leonora. En el «Tu che le vanità» de la reina del Don Carlo exhibió su dominio técnico, con una messa di voce en «Francia» de gran calidad; en la oración de la amante de Otello mostró un canto spianato delicado y medido; y en la gran aria final de la protagonista de La forza del destino arrancó en pianissimi para acabar apabullando con las «maledizioni» con la que termina la pieza. Poco reparo a la articulación del canto, pero sí quizás se pudo echar de menos algo más de italianidad, de candor, de carnalidad. Es cuestión de apreciación. Este Verdi no precisa tanto metal sino quizás, solo quizás, algo más de humanidad.
Todo lo dicho queda en agua de borrajas con la selección de la segunda parte, el repertorio alemán que le ha servido a Davidsen como caballo de batalla, y en el que se antoja que tendrá pocas rivales en los próximos años. Esa conexión emocional que puede faltar en Verdi es absolutamente plena aquí. Su aria de Leonore del Fidelio encontró la expresividad adecuada y una adecuación perfecta, además de un fraseo esculpido al detalle. Fue la constante en las dos páginas straussianas siguientes, una muy emocionante «Es gibt ein Reich» y «Caecilie». La sensación de facilidad en la interpretación de las piezas fue constante, con poderosas subidas al agudo a plena voz, que iluminó un Teatro Colón nuevamente con todo el aforo agotado (aunque al 50 por cien por las restricciones autonómicas). Y como culmen del programa, su «Dich teure Halle», convertido en una señal de identidad de la soprano, que acabó por levantar al público de las butacas. Una Elisabeth radiante y exultante. En las propinas, Davidsen regaló un sorbo de su otro gran rol wagneriano, «Du bist der Lenz» de la Sieglinde de Die Walküre, y remató de nuevo en Strauss con la canción Morgen, de gran belleza.
A la Sinfónica de Galicia, bajo la batuta de José Miguel Pérez-Sierra, le costó entrar en el concierto en la primera parte. No se la veía cómoda. La dirección apostó por alguna cuestionable selección de tempi en la obertura de I vespri siciliani o en un intermezzo de La Traviata falto de tensión. No obstante, el director supo acompañar a la soprano en todo momento. El aterrizaje en el romanticismo alemán trasmutó a la orquesta, que sí ofreció un Beethoven al nivel que acostumbra. Y su Wagner, una vez más, sonó con la densidad precisa. Hace años que la orquesta da señales de estar capacitada para lucirse con una gran ópera wagneriana. Y si se programa con los mimbres vocales que acostumbran los Amigos de la Ópera, el resultado merecerá la pena. * José Luis JIMÉNEZ, crítico de ÓPERA ACTUAL
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