Un duelo y algunos quebrantos

Barcelona

27 / 03 / 2023 - Marcelo CERVELLÓ - Tiempo de lectura: 2 min

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blanch pati Sara Blanch y Pene Pati en el Liceu © Gran Teatre del Liceu / Antoni BOFILL
blanch pati Sara Blanch y Pene Pati en el Liceu © Gran Teatre del Liceu / Antoni BOFILL

Gran Teatre del Liceu

Recital de SARA BLANCH y PENE PATI

Obras de Bellini, Gounod, Donizetti y Verdi. Giulio Zappa, piano. 24 de marzo de 2023.

Sin ser el plato celebrado por Cervantes en el Don Quijote, el recital compartido por Sara Blanch y Pene Pati sobre las tablas del Liceu dio lugar a un excitante duelo de jóvenes figuras del canto a las que acompañaría con más oficio que inspiración, pese a la ruidosa y reiterada aprobación del público, el piano de Giulio Zappa. Los quebrantos irían a cargo de la imprevista defección –ya son muchas esta temporada– de Xabier Anduaga, la muy protestada intrusión de una alarma en un móvil del público (que, al parecer, en realidad se trataba de un aparato de audición descontrolado) y algunos adornos escénicos innecesarios en el dúo del L’elisir de la primera parte del concierto.

"Ambos intérpretes dieron un nivel inusitado a la segunda parte del recital con una versión de los dúos de 'Lucia' y 'Rigoletto' para los anales"

La soprano tarraconense, Premio ÓPERA ACTUAL 2016, hizo bueno cuanto de ella se sabía, con un dominio absoluto de sus recursos vocales –apenas un par de sobreagudos estratosféricos opinables los enturbiarían– y una línea de canto de una belleza absoluta, y si en la página de La fille du régiment pudo faltar algo de consistencia en la franja central de la tesitura, en la escena de la locura de Lucia di Lammermoor su canto y la pertinencia de su fraseo obraron auténticos milagros. El tenor samoano Pene Pati, de carrera incipiente, pero de logros ya absolutos en el plano internacional, avalando sus premios en los concursos Caballé y Operalia, aportó simpatía, una dicción impecable y una emisión homogénea en toda la gama, a lo que sumó agudos rutilantes para hacerse con la entusiasta respuesta de un público entregado.

Ambos intérpretes dieron un nivel inusitado a la segunda parte del recital con una versión de los dúos de Lucia y Rigoletto para los anales. En el correspondiente a L’elisir d’amore, en todo caso, sobrarían los excesivos bailoteos de Nemorino, esa ya por lo visto imprescindible botella –de la que bebe, por cierto, antes de que el texto lo indique– y esa indefendible bofetada que los teatros de primera línea han desterrado ya desde hace tiempo, piedrecillas que, junto al excesivo uso del pianísimo por parte del tenor, perjudicaron la ejecución de una página por lo demás bien cantada.

Se abrocharía el recital con un único bis, la stretta del dúo de Rigoletto y dos concesiones al divismo identitario de los intérpretes, una canción samoana para Pati y la sardana de Martínez Valls para Blanch.  * Marcelo CERVELLÓ, crítico de ÓPERA ACTUAL