CRÍTICAS
NACIONAL
‘Tristán’, muerte y transfiguración
Madrid
Teatro Real
Wagner: TRISTAN UND ISOLDE
Versión semiescenificada
Andreas Schager, Catherine Foster, Ekaterina Gubanova, Thomas Johannes Mayer, Franz-Josef Selig, Neal Cooper, Jorge Rodríguez-Norton, Alejandro del Cerro, David Lagares. Dirección: Semyon Bychkov. Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. 25 de abril de 2023.
Un Tristán en condiciones requiere unos cantantes de primera línea, una buena orquesta y un director musical con una idea clara de la obra. En este Tristán del Real se cumplieron las tres condiciones, comenzando por el trabajo de Semyon Bychkov, que ha dirigido aquí una Elektra y un Parsifal memorables (al director ruso le gustan los retos complicados), que arrancó con un preludio particularmente lento, extático, que podía anunciar que se decantaba hacia el poema sinfónico o que se estaban sentando las bases para ir desarrollando ese monumento a la intensidad dramática que es la obra de Wagner.
Bychkov había optado por la segunda, como se comprobó pronto, aunque dentro del a priori teatral caben también muchas opciones. La del maestro de San Petersburgo resultó particularmente dramática, con grandes momentos de tensión. También resultó luminosa, y el fabuloso crescendo que conforma la obra no se dirigió hacia la oscuridad, como tanto reivindican los dos protagonistas encerrados en ese nihilismo gélido que Wagner llama amor, sino hacia la luz. La dirección humanizaba a Tristán e invitaba a Isolda a ahondar y purificar la expresión de sus emociones, hasta un Liebestod soberbio, interiorizado y abierto. Más que morir, esta Isolda se transfigura, muy literalmente.
La gran Catherine Foster, que sustituía a una Ingela Brimberg indispuesta, desarrolló magníficamente esta idea de su personaje: tiene la voz de las grandes sopranos wagnerianas, densa, grandiosa, monumental pero capaz al mismo tiempo de reflejar la complejidad psicológica de una mujer ofendida y cegada. Le dio la réplica Andrea Schager, muy querido por el público de Madrid, y que posee una de las pocas voces de auténtico Heldentenor que se encuentran hoy en día. Así pudo darle a su personaje esa particular proyección que a veces le falta: más heroico que lírico, pero también humano y próximo, como un hermano extraviado en el sufrimiento y la desgracia. Una interpretación extraordinaria, en carne viva, en particular en el inclemente tercer acto, y no empañada por algunas irregularidades, sobre todo en el segundo. La Brangania de Ekaterina Gubanova lució un instrumento refinado y limpio, magníficamente empastado, con una expresividad extrema y capaz de alcanzar los pianos más vertiginosos en sus dos sublimes intervenciones durante el dúo de amor del acto segundo.
Excelente el Rey Marke de Franz-Josef Selig, capaz de reflejar en su voz de bajo bien calibrada y de un hermoso color el dolor y la compasión con que se enfrenta a la tragedia. Muy convincente el buen y leal Kurwenal de Thomas Johannes Mayer y estupendos Neal Cooper, Jorge Rodríguez-Norton, Alejando del Cerro y David Lagares. La Orquesta Titular (y también el Coro en sus breves, pero contundentes intervenciones) cumplió con la exigencia de Bychkov: una extraordinaria expresividad en las dinámicas y una seguridad total en los cromatismos, bien perfilados y bien destacados, tan importantes en esta partitura.
Plantada en el escenario, la Orquesta asumió su protagonismo sin perjudicar a los cantantes. En cuanto a la semiescenificación, los cantantes, excelentes profesionales todos ellos, hicieron lo que pudieron: bien casi siempre, y con un vestuario ecléctico en el que destacaron los trajes de gran porte de Brangania, las gafas de Tristán y la modernidad del atuendo de Kurwenal, el más adecuado de todos. La disparidad añadió a la función un toque informal, bien acogido por el público, que aplaudió y braveó a rabiar. Pocos echaron de menos una puesta en escena de verdad. * José María MARCO, corresponsal en Madrid de ÓPERA ACTUAL
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