CRÍTICAS
NACIONAL
Un moderno 'Rigoletto' despide el curso de Òpera a Catalunya
Sabadell
Fundació Òpera Catalunya
Verdi: RIGOLETTO
Nueva producción
Luis Cansino, Elisa Vélez, Antoni Lliteres, Jeroboam Tejera, Anna Tobella. Dirección musical: Daniel Gil de Tejada. Dirección de escena: Carles Ortiz. Teatre La Faràndula, 29 de abril de 2022.
Los italianos utilizan la expresión “Tutto il mondo è paese” para aludir al hecho de que en todas partes cuecen habas. En este nuevo montaje de la Fundació Òpera a Catalunya, la opción de trasladar la ambientación de Rigoletto a un entorno más manejable, con los cortesanos recién salidos de la sección de vestuario de unos grandes almacenes y la acción –cuando la hay– reducida a lo esencial, es patrimonio de estos tiempos con el consabido marchamo del menos es más. Pero en el caso de títulos como el capolavoro verdiano, que en el imaginario colectivo cuenta con una iconografía muy precisa, se corre el riesgo de hacer que el niño desaparezca con el agua del baño. Carles Ortiz, pese a la habilidad mostrada en tantas ocasiones, esta vez se ha quedado corto y con la salvedad de un tercer acto bien movido, ha motivado poco a los actores y ha dictado al coro unos movimientos excesivamente mecánicos y en ocasiones con concomitancias revisteriles poco afortunadas.
La vertiente musical del espectáculo resultó mucho más estimulante con la Orquestra Simfònica del Vallès bajo la eficaz batuta de Daniel Gil de Tejada y un Cor dels Amics de l’Òpera de Sabadell (AAOS)bien ajustado, aunque sigue sin haber alguien que les indique que en italiano la u de inquieto sí debe sonar. El cuadro de solistas vocales ostentaba la presidencia de Luis Cansino como Rigoletto, un protagonista de probada experiencia en un momento excepcional de forma que, aunque un tanto gris en su peripecia escénica por causa de la regia, cantó con entera convicción y con un fraseo siempre pertinente. Antoni Lliteres como Duca hizo alarde de una voz fresca, extensa y bien proyectada a la que beneficiará superar esa ocasional emisión abierta que aún afecta a su registro central. Renunció a la puntatura del “Possente amor” e hizo bien. Elisa Vélez, a despecho de un esmalte poco seductor, cantó bien y fraseó con gusto su Gilda, aunque quedara algo pálida en la escena final. Jeroboam Tejera, plenamente convincente esta vez, fue un Sparafucicle adecuadamente truculento y del grupo de comprimarios descolló Pau Armengol, un Marullo siempre oportuno en las réplicas, por encima de unos apagados Anna Tobella (Maddalena) y Juan Carlos Esteve (Monterone).
Un numeroso público premió con fuertes aplausos a todos los implicados en esta función, la segunda del último título de un ciclo que para el período 2022-2023 tiene previsto ofrecer Don Giovanni, Madama Butterfly e Il Trovatore, además de una Gala Conmemorativa de los 40 años de la AAOS. Este Rigoletto, después de sus funciones en Sabadell, se va de gira por varias ciudades catalanas, como es habitual, pero también viajará, con los mismos solistas, al Palacio de Festivales de Cantabria, en un paso importante para la Fundació Òpera a Catalunya. Que siga la fiesta. * Marcelo CERVELLÓ, crítico de ÓPERA ACTUAL