CRÍTICAS
NACIONAL
Tercera etapa de la Trilogía Da Ponte. Aromas y límites
Barcelona
Gran Teatre del Liceu
Mozart: COSÌ FAN TUTTE
La Trilogía Da Ponte (III)
Alexandre Duhamel, Julien Henric, Ana Maria Labin, Angela Brower, Miriam Albano, Florian Sempey. Dirección musical: Marc Minkowski. Dirección de escena: Ivan Alexandre. 9 de abril de 2022.
La jornada conclusiva del sustancioso agrupamiento en el Liceu de la Trilogía Mozart-Da Ponte podría en cierta manera resumir lo que la fiesta ha dado de sí. Un marco escénico ideal para una acción que no requiere grandes alardes y una plataforma orquestal de nivel absoluto propiciaban el perfume que podría sintetizar perfectamente la ejecución del terzettino “Soave sia il vento”, impecable y justamente aplaudida. Las limitaciones vendrían de lo ya apuntado en las citas anteriores: la vocalidad de los solistas era insuficiente para llegar al espectador en una sala de estas dimensiones y con ello saldrían especialmente perjudicados en esta ocasión los recitativos, de importancia decisiva aquí, para celebrar cuyo texto los asistentes tenían que recurrir con frecuencia al sobretitulado. En todo caso, se ha tratado de una iniciativa que el público ha apoyado llenando el teatro, cosa que antes no solía ocurrir en las óperas de Mozart.
Ivan Alexandre lo tendría más fácil esta vez y la vivacidad escénica estuvo garantizada, aun incidiendo en el expediente de las cartelas para subrayar el texto –comprendido un interminable contrato nupcial–, aunque evitando toda manipulación del mismo en la actitud de Despina o en el destino final de las parejas pese a un conato de rencilla entre los dos oficiales en la escena final. La ejecución orquestal fue un puro lujo y Marc Minkowski pudo legítimamente congratularse con los músicos liceístas por haber hecho honor a la confianza en ellos depositada.
Dominó con autoridad el reparto el Alfonso de Alexandre Duhamel, que aprovecharía la muy escasa incidencia de los cortes en sus sardónicos parlamentos. Ana Maria Labin fue una bien articulada Fiordiligi, aunque también aquí incidió en una confidencialidad excesiva para su gran rondó “Per pietà, ben mio, perdona”. Muy bien tanto Angela Brower (Dorabella) como Miriam Albano, una Despina especialmente activa a la que sirvió con una voz tan liviana como desembarazada. Florian Sempey presentaba una voz ligeramente entubada pero muy presente como Guglielmo y Julien Henric compensó anteriores insuficiencias con un “Tradito, schernito” aceptablemente proyectado. Final feliz, pues, para un ciclo que también en esta ocasión acudiría al pellizco de apuntes a las obras hermanas, Le nozze di Figaro y Don Giovanni. A los autores no les hubiera parecido mal. * Marcelo CERVELLÓ, crítico de ÓPERA ACTUAL
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