El Verdi más puro inauguró la temporada del Real

Madrid

25 / 10 / 2022 - José María MARCO - Tiempo de lectura: 3 min

Print Friendly, PDF & Email
aida-operaactual-teatroreal (1) Carlos Álvarez (Amonasro) y Krassimira Stoyanova (Aida) © Teatro del Real / Javier DEL REAL
aida-operaactual-teatroreal (1) Krassimira Stoyanova (Aida) y Piotr Beczala (Radamés) © Teatro del Real / Javier DEL REAL
aida-operaactual-teatroreal (1) Krassimira Stoyanova (Aida) y Jamie Barton (Amneris) © Teatro del Real / Javier DEL REAL

Teatro Real

Verdi: AIDA

Inauguración de la temporada

Krassimira Stoyanova, Piotr Beczala, Jamie Barton, Carlos Álvarez, Deyan Vatchkov, Alexander Vinogradov, Jacquelina Livieri, Fabián Lara. Orquesta Titular del Teatro Real (O. S. de Madrid) y Coro Titular del Teatro Real (Coro Intermezzo). Dirección de escena: Hugo de Ana. Dirección musical: Nicola Luisotti. 24 de octubre de 2022.

Para la gala de inauguración de la nueva temporada del Teatro Real, que contó con la presencia de SS.MM. los Reyes de España, se eligió Aida, sin duda la mejor opción para tiempos de crisis por su gancho y popularidad. La desdichada historia de la princesa nubia volvió en la versión ya clásica de Hugo de Ana, de espectacularidad bien conocida, actualizada en 2018 con proyecciones de vídeo. Aunque no siempre se ha hecho –por ejemplo con la famosa Bohème de Giancarlo del Monaco–, es bueno que los teatros repongan sus producciones de reconocida calidad, tirando de fondo de armario. En cualquier caso, y como ocurrió en la reposición de Aida de hace cuatro años, los añadidos sirven de poco. Más que nada, contribuyen a distanciar y enfriar unas emociones que deberían estar a flor de piel. Tampoco la coreografía de los dos ballets, ramplona y feísta, contribuye a realzar la obra. Es, en cualquier caso, una puesta en escena inteligente y evocadora, de contrastes sutiles y bien perfilados entre las grandes escenas y las muy numerosas de intimismo lírico.

"El enfoque de Piotr Beczala como Radamès es consistente con una voz que no ha perdido nada de su suavidad aterciopelada, como demostró en el lirismo casi místico de la última escena"

En el apartado vocal, brilló con fulgor propio la Aida de Krassimira Stoyanova, de una gran pureza vocal, excelsa en la media voz, con interminables filados y capaz de aprovechar con su extraordinaria expresividad todas las exigencias de la escritura verdiana. La ausencia del famoso pianísimo del tercer acto no disminuyó una interpretación doliente, llena de nostalgia, que quedará en el recuerdo de los aficionados. Piotr Beczala compuso un Radamés introvertido y atormentado ya desde una monumental “Celeste Aida”; su enfoque del personaje resultó consistente con una voz que no ha perdido nada de su suavidad aterciopelada, como demostró en el lirismo casi místico de la última escena. Eso sí, cuando es necesario recurrir al tono heroico, como en la preciosa quasi cabaletta del dúo del tercer acto, la voz de Beczala, casi mudada en la de un spinto, se ensancha y corre valiente y sin obstáculos. Un punto de fanfarronería al principio acabaría de perfilar la personalidad, nada sencilla, del joven guerrero capaz de traicionar a su patria por amor.

La mezzosoprano Jamie Barton empezó con algunos problemas de volumen y emisión, pero se fue haciendo con el personaje, que se explayó en su escena con Aida; convenció en la escena final con los sacerdotes a pesar de cierta falta de elegancia en la línea de canto. El barítono malagueño Carlos Álvarez demostró la vitalidad y el buen hacer escénico que le son propios dominando a la perfección al personaje de Amonasro, al que supo dotar de una humanidad muy verdiana en una extraordinaria aria de entrada, y eso a pesar de que la voz ha perdido algo del brillo que la caracterizaba. El bajo Alexander Vinogradov estuvo correcto en su retrato de un Ramfis arrogante y Deyan Vatkchov, en cambio, con un instrumento engolado, apenas pudo dar un poco de empaque a la figura del Rey. Bien la sacerdotisa de Jacquelina Livieri y excelente el mensajero del tenor Fabián Lara, de voz luminosa, perfectamente timbrada y de gran expresividad.

Nicola Luisotti se ha ganado la reputación de ser uno de los grandes maestros verdianos de la actualidad; muy atento a las sutilezas cromáticas y a la delicadeza casi camerística de tantos momentos de la obra, es capaz de articular todo ello con los despliegues sonoros de las escenas de gran espectáculo. Lo hace sin fallos en las transiciones, con este gesto amplio y generoso, en una gran lección de humanismo que es lo propio del arte de Verdi. Fabulosa la Orquesta Titular, ya desde el maravilloso preludio, y estupendo también el Coro. Muy graciosos, dicho sea dicho de paso, los coristas masculinos vestidos de sacerdotisas vestales. Gran éxito, precedido de un cálido y largo aplauso a SS.MM. los Reyes por su apoyo a la lírica con su presencia institucional.  * José María MARCO, corresponsal en Madrid de ÓPERA ACTUAL