CRÍTICAS
NACIONAL
Tareq Nazmi, la revelación de un gran liederista
Barcelona
Gran Teatre del Liceu
Recital TAREQ NAZMI
Obras de Franz Schubert. Tareq Nazmi, bajo. Gerold Huber, piano. Saló dels Miralls del Gran Teatre del Liceu. 8 de junio de 2021.
Uno de los sellos distintivos de la gestión del director artístico Víctor García de Gomar al frente del Liceu barcelonés es la búsqueda de una sinergia entre diferentes disciplinas artísticas que convierta el coliseo barcelonés en un equipamiento cultural creativo y vital. Su trayectoria en el Palau de la Música Catalana, en la que las artes plásticas tuvieron un lugar destacado, no deja lugar a dudas en este sentido y ahora está aplicando el mismo concepto en el Gran Teatre. La primera apuesta en esta dirección ha sido la instalación creada por la artista japonesa Chiharu Shiota en el Saló dels Miralls liceísta inspirada en el Winterreise de Franz Schubert. En ÓPERA ACTUAL ya se avanzaron las características del proyecto que se ha visto completado por la interpretación del gran ciclo liederístico a cargo del bajo Tareq Nazmi y del pianista Gerold Huber.
Nazmi forma parte actualmente de la compañía de la Bayerische Staatsoper, en la cual entró a través de su Opera Studio. De origen kuwaití, pero formado en Alemania, Tarek Nazmi, a quien ya se destacó recientemente en la crónica de ÓA del Der Freischütz de Múnich, está protagonizando una meteórica carrera que ya le ha llevado a colaborar con directores de la talla de Muti, Currentzis o Kirill Petrenko. Su colaboración con el Liceu empezó con el Requiem de Mozart que la Simfònica del Liceu interpretó en Montserrat al inicio de la temporada pasada. Una relación que, teniendo en cuenta la indiscutible calidad y proyección de este bajo, los responsables artísticos del teatro barcelonés deberán mimar.
La voz de Tareq Nazmi es de enorme calidad. Se trata de un bajo cantante de perfiles líricos, pero con buena extensión hacia el registro grave y considerable volumen. El timbre es muy atractivo, perfectamente timbrado y con moscardón, pero lo que ha revelado en este Viaje de invierno es una categoría interpretativa y un dominio del lenguaje liederístico de altos vuelos. Su Viaje prescinde de cualquier afectación o amaneramiento y se beneficia de su nobleza y empatía, sabiendo recoger la voz o desplegarla cuando es necesario a través de una dicción tan nítida como expresiva.
Pese a que el Winterreise ha sido, tradicionalmente, territorio conquistado por los barítonos, destacados bajos como Hans Hotter o Kurt Moll han dejado su huella en este recorrido vital schubertiano. El acercamiento de Nazmi se emparenta más con el primero por sus características tímbricas, sin llegar a las profundidades oceánicas del gran Hotter, referencia absoluta en esta obra. Al contrario, la versión de Nazmi huye del desgarro emocional para construir un relato más humano y cercano.
No cabe duda de que, si el intérprete persiste en el repertorio liederístico, su recreación de Winterreise ganará en profundidad y trascendencia. Pero habrá que ver hacia dónde se desarrolla su carrera pues, por medios y talento, bien podría desembocar en los grandes papeles wagnerianos. En cualquier caso, este Winterreise enmarcado en la inspiradora instalación de Chiharu Shiota, ha supuesto la revelación de un cantante mayúsculo destinado a grandes logros. Ello no hubiese sido posible sin la inestimable colaboración de Gerold Huber: el pianista alemán se está consolidando, paso a paso, como uno de los grandes especialistas en este repertorio. Mientras acompaña canta, ríe, llora e incluso sopla cuando el viento schubertiano arrecia, pero su entendimiento con el cantante es óptimo y su aportación desde el teclado cada vez más sabia. * Toni COLOMER, corresponsal en Barcelona de ÓPERA ACTUAL
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