CRÍTICAS
CD, DVD, Libros
'Tár', de la belleza de Mahler al infierno
Película
FIELD, Todd
Tár
Estreno en cines
Cate Blanchett, Nina Hoss, Noémie Merlant, Mark Strong, Sam Douglas. Dirección: Todd Field. 158 minutos. Estados Unidos, 2022.
La primera parte de Tár, la nueva película del director Todd Field protagonizada por una excelente Cate Blanchett –firme candidata al Oscar–, empieza con buen pie presentando al personaje de ficción Lydia Tár, una aclamada directora de orquesta discípula de la escuela de Leonard Bernstein, que se enfrenta a uno de los mayores retos de su carrera: grabar en vivo la impresionante Sinfonía Nº 5 de Gustav Mahler con la discográfica Deutsche Grammophon.
En estas primeras escenas se aportan ideas interesantes sobre la música clásica y sobre el arte de la dirección de orquesta. En diferentes clases magistrales con jóvenes estudiantes, conversaciones con compañeros de profesión, ensayos de grabación o entrevistas, la protagonista discute sobre el don innato de llevar la batuta, sobre la particularidad de ser mujer en un mundo ocupado por hombres, la necesidad de interpretar creaciones contemporáneas, o sobre la magia de las partituras Beethoven, Bach o Mahler. Es verdad que Blanchett emite todas estas ideas siempre desde una posición de diva dominante y experta, superior al resto, tanto que a veces puede resultar irritante e impostada; pero también resulta innegable que todas sus reflexiones son pertinentes, sugestivas y afinadas. Los amantes de la música, pues, vibrarán fácilmente con esta primera parte, sobre todo teniendo en cuenta que, más allá de los biopics más célebres, las historias sobre música clásica no suelen narrarse en la gran pantalla con tal rigor y profundidad.
El problema de la película, sin embargo, aparece cuando se desvía el foco del desarrollo musical hacia el drama personal de los protagonistas; es decir, cuando Todd Field decide desplazar el eje de la batuta a la vida cotidiana de esta particular directora. Así, la belleza del solo de trompeta del principio de la Quinta de Mahler da paso a un descenso a los infiernos de Lydia Tár, que cada vez se revela como más despótica, egoísta y manipuladora. El detonante se produce en una audición a ciegas, en la que la directora, en lugar de escoger a la candidata para la plaza de violonchelo por criterios profesionales, se deja llevar por la pasión que le despierta una joven intérprete. Desde ese momento la protagonista pierde el norte y todas sus decisiones desde el podio se ven condicionadas no por cuestiones artísticas, sino por estrategias maquiavélicas con el fin de acercarse a la violoncelista desde su posición de poder.
El personaje actúa cada vez de manera más desequilibrada y toda su sabiduría musical, su temple ante el atril y su certera lectura de la partitura de Mahler se desmoronan. Termina mentalmente desquiciada y con la nariz rota, mientras se muestra incapaz de comportarse delante del público el día del estreno. Por otra parte, Tár se encuentra acechada por litigios judiciales que la involucran en el suicidio de una joven becada por su fundación, a quién negó ayuda. Por todo eso, la protagonista, considerada al principio una de las directoras más importantes del panorama musical a nivel internacional, termina oculta en Filipinas, dirigiendo a una joven orquesta de aficionados delante de una audiencia de frikis disfrazados.
Y es una pena, porque, por una vez que un cineasta como Field decide representar la vida de una directora de orquesta, mujer y lesbiana, en la ficción cinematográfica, resulta decepcionante que prefiera mostrar la caída de la estrella y no sus virtudes como intérprete. Son muy pocas las mujeres que ocupan el podio al frente de las orquestas destacadas en todo el mundo, por lo que, para denunciar y tratar de revertir esta situación, quizá sería mucho más justo narrar una historia sobre una directora capaz de conseguir el puesto gracias a su talento y conocimiento en lugar de mostrar el declive de una mujer cruel e inhumana. * Aniol COSTA-PAU