CRÍTICAS
NACIONAL
Sublime locura con lucidez musical
Oviedo
Ópera de Oviedo
Bellini: I PURITANI
Viernes de Ópera
Luis López, Dominic Barberi, Alasdair Kent, Carlos Daza, Facundo Muñoz, Laura Vila, Beatriz de Sousa. Dirección: Iván López-Reynoso. Dirección de escena: Emilio Sagi. Teatro Campoamor, 9 de octubre de 2020.
La afición lírica asturiana celebra la nueva temporada de la Ópera de Oviedo que mantiene también sus Viernes de Ópera en tres de sus títulos en cartel. Así, I Puritani, ópera que cierra el catálogo de Bellini, acogió esta cita con un elenco alternativo en el título de octubre (Crítica del primer reparto en este enlace).
En estos Puritani Beatriz de Sousa en la piel de Elvira fue pura luz en una historia de enredos y luchas políticas, que complican su amor con Arturo. La soprano sostuvo el drama con la carga dramática que requiere el desarrollo de la ópera, en torno al efecto de los acontecimientos sobre su personaje. Así, la joven inocente de «Son vergin vezzosa» conquistó ya al público, con unos dibujos vocales de Sousa exquisitos. Sus emociones conducen la ópera hasta la resignación, la evasión y locura típicamente romántica, ante la pena del abandono amoroso.
Esta transición pone al límite los recursos vocales, que Beatriz de Sousa manejó con amplitud y naturalidad, con momentos para estremecer como «Qui la voce sua soave mi chiamava» del segundo acto. Y hasta la cabaletta «Vien diletto, è in ciel la luna!», ya imborrable, mientras la joven intentaba buscar algo de claridad entre las lámparas del salón de ensueño ideado por Emilio Sagi. La soprano lució una línea continuada y flexible, aun moviéndose en la tesitura más aguda, en el avance de un discurso musical bien entretejido en sus elementos a través de números de gran belleza melódica con una rica orquestación. Así se escuchó desde el foso, con cuidado en los detalles en la batuta de Iván López-Reynoso al frente de Oviedo Filarmonía.
Con el poder melódico de esta ópera, otro papel ambicioso como el de Arturo parece casi imposible de acometer. Sin duda Alasdair Kent es un tenor con calado expresivo, apreciando detalles delicados en su fraseo, como en «Odi quel dell’esilio, odi il mio pianto» en el reencuentro de Arturo con Elvira. Aunque el cantante mostró fuerza vocal, el fraseo del tenor fue irregular, de manera que al abrir la voz y al dirigirse al agudo se le escuchó con cierto descontrol. Esto no impidió que el público premiara a los enamorados en el último acto, con Kent en la famosa «Credeasi, misera» atacando el sobreagudo, aria que premió el público.
Carlos Daza defendió con elegancia su papel de Riccardo, con una línea de canto nada monótona, especialmente en el segundo acto, donde terminó por brillar junto a su amor frustrado y Sir Giorgio. Junto a Dominic Barberi hubo un entendimiento perfecto, mostrando el barítono y el bajo su potencia vocal, cantando por la defensa de la patria y el honor. Tras un primer acto menos consistente, también Barberi despuntó como Giorgio en el ecuador de la ópera, cuando el instinto protector hacia la muchacha, a pesar de los sentimientos de venganza, se impone en la escena. El coro apoya este momento piadoso de especial belleza musical. Y es que hay que destacar al Coro de la Ópera de Oviedo que ahora dirige Esteban Urzelai, para urdir unos concertantes de fuerte impacto por su sensibilidad. El conjunto lució una forma vocal impecable, quizá algo inseguro solo en la escena segunda. Y esto a pesar de las mascarillas, que no empañaron su sonido desde el escenario.
Arturo abandona a Elvira en vísperas de la boda para proteger a la reina Enriqueta de Francia, que interpretó Laura Vila de manera eficaz en ambos repartos; así como Luis López, en el rol de Lord Gualtiero Valton. Facundo Muñoz completó este reparto también como Sir Bruno, y el viernes captó atenciones por la energía en sus intervenciones, como en la tercera escena alentando al militar puritano. La siguiente cita de Viernes de Ópera en Oviedo será en noviembre, a propósito del siguiente título en la programación, Madama Butterfly.
CRÍTICAS RELACIONADAS