CRÍTICAS
INTERNACIONAL
Sublime ‘Atys’ de lenguaje coreográfico
Ginebra
Grand Théâtre Genève
Lully: ATYS
Nueva producción
Matthew Newlin, Giuseppina Bridelli, Ana Quintans, Andreas Wolf, Michael Mofidian, Gwndoline Blondeel, Lore Binon, Nicholas Scott, Valerio Contaldo, Luigi De Donato, José Pazos. Ballet du Grand Théâtre de Genève. Cappella Mediterranea. Dirección musical: Leonardo García Alarcón. Dirección de escena: Angelin Preljocaj. 8 de marzo de 2022.
De portentosa obra de arte se puede calificar la producción de Atys de Lully del Grand Théâtre de Genève. De la mano del reputado coreógrafo francés Agelin Preljocaj –en el que supuso su debut como director de escena operístico– y de Leonardo García Alarcón ante su Cappella Mediterranea se conjugaron los astros para un resultado artístico de gran calibre. Otro gran tanto que suma en su haber el director del coliseo ginebrino, Aviel Cahn; quien, por cierto, ha prolongado su mandato hasta, al menos, 2029.
García Alarcón y el propio teatro, no ajenos a la atrocidad de la guerra, quisieron rendir un sentido homenaje al pueblo ucraniano interpretando, al inicio, el himno del país asediado, en una maravillosa versión barroca.
Atys, tragédie lyrique tal y como afirman los cánones operísticos franceses, narra en un prólogo – que se pseudositúa en el momento histórico de la corte de Louis XIV – y cinco actos el triángulo amoroso entre Sangaride, a punto de casarse con el rey Célénus, enamorada y correspondida secretamente por el pastor Atys, quien a su vez es amado por la diosa Cybèle. Fue esta una ópera muy querida por el Rey Sol, que puso por primera vez el amor en el centro de la trama; la calificó como “la ópera del rey” y solía cantar fragmentos de sus arias en privado, viéndose identificado con el protagonista.
El espectáculo, que podrá verse próximamente en Versalles, buscó la sublimación artística a través de un concepto visual de gran trascendencia –con escenografía de Prune Nourry– en el cual el lenguaje coreográfico inundó la propuesta, valiéndose de unos enfáticos dopplegänger para los protagonistas y de un maravilloso movimiento coral. Preljocaj se apoya en el blanco, el negro y el rojo para describir una tragedia en que el poder, la pureza y el amor se entremezclan. Quizá, por todo lo que significa en la obra y por la total complicidad musical de García Alarcón, el punto álgido escénico resultó el de la ensoñación de Atys, de gran emotividad. Una producción de gran opulencia que, sin embargo, se ampara en la sobriedad y el minimalismo para dar movimiento a la música interpretada por el espléndido ballet del grand théâtre.
Por su parte, el director argentino volvió a saldarse un gran éxito personal en el teatro suizo. Y no es para menos: de su formación extrajo un sonido maravilloso, desgranando todo el cromatismo de la obra y alcanzando altas cotas artísticas en los momentos instrumentales y corales. García Alarcón también supo escoger con gran sabiduría un elenco vocal de gran consistencia, encabezado por el tenor estadounidense Matthey Newlin (Atys), de gran calibre, entregado a un rol ya de por sí extenuante. A su lado, la Cibèle de la mezzosoprano italiana Giuseppina Bridelli, dotada de un instrumento voluptuoso y de una sólida técnica, conmovió en ese personaje divino pero cargado de humanidad, de bajas pasiones. Magnífica la soprano portuguesa Ana Quintans (Sangaride), quien brindó grandes dosis de emotividad durante sus intervenciones, y excelentes también los bajo-barítonos Andreas Wolf (Célénus) y Michael Mofidian (Idas / Phobétor / Songe funeste), que, junto al sólido reparto, conjugaron una noche portentosa, usublime. * Albert GARRIGA, corresponsal en Ginebra de OPERA ACTUAL
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