Perfecta síntesis rossiniana en el Principal

Palma

14 / 04 / 2022 - Bàrbara DURAN - Tiempo de lectura: 3 min

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stabatmater-rossini-principal-operaactual Director, coro, orquesta y solistas al final del concierto © Teatre Principal

Teatre Principal

Rossini: STABAT MATER

Concierto de Pasqua

Inma Hidalgo, Begoña Gómez, Antoni Aragón y Joan Miquel Muñoz. Acadèmia 1830. Cor del Teatre Principal de Palma. Dirección: Fernando Marina. 10 de abril de 2022.

Siempre es un riesgo interpretar una obra muy conocida en un formato de cámara, ya que puede quedar la sensación de una cierta debilidad acústica o bien la nostalgia por el sonido íntegro de la versión original. Los melómanos contemporáneos han oído versiones grabadas casi perfectas, y por ello es un reto apostar por la reducción camerística en una interpretación en directo.

Cabe decir que la versión de Linckelmann del Stabat Mater de Rossini ofrecida por la Academia 1830 y el Coro del Teatre Principal fue rotunda, y el arreglo consiguió una plenitud sonora que incluso sorprendió al público, porque la formación instrumental constaba de unas 16 cuerdas, un representante de cada instrumento de la familia de viento-madera (flauta, oboe, clarinete, fagot), una trompa y un percusionista. Esta orquesta esencial sintetizó las líneas maestras de la orquestación rossiniana sin que la paleta tímbrica sufriera ni se echara de menos una mayor potencia sonora.

Cabe destacar, en este sentido, la labor del director Fernando Marina, precisa y clara, pero sobre todo inteligente; manejó los efectivos con los cuales contaba de manera sabia y sin exigir extremos dinámicos que hubieran podido perjudicar la progresión sonora de la pieza; pero sí que exigió vigor y expresividad al coro. Un coro más tímido y titubeante en algunas entradas pero que creció progresivamente hasta conseguir una interpretación dramática y vigorosa en el Finale. El coro estable del Teatre Principal ha recuperado, estos últimos meses, la dirección de Francesc Bonnín.

"La potencia y seguridad con la que Inma Hidalgo proyecta la voz es importante en una obra que requiere elementos dramáticos en la interpretación"

Las cuatro voces del cuarteto solista, de características diferentes, podrían haber conducido, de entrada, a un cierto desequilibrio sonoro. La potencia y seguridad con la que Inma Hidalgo proyecta la voz es importante en una obra que requiere elementos dramáticos en la interpretación; su presencia vocal desafiaba en algunos momentos el timbre más empastado de los otros solistas. La corrección interpretativa de Antoni Aragón es uno de sus valores como intérprete; cabe destacar que la mezzosoprano Begoña Gómez –que cantó la cavatina en principio asignada a la soprano– y el barítono Joan Miquel Muñoz mostraron calidez y expresividad vocal.

Pero fue en el Quartetto a solo donde los solistas encontraron un equilibrio delicioso, uno de los momentos del Stabat que destacó por ese balance exquisito entre expresividad y musicalidad, de gran plenitud tímbrica. El Finale hizo justicia a una música que Rossini rehízo en 1842 después de un primer estreno en Madrid, en 1833. Marina repitió, como bis, este Finale, con un coro concentrado en el dramatismo rossiniano de un concierto que su director e intérpretes quisieron dedicar a todas las madres y criaturas dolientes de un mundo difícil y comprometido. El texto y dramatismo del Stabat Mater no deja de ser, en todo caso, extremadamente contemporáneo.  * Bàrbara DURAN, corresponsal en Palma de ÓPERA ACTUAL