Sevilla: Un nuevo 'Don Pasquale' para un nuevo Maestranza

16 / 10 / 2019 - Ismael G. CABRAL - Tiempo de lectura: 3 min

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Maestranza Pasquale Sara Blanch © Teatro de La Maestranza / Guillermo MENDO
Maestranza Pasquale El 'cast' protagonista en una escena de la ópera © Teatro de La Maestranza / Guillermo MENDO
Maestranza Pasquale Una imagen de la producción de Laurent Pelly que inauguró el Teatro © Teatro de La Maestranza / Guillermo MENDO

Teatro de La Maestranza

Donizetti: DON PASQUALE

Inauguración de la temporada

Carlos Chausson, Joan Martín-Royo, Anicio Zorzi, Sara Blanch, Francisco Escala. Dirección: Corrado Rovaris. Dirección de escena: Laurent Pelly. 12 de octubre de 2019.

De acuerdo que, sobre el papel, no parece Don Pasquale la obra más idónea para inaugurar un tiempo nuevo en un teatro de ópera. Pero el Teatro de La Maestranza tiene por delante múltiples retos, y estos no solo han de venir de la mano de la renovación del repertorio; también, y muy importante, de la apuesta por concepciones escénicas más conectadas con los tiempos actuales.

"Si el libreto que se ofrece es tan anacrónico y difícil de comunicar al espectador del siglo XXI se deben dar alas a los 'registas' para que rehagan conceptualmente ciertas formulaciones"

Y, en esto, la conocida propuesta de Laurent Pelly es ejemplar. Es difícil imaginar cuántas producciones pésimas tiene que haber en el mercado de un título como este. La respuesta del público fue unánime. Hacía mucho que no se salía de este coliseo con la rotunda sensación de haber visto buen teatro. Ha sido el mismo Pelly quien ha trabajado en Sevilla la reposición, y esto se ha notado en la perfección actoral de todos los implicados. No importa que el francés se tome algunas licencias y haga parecer a Norina/Sofronia como una auténtica femme fatale más atenta al vino y al despilfarro que a su relación romántica con Ernesto; ni siquiera que se llegue a sentir un cierto pellizco dramático por el maltrato al que es sometido Don Pasquale.

Si el libreto que se ofrece es tan anacrónico y difícil de comunicar al espectador del siglo XXI, se deben dar alas a los registas para que rehagan conceptualmente ciertas formulaciones. Pero si a nivel escénico y teatral el espectáculo convenció incluso al más agnóstico donizettiano, no fue menor la lección canora.

Carlos Chausson es Don Pasquale: tal es la maestría con la que interpreta un personaje que lleva casi medio siglo defendiendo. Su voz se mantiene en un estado de sobresaliente madurez, con una proyección imponente, un canto sillabato de manual y una sorprendente capacidad para dotar de credibilidad a un personaje que, en sí mismo, es una astracanada. Tuvo en Joan Martín-Royo a un formidable compañero de reparto con el que trazó estupendos dúos en el que ambas voces serpentearon sin cubrirse nunca.

Desde su primera intervención Sara Blanch compuso la mejor Norina posible, con un timbre afilado y de agudos luminosos, pero también con una voz bien centrada, estable, muy segura, ya desde la cabaletta del primer acto. Al tenor(ino) Anicio Zorzi (que anunció antes de la función que estaba enfermo) le costó en cambio alzar el vuelo, con una voz tendente al engolamiento y plana. Francisco Escala cumplió con su pequeña intervención, al igual que el Coro del Maestranza, que realizó un simpático y esmerado trabajo coreográfico. En el podio Corrado Rovaris condujo con convicción y personalidad a la Sinfónica de Sevilla a pesar de algunos puntuales excesos que complicaron algunas intervenciones tanto de Blanch como de Chausson; imprimió un ritmo ágil y explotó las melodías sin detenerse demasiado.