CRÍTICAS
NACIONAL
Sencillez y pundonor con Puccini
Irún
Asociación Lírica Luis Mariano
Puccini: LA BOHÈME
Marta Leung, Rino Matafù, Stela Dicusara, César San Martín, Park Kwangsik, Juan Laborería, Isidro Anaya, Iker Casares, Darío Maya, Aritz Emparan, Juan Luis García. Dirección musical: Aldo Salvagno. Dirección de escena: Alfonso de Filippis. Teatro Amaya, 22 de abril de 2023.
Acostumbrados a producciones lujosas y cantantes de relumbrón en las temporadas de los grandes teatros, se olvida que hay agrupaciones más modestas que, con cariño y respeto por el género, levantan espectáculos operísticos de calidad, y a pesar de los limitados recursos. Así, la Asociación Lírica Luis Mariano de Irún lleva 20 años ofreciendo producciones de ópera y zarzuela con buen hacer y mucha entrega, como demostraron el pasado fin de semana con dos funciones de la popular Bohème de Puccini.
Con una escenografía sin pretensiones, pero realista y funcional firmada por Roberto Punzi y Corrado Ribero, la buhardilla parisina del barrio latino tomó forma para acoger las desventuras del grupo de bohemios que protagonizan esta obra.
Una candorosa Mimì fue interpretada por la soprano Marta Leung, quien construyó el personaje sobre la base de una voz dulce y clara, musicalidad y correcto fraseo; muy sonora en ambos extremos de su tesitura, los graves, carnosos y timbrados, convencieron más que sus sobreagudos. En el aspecto interpretativo, su actuación fue creciendo a lo largo de la función, con un último acto muy inspirado. Rino Matafù fue el encargado de dar vida a Rodolfo con voz bien timbrada y sin exceso de metal, de registro central envidiable, en el agudo se percibió algo de empuje, pero el resultado general fue convincente. En todo caso, cierto envaramiento inicial hizo temer por su desempeño en el desarrollo de la obra y, aunque se repuso, su interpretación no consiguió transmitir toda la emoción esperada.
El otro personaje femenino de la obra, Musetta, cantado por Stela Dicusara, sorprendió por su cándido color, más claro y ligero que el de Mimì; con menos proyección que el resto del reparto, compensó su actuación con grandes dosis de histrionismo. Estupendo el barítono César San Martín en su papel de Marcello: el madrileño hizo gala de una voz bien timbrada, sólida y de hermosa línea de canto, a la que merecerá la pena seguir la pista. El bajo Park Kwangsik como Colline cantó con voz oscura y algo pesada, manteniéndose en un plano discreto, pero en el último cuadro brilló con su emotiva aria. El papel de Schaunard fue encarnado con frescura y presencia escénica por el joven barítono Juan Laborería, con voz franca de fácil emisión.
Isidro Anaya, en su doble rol de Benoît y Alcindoro, mostró una voz dúctil y buena vis cómica. Iker Casares, Darío Maya, Aritz Enparan y Juan Luis García apuntaron soltura y buenas voces en sus breves apariciones. En esta línea, es imprescindible destacar la participación de la pequeña Elena Aramburu que, pese a su tierna edad, cantó con proyección y desparpajo.
Muy bien el coro infantil Ametsa-Txiki y el Coro Luis Mariano, cuyos miembros se vieron resueltos en escena, ajustados en tempi y equilibrados. Lástima que las reducidas dimensiones del teatro limitaran la acertada labor del regista Alfonso de Filippis. Y, si abigarrada estaba la escena, aún más lo estuvo el foso del Teatro Amaya con los músicos de la Orquesta Luis Mariano encajados como en un tetris. Faltaron transparencia en los planos sonoros y fraseo, y la dirección musical de Aldo Salvagno estuvo más pendiente de lo que sucedía sobre las tablas. * Nora FRANCO MADARIAGA, corresponsal en el País Vasco de ÓPERA ACTUAL