Sencillez y calidad en 'Il barbiere' de FOC

Sabadell

25 / 10 / 2021 - Marcelo CERVELLÓ - Tiempo de lectura: 3 min

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barbiere-foc-sabadell-operaactual (1) César San Martín, junto a Pablo Martínez (Almaviva) y Carmen Romeu (Rosina) © FOC / Antoni BOFILL
barbiere-foc-sabadell-operaactual (1) Una escena de la producción de Pau Monterde © FOC / Antoni BOFILL
barbiere-foc-sabadell-operaactual (1) Fernando Álvarez como Bartolo y César San Martín como Figaro © FOC / Antoni BOFILL

Fundació Òpera a Catalunya

Rossini: IL BARBIERE DI SIVIGLIA

Nueva producción

César San Martín, Carmen Romeu, Fernando Álvarez, Pablo Martínez, Jeroboám Tejera, Eugènia Montenegro. Dirección musical: Daniel Gil de Tejada. Dirección de escena: Pau Monterde. Teatre La Faràndula, 24 de octubre de 2021.

La ópera maestra de Rossini, Il barbiere di Siviglia, era un título habitual en el repertorio de la AAOS y faltaba de sus escenarios desde hacía 10 años. En esta ocasión la Fundació Òpera a Catalunya la ha ofrecido confiada al colaborador más conspicuo de la entidad, Pau Monterde, quien prefirió esta vez no buscarse problemas –que sigue siendo la mejor forma de no procurárselos a los demás– y ceñir su dramaturgia a la búsqueda del detalle pertinente y al ritmo teatral del espectáculo, evitando los expedientes de mal gusto –aunque pudo sobrar el bofetón de Don Bartolo a su pupila en el primer acto– y descartar todo tipo de payasadas innecesarias, asistido en ese objetivo por el creíble vestuario de Montse Figueras y la sencilla per bien dispuesta escenografía giratoria de Elisasbet Castells. Escenificó muy bien la escena del biglietto e insinuó con un breve apunte musical en pianissimo el tema de la calumnia en el diálogo entre el tutor y el supuesto alumno de Don Basilio. Un buen trabajo.

"Brilló al lado del Figaro de César San Martín la Rosina de Carmen Romeu, perfecta en su papel de una Rosina menos gazmoña de lo habitual y manejando una voz de grato timbre"

Daniel Gil de Tejada aportó sentido y pulcritud a su tarea al frente de las maestranzas vallesanas y tras una obertura algo borrosa diseñó una buena línea orquestal, recuperando algunos cortes –no el de «Cessa di più resistere», lamentablemente– y asegurando la feliz homogeneidad del siempre problemático finale primo. Orquesta y coros hicieron bien su trabajo.

Entre los solistas vocales deslumbró el Figaro de César San Martín, dueño de una impostación perfecta, con una extensión notable y una verve actoral de muchos quilates. Brilló a su lado la Rosina de Carmen Romeu, perfecta en su papel de una pupila menos gazmoña de lo habitual y manejando una voz de grato timbre, aunque ocasionalmente strillante en los agudos emitidos en forte. A Pablo Martínez solo le faltó una pizca más de elegancia en el fraseo para ser un Almaviva sin mácula; el tenor vistió con propiedad sus dos disfraces y hubiera cantado sin problemas su aria del segundo acto de haberse incluido. Muy sobrio en los efectos cómicos y muy bien cantado el Basilio de Jeroboám Tejera y fácil con el trabalenguas el sonoro Bartolo de Fernando Álvarez. Eugènia Montenegro se hizo aplaudir con justicia en el aria del sorbetto de Berta.  * Marcelo CERVELLÓ, corresponsal de ÓPERA ACTUAL en Barcelona